TERCER ARCO

2.3K 236 45
                                    

CAPITULO 31


Bajaron de la limosina casi arrastrando el tembloroso cuerpo del rubio que murmuraba incoherencias, el alcalde había pedido expresamente que llevaran a su hijo al hotel, quería tenerlo con él por tal razón había llamado al mejor médico que había en Paris cuando le dieron a noticia que encontraron a su primogénito inconsciente junto a una asustada pelirroja que casi moría de hipotermia, su rostro se descompuso al verlo entrar en tal estado, corrió desesperado a su encuentro, vocifero por ayuda y que lo llevaran a su habitación que el médico no tardaría en llegar, pudo distinguir el cuerpo tembloso de Nathaly que se abrazaba a si misma detrás de los dos hombre que llevaban a su hijo hacía en ascensor, la tomo de los hombros y la arrastro junto con él, estaba muy húmeda y fría, se quitó el elegante saco colocándoselo en los hombros, esta le sonrió levemente y volteo nuevamente la vista hacia su hijo, tenía los ojos llorosos y el rostro descompuesto en preocupación.

-¡Abran la puerta!- de inmediato el maestro de llaves abrió la puerta de madera dando paso al interior del cuarto de rubio, lo colocaron en un sillón, el ojiazul abrió los ojos, miraba a todos lados para volver a cerrarlos y respirar agitadamente.

-¡Que esperan quítenle esa ropa húmeda!- unas mucamas que habían venido desde la primera planta preocupadas por el señorito se acercaron de prisa con una toallas y comenzaron a desvestirlo dejándolo solo en sus bóxeres azules, si Nathaly hubiera estado en sus cinco sentidos lo más seguro era que saldría corriendo de la vergüenza o se desmallaría ahí mismo, pero lo que menos que interesaba ahora era ver el cuerpo casi desnudo de rubio, ella quería ver bien con sus palabras fastidiosas pero sano, no en ese estado. Una mucama al ver los temblores y los ojos llorosos de la pelirroja se acercó con una toalla y se la entrego, Nathaly salió de sus pensamiento y le agradeció, la hicieron pasar al cuarto de baño del rubio para que pueda cambiarse, ¿Por qué me sucede esto?, se abrazó a si misma dejando la toalla sobre el lujoso lavabo, se miró al espejo, estaba hecha un desastre, la piel muy pálida por el frio a excepción de su nariz y ojos que se encontraban hinchados, la blusa traslucía se brasier, su cabello era un desastre total, se desvistió lo más rápido que pudo, agradeció a lo más sagrado que sus bragas no se hallan estropeado con la lluvia torrencial que la baño por completo, escurrió su melena rojiza y la revolvió con la toalla, los muscules le comenzaban a doler y los ojos le ardían, ¿Qué le sucedió?, se preguntaba al recordar el súbito desmayo del rubio, seguido de esto sus mejillas se pintaron de carmesí al recordar la sensación agradable que le ofrecieron los labios masculino, se llevó los dedos a los labios a la vez que cerraba los ojos, sonrió tristemente, su primer beso había sido con quien nunca se había imaginado, ¿Por qué lo hizo?, no hallaba la respuesta, sabía que el rubio estaba enamorado de la Agreste, Tal vez fue solo un impulso, se sacó el brasier húmedo a la vez que terminaba de secarse le cuerpo con la toalla, Además no debe ser la primera vez que lo hace, una extraña desilusión y mal sabor se instauro en su ser, ¿Por qué se sentía así?¿Se suponía que ella estaba enamorada de Mario?, entonces, ¿Por qué no le agradaba imaginarse al rubio besando los labios de otra mujer?,¿Es que acaso lo veía de una forma no amical?, el sonido de la puerta la saco de sus pensamientos, una mucama le traía ropa limpia, la joven se sonrojo al ver el cuerpo descubierto de la pelirroja que recibió las prendas -¡Lo...lo siento!- se disculpó torpemente a la vez que la Kurtzberg se cubría los pechos desesperada, cerró la puerta fuertemente y procedió a colocarse el polo manga larga y el buso de algodón, era un conjunto granate muy grande para ella, sin embargo comenzó a calentarse rápidamente, salió descalza del baño tratando de alivianar los confusos pensamientos.

-¿Por qué tarda tanto?- se topó con un impaciente André gritándole a dos mayordomos que marcaban ansiosos en los teléfonos, se acercó sigilosa a la cama donde reposaba el rubio ahora con ropas secas y limpias, su respiración era agitada, balbuceaba palabras que no podía entender, poso una de sus manos sobre su frente, ¡Dios!¡Está ardiendo!, volteo la mirada preocupada al alcalde que caminaba de un lado a otro dando órdenes a diestra y siniestra, la pelirroja corrió de vuelta al baño y tomo una pequeña toalla, la humedeció y corrió de vuelta a la cama donde reposaba el ojiazul, la coloco sobre su frente ante la mirada atenta del alcalde.

Masoquistas (Nathloe) -GB - Miraculous LadybugDonde viven las historias. Descúbrelo ahora