CAPITULO 0 Mi día a día.

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---Hiroki---

Mi nombre es Kamijou Hiroki, tengo 15 años y soy el cuarto príncipe del reino Castilla, mis padres murieron cuando yo tenía 10 años dejando a cargo a mi hermano mayor Kaoru, quien ha llevado el reino con buena mano, siendo justo con todas las personas.

Tengo otros hermanos mayores, Itsuki y Kano ambos se llevan un año de diferencia, Kaoru tiene 20 años, Itsuki 18 y Kano 17, yo soy el más pequeño y consentido solo por Kaoru.

Mis otros hermanos casi no conviven mucho conmigo, soy más aislado y no me dirigen la palabra, pero eso no es de mi interés ya que soy feliz con el cariño de Kaoru.

Además tengo a mi mejor amigo, que es mi sirviente pero no me gusta tratarlo como uno, su nombre es Takatsuki Shinobu tiene 13 años y siempre me anda cuidando y protegiendo de los demás, incluso cuando mis hermanos hacen bromas acerca de mí Shinobu me defiende.

Tengo una gran familia, me gusta estar con ellos, aunque lo que yo más quiero y deseo es poder salir de este reino y vivir aventuras en otros lados, viajar, ser libre de responsabilidades, creo que sería muy divertido.

A veces mi hermano Kaoru me cuenta historia de piratas, los cuales viajan por todo el mundo, saqueando miles de barcos, a pesar de que su vida es mala, me llama la atención, me gustaría poder sentirme libre como ellos.

-Amo Hiroki. –comento Shinobu.
-¿Qué sucede? –lo mire.
-El príncipe Kaoru lo busca. –comento.
-¿Otra vez lo mismo? –bufe.
-Sí, es otro pretendiente que viene a cortejarlo. –me miro.
-Ya no quiero más cortejos. –suspire- me aburren tanto, además aún soy muy joven para pensar en matrimonio.
-Lo sé pero ya sabes como son, además su hermano mayor lo apoya mucho.
-Shinobu deja de tratarme con propiedad, eres mi amigo y mi confidente, puedes hablarme de tú.
-Pero eres un príncipe.
-¿VES? –me queje- a eso me refiero, esto cansa.
-Así es su vida príncipe.
-Supongo...

A veces me pregunto porque nací doncel, desde hace un año cada semana viene al palacio un hombre a pedir mi mano en matrimonio, ya que no hay muchos donceles en este mundo, somos pocos los "afortunados" en poder procrear vida, uno de ellos es Shinobu, pero él apenas es un niño, no es como si yo fuera un adulto.

Es lindo saber que puedo traer un hijo al mundo, pero no me gusta cuando aprovechados y con cara de buenos se paran ante mí pidiéndome una cita o ser su esposo, lo detesto, no me gusta.

Yo prefiero enamorarme de la persona indicada y demostrarle todo mi amor, entregarme a él porque ambos lo sentimos, porque nos amamos y queremos estar juntos para siempre...

¿Es mucho pedir?

Al llegar a la sala principal encontré a mi hermano charlar con un hombre más alto que yo, pelo negro peinado hacia atrás, traía puesto unos guantes y en su mano un sombrero, en cuanto me vieron se levantaron.

-Buenos días. –salude.
-Buenos días. –respondieron ambos.
-Hermano, él es el Vizconde Francis de Dinamarca. –comento señalándolo.
-Un placer conocer al joven príncipe. –se acercó a mí tomo mi mano y la beso.
-LO mismo digo. –sonreí forzadamente.
-Bueno los dejaré unos momentos. –sonrió mi hermano revolviendo mis cabellos y saliendo de la sala.

-Hiroki-kun me gustaría poder charlar un poco contigo y conocerte mejor. –me ofreció su brazo para que lo tomara pero yo coloque mis manos tras mi espalda y comencé a caminar.
-Claro. –suspire.

Caminamos por los jardines mientras me platicaba acerca de sus logros, las posesiones que tenía, la vida que podría darme si me casaba con él, la cantidad de personas que tenía tras él, sus habilidades y fortaleza...

Esas son cosas que me aburren, odio a los tipos que solo viene a presumir y creen que con tan solo mencionar su poder y dinero alguien puede caer ante sus brazos, pero se equivoca conmigo, a mí no me importan los tesoros.

-Hiroki. –tomo mi mano.
-¿Sí?
-Desde el primer momento que te vi quede cautivado por tu belleza, por tu tranquilidad, es por eso que te pido que te cases conmigo. –me mostro un anillo.
-Lo siento Vizconde, -le quite mi mano- pero no me interesa su propuesta.
-¿Por qué no? Si soy lo mejor que podrías encontrar.
-Usted no es lo que busco. –me levante de la banca.
-Hiroki yo...
-En verdad le agradezco su oferta, pero no gracias.

Camine de vuelta al palacio algo fastidiado.

-¿Un rechazado más? –pregunto Kaoru.
-Sí, -suspire- hermano deberías de negar a mis pretendientes.
-No puedo hacerlo, es algo descortés de mi parte, por eso tú los debes rechazar.
-Pero ya no quiero más.
-Te entiendo Hiroki, pero sabes que seguirán apareciendo hasta que tú te decidas por uno.
-Yo...
-Sé qué crees en el amor y yo haré lo imposible para que encuentres a tu otra mitad. –me abrazo.
-Gracias hermano.
-Como siempre el pequeño príncipe que cree en cuentos de hadas. –suspiro Itsuki.
-Algún día tendrá que madurar. –se quejó Kano.
-Chicos ya dejen en paz a Hiroki. –pidió Kaoru.
-Iré a mi habitación. –comente.

Subí las escaleras y entré, vi a Shinobu recoger mi ropa y guardarla en cajones.

-Deberías de dejar hacer eso. –comente.
-Sabes príncipe hay buenas noticias.
-¿Qué cosa?
-Mañana viajaremos al reino del sur a visitar a su tío.
-Genial, por fin saldremos de aquí un rato, que felicidad.



---Nowaki---

Hay veces que odio la situación en la que estoy, ser un vil y grotesco pirata como muchos me han llamado, nadie sabe mi nombre, soy conocido como el "Antillano" porque vengo de las islas Antillas, situadas entre el océano Atlántico y el mar Caribe.

Me llamo Kusama Nowaki, tenía 15 años cuando tuve que convertirme en un pirata para poder sobrevivir día con día, ya que se me acuso de la muerte de mi madre, y tuve que huir con ayuda de mi padrino, mi padre murió hace muchos años, y mi madre se volvió a casar con otro hombre, un vil duque que nunca la amo.

Estoy seguro que ese hombre la mato sin piedad alguna, solo pro quedarse con su título de rey, no he sabido nada de ellos desde hace 5 años.

Ahora tengo 20 años y en este tiempo tuve que convertirme en un pirata para juntar las pruebas necesarias en contra de ese hombre, pero jamás las encontré, no tengo nada.

Tengo un hermanastro de nombre Havi ya debe tener 23 años, él siempre estaba a mi lado, pero no sé si me odie por lo que supuestamente paso.

Esto me fastidia tanto, dejar mi hogar solo porque un loco lleno de envidia quería apoderarse del poder, dinero y títulos.

Mi padrino me ha apoyado en todo lo que puede, incluso me ayudo para adquirir el barco que tengo, al cual llame Osiris, amo este barco porque he vivido muchas historias con él, desde atracar otros barcos que llevan dinero que no les corresponde.

Cuento con 10 hombres que me siguen a todos lados, más a parte a mis dos mejores amigos y más grandes confidente.

Miyagi You, lo conocí en una cantina, tal parece que no ha tenido suerte en el amor y se acuesta con la primer mujer que se le cruza enfrente. Afortunadamente es serio en cuanto a su trabajo, y es muy responsable. Por eso lo convertí en mi mano derecha, quien da las órdenes cuando no estoy presente.

Isaka Ryu, un hombre que no cree en el amor, solo le interesa descubrir nuevos mundo, llegar donde jamás nadie ha estado, es el navegante de mi barco quien nos dice que rutas nos conviene más ir y por donde se encuentran los botines.

A pesar de todo, me siento feliz como estoy, es como mi familia a la cual yo respetaré y cuidaré, haré pagar a todos los riquillos que le roban a los más necesitados, haré justicia por mi propia mano, no importa sino encuentro las pruebas de mi inocencia...

Desde ese me convertí en el Antillano, y seguiré así hasta recuperar lo que me pertenece, sea bueno o malo no cederé a la maldad.

-Antillano, ¿no vendrá con nosotros? –comento uno de mis tripulantes.
-No, vayan ustedes.
-¿Acaso no te interesa satisfacer tus necesidades como hombre? –sonrió Miyagi.
-Estoy muy bien como estoy. –lo mire.
-Sí tú lo dices, -se carcajeo- yo iré a ver a algunas damiselas.
-No regreses tarde. –comente mirando el mapa.
-No pidas imposibles.

Después de un rato la mayoría de mis hombres se marcharon al burdel más cercano, yo me quede sentado cerca del timón y mire a Ryu recargado en la vela.

-¿Qué haces? –pregunte.
-Nada, -suspiro- solo trazo la ruta de mañana.
-¿Enserio?
-Sí, tal parece que un barco saldrá del reino de Castilla, supongo que habrá un botín muy jugoso.
-Eso espero, -lo mire- ¿a qué hora zarparemos?
-En cuanto se ponga el sol, es una buena hora.
-Gracias por tu duro trabajo Ryu.
-NO tiene que agradecerlo, usted es mi capitán. –comento.
-¿Qué ha pasado con Franco? –lo mire.
-¿Habla del gitano?
-Sí, ¿no era tú pareja?
-Jeje, no para nada. –se sonrojo.
-¿Seguro? –reí.
-S-Soló nos besamos un par de veces, él me dijo que no quería estar al lado de un ladrón como yo.
-Ese tipo... -gruñí.
-Era de esperarse, -sonrió a medias- soy un pirata.
-Pero...
-No se preocupe, no es como si me hubiera enamorado de él.
-Pero...
-¿Y tú Antillano?
-¿Qué ocurre?
-¿No te has enamorado de alguien?
-No, -suspire- espero poder encontrar a la persona que haga latir mi corazón y que desee proteger con todas mis fuerzas.
-Seguramente será así. –rio.
-Aunque lo dudo mucho...





El destino estaba preparando que dos personas se encontraran para que compartieran un mismo sentimiento, aunque... no todo sería tan maravilloso como lo pintan...

Alma de Piratas (Nowaki x Hiroki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora