Capitulo 4

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Aun no lo podía creer, el chico de sus sueños la había acompañado hasta su hogar, habían caminado juntos, juntos, ¡juntos! , y para rematarlo se despidió de ella con un beso en su mejilla; sus labios estaban cálidos y suaves, creía que moriría cuando el joven se inclino para despedirse, la temperatura de su rostro llego al tope, quedo completamente petrificada viéndolo marcharse mientras agitaba su mano diciéndole "te veo el lunes", agradecía internamente a Dios, buda, a la madre tierra, a todos los seres divinos por darle tal regalo.

Se envolvió en con su toalla, escurrió su largo cabello rojizo, lo envolvió en otra toalla más pequeña y salió de la ducha, termino de secar su cuerpo y se miro al espejo de cuerpo entero. Era bajita comparada con la mayoría de chicas de su institución, su rostro redondeado perfilado en el mentón no era desagradable a la vista, su cuerpo "escuálido" como solía calificarlo, una de las cosas que más le desagradaba de su cuerpo era su llamativo busto y lo otro era su horrible cabello de kétchup, ¿Qué de atractivo podía tener unos cabellos de menstruación?

No se podía comparar a la hermosa Agreste, alta y esbelta, con medidas perfectas, sedosa cabellera rubia, piel bronceada y esos grandes y destellantes ojos esmeralda. Pero eso no era lo único, la rubia era una persona muy amable, incluso con el insoportable e "intimidante" del Bourgeois, aparte de dominar el chino mandarín, practicar esgrima y ser una de las modelos más cotizadas de Paris, en resumen era "perfecta".

-Ya deja de pensar tonterías Kurtzberg- término de cambiarse y se dirigió a la planta superior de su casa entrando en una pequeña habitación, se saco la toalla de la cabeza y empezó a revolvérselo con la misma para que el secado sea más rápido luego se dirigió a la gran ventana del la habitación y colgó la toalla en esta para que se secara.

-Esta tan tranquilo- hablo para sí misma observaba el hermoso atardecer de la ciudad parisina, sus ojos agua marina devoraban el paisaje frente a ella – Necesito plasmarlo.

Armo su caballete y coloco un lienzo limpio, destapo sus pinturas y las vertió en su paleta, preparo sus pinceles y dejo que la magia surja.

Toda la vida había pintado, bueno desde que ella tenía memoria de sus acciones, era liberador y le encantaba hacerlo, podía un día entero pintando y sentiría que solo fue un instante.

Ese atardecer era perfecto, los colores dorados que bañaban la cuidad con destello rojizos y naranjas, era simplemente hermoso, pero no tanto como el momento que vivió al medio día, aun podía sentir el tacto ardiente del Dupain, él para ella era perfecto, su torneado rostro masculino, sus hermosos ojos azules, su cabello azabache, su respingada nariz, sus labios ¡oh Dios! sus labios, cuantas veces se despertaba agitada y roja de vergüenza por un sueño donde esos labios ultrajaban los suyos, ¡por todas las artes!, era una pervertida al soñar y pensar eso, pero no podía evitarlo, era más fuerte que ella.

Soltó un sonoro suspiro, si tan solo fuera un poquito más como Adrianne quizá tendría la oportunidad que Mario la mirara como mujer y no como una simple compañera. Solo eso una "simple compañera" , sabía que él hubiera preferido mil veces acompañar a la rubia que a ella, el solo era amable, igual que con los demás.

Detuvo el pincel, observo la pintura sin terminar, sus ojos se llenaron de lagrimas al saber que nunca seria correspondida a pesar que ella sería capaz de dar su vida por él, se sentía tonta y ridícula. Trago el bolo que se le empezaba a formar en la garganta y se limpio los ojos, continuo con su actividad y decidió pensar en cosas bonitas y buenas, pero al final siempre terminaba pensando en el chino-francés, en sus facciones, cuando estaba feliz, triste, emociona o enojado. Ahora que lo pensaba bien las ocasiones en que lo veía enojado era a causa del desagradable rubio, no entendía como el soberbio joven podía dormir en las noches con todo el desagrado y odio que mostraba la mayoría de personas hacia él, no lograba concebir como se levantaba en las mañanas solo para hacer daño a sus compañeros; aun recordaba el día en que se burlo de sus dibujos en donde ella era una  superheroina y los rompió delante de todo el salón, por su culpa fue poseída por un ser maligno; perdió la memoria y solo recordaba a Lorbug y Chat Noir chocando puños delante de ella.

Masoquistas (Nathloe) -GB - Miraculous LadybugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora