Capitulo 2

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-¡Melissa! ¡Corre! ¡La reina de Inglaterra lanzo misiles llenos de perros mutantes y patitos de hule!- una niña rubia de ocho años corría por los pasillos de una gran mansión -¡Agáchate!- chilló tirándose de pancita al piso haciendo sonidos de explosiones con su boca mientras un pequeño perro de color blanco corría detrás de ella -¡el monstruo viene!- gritó hacia la muñeca que zarandeaba de un lado al otro volviendo a correr.

Patitos de color amarillo regados en todos los pasillos mientras ladridos y gritos de ella y aquel perro hacían eco en la gran casa. Hasta parecía que hubiera un ejército de niños ahí dentro pero no... era solo una pequeña niña de ocho años.

-¡Mataron al príncipe! ¡AHHHHHH!- dijo al ver que el pequeño perro mordía la cabeza de un muñeco mientras corría hacia su habitación -¡señor burro, mataron al príncipe!- lanzó sus peluches hacia todas partes formando un escudo con ellos -¡tú, no te acerques que tengo galletas y no dudare en usarlas!- mordió una mientras señalaba al perro que seguía acercándose -¡Melissa, vuelve aquí!- lanzó a la muñeca hacia el perro que... la tomó de la cabeza y se fue corriendo –oh... señor burro.- miró al peluche –otro soldado caído.- exageró llevando una de sus manos a su frente mientras hacia una expresión de tristeza.

-¡Nicole, baja a comer!- la voz de una de las amas de llaves hizo que esta se colocara de pie de manera rápida y saliera disparada hacia las escaleras para después llegar a la cocina en donde la esperaba su merienda; jugo de manzana y una porción de tarta de fresa.

-¿Puedo tener un pedazo más grande?- la rubia señalo el pastel.

-¿Qué tan grande, cariño?- aquella mujer la miró curiosa.

-Tooooodo el plato y no diré nada. Lo juro.-

-Me temo que no. Hoy solo comes la porción que tienes ahí. El señor se enfadara si se entera que comiste mucho pastel.-

-Lo acepto solo porque tengo hambre.- dijo –pero en mi opinión es muy pequeño.- le dio una gran mordida al pastel llenando sus mejillas del postre y parte del jugo.

Esta camino con las cosas en manos observando como a lo largo de las escaleras las demás empleadas se encontraban de pie en fila y otras ordenando o limpiando las cosas. Esta solo retomó su camino hacia su habitación dándose cuenta de que en el pasillo los patitos de hule habían sido recogidos por alguna de las chicas de limpieza por lo que le restó importancia y al llegar a su habitación esta siguió comiendo y jugando con sus juguetes, y hasta el perro que había aparecido de debajo de la cama ganándose mimos en la cabecita y uno que otro pedacito de galletas y pastel.

-¡Pam! ¡Te acabas de comer la última fresa! Eso no es justo, ¿sabes?- dijo fingiendo estar enojada –ya no te daré mas galletas.-

-¡Nicole! ¡El uniforme!- una de las sirvientas corrió aterrorizada a la habitación de aquella niña.

-Ups... olvide quitármelo.-

-Rápido, cariño. Al señor no le gustara ver que tan sucio esta. Se...-

-Se enojaría. Lo se.- esta tomó ropa limpia como pudo y se quitó el uniforme –perdone.-

-Muchas gracias, cariño.-

Todo sería mucho mejor si el señor de aquella casa no se enojaba. Así que hacer las cosas al pie de la letra era lo mejor para todos.

-Si entiendo todo. Las ventas han subido demasiado desde que renovamos nuestra forma de llegar al público.- este observo como su chofer lo conducía dentro de la mansión –enfócate en el público al que queremos llegar. Lo demás que no te interese. Estamos en el mar rojo Clarisa. No me interesa si perdemos dinero. Las ventas van a aumentar. Es solo cuestión de tiempo. Te hablo luego.-y con eso guardó su celular dentro de su saco mientras abría la puerta del auto por su cuenta.

Daddy Issues;; h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora