Capitulo 11

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¿Viste el rostro de Colín?- pregunto una morena a su rubia amiga, esta tenia la vista fija por donde momentos antes salió un rubio.

-Si, es muy extraño,....a no ser que...- lo ultimo lo dijo en casi un susurro, la morena solo la miro raro – Esta tan extraño como tu- reclamo a la ojiverde llamando la atención de esta, la rubia le sonrió pidiendo disculpas.

Con la vista fija en la puerta abierta vio pasar rápidamente al rubio, se debatía internamente si ir detrás o quedarse; un pelinaranja pasó corriendo delante de la carpeta y salió del salón tomando la dirección en que se dirigió el rubio.

Adrianne se levanto ante la mirada molesta de su amiga – Te acompaño- dijo la morena parándose también- No Nina, está bien, no te preocupes ¿Si?- pregunto mirando suplicante a su amiga, esta solo suspiro y se sentó de vuelta colocándose sus audífonos para escuchar música.



Había tomado asiento frente al director y al profesor François, movía los pulgares nerviosamente, no entendía por qué la habían hecho quedar, ¿acaso hice algo malo?, pensó preocupada, los hombre canoso y bigotudo saco unos papeles de uno de sus cajones.

-No ponga esa cara señorita Kurtzberg, la hicimos quedar para infórmale algo de suma importancia y beneficioso para usted- ahora si estaba más confundida, ¿Beneficioso?, arqueo la ceja mirando a los hombre frente a ella, estos tenían la cara de felicidad.

-Ha sido casi admitida en la prestigiosa Universidad de Artes de Paris- la mujer quedo quita por varios segundo, su rostro no expresaba nada, poco a poco abrió la boca lentamente junto con los ojos, los hombre aumentaron las sonrisas que tenían en el rostro.

- Y-yo... artes... uni-univer-sidad- hablo finalmente, los hombre rieron levemente, su maestro se le acerco con unos papeles y los puso frente a ella, está bajo la mirada, comenzó a leer el contenido de los documentos, su respiración se agito levemente, los ojos aguamarina empezaron a humedecerse, releyó los documentos unas cuantas veces, al fin levanto el rostro encarando a los mayores.

-Gracias- dijo con una sonrisa enorme, el rostro de la pelirroja expresaba una gratitud infinita, sus ojos brillaban con alegría pura, apretó los papeles contra su pecho.

-No tiene que agradecernos, en todo caso, agradézcase a usted misma- hablo el director conmovido por la reacción de la muchacha.

-Su padre está orgulloso, nosotros también- menciono su profesor, una lagrimas se le escaparon cuando mencionaron a su padre, se sobo los ojos, no quería llorar, se sentía tan feliz.

-¿Ha-hablaron con mi papá?- pregunto con la voz entrecortada, los hombres le sonrieron y asistieron – Nos tomamos ese privilegio, su padre grito de alegría al darle la noticia- lo ultimo lo dijo riendo el bigotudo.

La pelirroja bajo la mirada sonriendo cálidamente apretando aun mas los papeles contra el cálido pecho, alzo la mirada hacia los dos mayores - ¿Me pueden dar un abrazo?- dijo sin tartamudear, los hombre se sorprendieron, se sonrojaron levemente pero comprendieron, la pelirroja necesitaba en ese momento una imagen paterna con ella ya que el verdadero estaba lejos, se acercaron a la pelirroja y la rodearon, esta dejo derramar unas cuantas lagrimas de felicidad correspondiendo a los mayores, después de un momento se separaron.

-Solo tendrá que tomar un examen dentro de tres meses- hablo el director, Nathaly asintió decidida – Solo son meras formalidades, sabemos que lo aprobara, pero, aun así siga esforzándose como hasta ahora- termino el canoso, la pelirroja asintió de nuevo, su mirada había cambiado, nunca se había sentido más segura – Recuerde que solo queda seis meses para que usted y sus compañero pasen a la vida universitaria- anuncio su profesor – Nunca dejes de esforzarte Nathaly- los hombre conocían a la pelirroja desde los doce años, cuando recién ingreso, se veía tan temerosa e indecisa, sin embargo ahora, la joven que estaba ante ellos, sonreía confiadamente mostrando determinación en sus ojos, es tiempo pasa y las personas se transforman junto con él.

-Puede ir a casa señorita Kurtzberg, descanse- la pelirroja se levanto de su asiento se despidió y agradeció nuevamente a los hombres, entro como una Nathaly temerosa, pero ahora, a punto de salir, sentía más confianza en sí misma.



Escondida para que no la vieran, escuchaba atenta la conversación entre un pelinaranja y un magullado rubio.

-Ya te dije que aquí no- espeto molesto el rubio al "pesado" de su amigo- si tanto quieres saber ven a mi casa por la tarde- dijo empezando a caminar siendo seguido por el de lentes, la rubia al ver que avanzaban los siguió sigilosamente, después de todo tenia cualidades gatunas.

-¿Cómo a qué hora?- pregunto el de lentes, al ojiazul pareció meditar por un momento- Eso de las cuatro, si vienes más tarde no te dejare pasar- amenazo, el pelinaranja asintió acostumbrado a actitud defensiva que tomaba su amigo.

El rubio avanzo a paso largo hacia la salida, su amigo solo observo mientras desaparecía, la rubia al ver que ya se había marcha decido regresar a su aula, ya casi era hora del segundo bloque.

-Con que las cuatro, eh- se dijo así mimas sonriendo solo como Chat Noir sabía hacerlo.



Un par miraba impaciente la puerta de la dirección, hace veinte minutos que un rubio se choco con ellos y prácticamente los ignoro, ya se estaban cansando de esperar a la pelirroja.

-¡Mario la puerta se abre!- anuncio el castaño aun pensativo ojiazul, observaron cómo se acercaba un sonriente pelirroja.

-Hagamos como si nos chocáramos- propuso el azabache, su amigo bufo por lo bajo antes los planes infantiles de su amigo, pero al final asintió, salieron de su escondite y caminaron hacia la muchacha asiéndose los desentendidos, el ojimiel empujo al Mario haciendo que "chocara accidentalmente" con la muchachita, antes que impactaran el azabache tomo a la pelirroja por los hombros llamando la atención de esta.

-Hola Nath- saludo animado el chino-francés, el sonrojo de la mujercita aumento al ver que este la tenia sostenida de los hombros.

-Oye no la aprietes- inmediatamente el azabache soltó su agarre del delgado cuerpo, un leve sonrojo se apodero de sus mejillas pálidas – Hola Nath- hablo el ojimiel riendo internamente por la torpeza de su amigo.

-Ho-hola Mario, Aly- respondió finalmente la pelirroja, por alguna extraña razón su tartamudeo era menor ahora.

-Queríamos saber porque- el azabache callo de pronto al ver las marcas en el sonrojado rostro de la muchacha, su amigo también examino el rostro de esta, la pelirroja se revolvió incomoda ante las mirada de ambos jóvenes, ya lo notaron, pensó lo obvio.

-Nathaly podría...- antes que la de ojos agua marina pudiera hablar o siquiera poner resistencia el azabache ya se había acercado peligrosamente a su rostro, con su mano le levanto el flequillo mostrando su marca más llamativa, este abrió los ojos sustado y preocupado, la pelirroja quito la mano y se aparto bruscamente del azabache, el ojiazul no supo porque pero un sentimiento de culpa se instauro en su interior.

Masoquistas (Nathloe) -GB - Miraculous LadybugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora