Jazmín:
Se podía decir que había aprendido mucho. Caronte me había ayudado a elegir las palabras adecuadas antes de pronunciarlas. Habíamos ensayado 1000 posibles conversaciones. Sabía que contestar y que decir en cada momento durante la charla con Hades.
-Volvemos a empezar-insistió.
-¿Otra vez? ¿No cansas nunca?-pregunté agotada.
Me ignoró y comenzó a actuar.
-Caronte, preséntame a tu invitada-empezó imitando la voz de Hades.
Ahora me tocaba estar callada.
-Señor, esta es Jazmín, un alma nueva que viene a unirse a las demás-dijo como él mismo.
Bufé cansada de tanta actuación y agaché la cabeza en señal de respeto.
-Interesante. La rebelde está aquí. Ante mí-(Hades)
Un silencio.🤐
-Espero que tu pequeña cabecita entienda por q he tenido que matarte-(Hades)
-Por supuesto señor. Lamento haber supuesto una amenaza-dije cabizbaja.😔
-Entenderás también que tenga que mandarte al infierno-(Hades)
Bufé. 🙄
-La verdad señor que no me apetece seguir fingiendo más. No entiendo nada y le odio. Fin-terminé.
Me senté en la barca deseando acabar de una vez con tanta tontería.
-Jazmín, eso no debías decirlo-dijo con frialdad mirándome.
-Lo sé, pero no quiero seguir con esto. Lo que salga, salió.
-Esto no va así. Tienes que esforzarte.
-Ya hemos practicado suficiente. Voy acabar liándome la cabeza con tanta palabra estúpida.
-Jazmín, esto no es un juego-me riñó.
-Oye la que debería estar preocupada soy yo. Así q no intercambies los papeles-solté de mal humor-No entiendo por q aquí el q mas en serio se lo toma eres tú.
-La verdad que yo tampoco-replicó-.Eres todo un caso suicida.
-Relájate. No eres tú el q va a sufrir para siempre si lo hace mal.
-Somos amigos. Me preocupo por ti.
-Vale. Pues no te preocupes tanto, ¿vale?
Cogió aire intentando armarse de paciencia. Le notaba bastante desesperado. Decidió no discutir más sabiendo que tampoco le iba a servir de mucho. Ya me había tenido mansa durante un buen rato y no iba a conseguir nada más. Se dio la vuelta para seguir remando y relajarse un poco. En cierto modo me daba pena, era consciente de lo desesperante que era, pero no me gustaba que se obsesionara tanto con mi seguridad hasta quitándome la libertad. Iba a intentar hacerlo bien porq me convenía, pero no por ello iba a ponerme a fingir sentir respeto y adoración por un Dios al q odiaba.
Caronte siguió remando un buen rato en silencio. Verlo remar con un palo era relajante y entretenido, pero no podía calmarme del todo.
-Estamos llegando-me informó.
Tragué saliva.
-Llegaremos en muy poco tiempo-murmuró.
Podía oler su preocupación desde aquí. Mi corazón se estaba empezando a acelerar. Lo reconozco, estaba nerviosa, hablar con el Dios del inframundo no es una cosa que me ocurra todos los días, no sé a vosotros.
Como bien dijo Caronte, en muy poco tiempo llegamos. Amarró la barca en un saliente de roca y saltamos a una de las orillas rocosas. Al final había una cueva oscura que suponía que tendríamos que cruzar. Tragué saliva y nos miramos.
-Jazmín...-empezó titubeante agarrándome un brazo.
Al notar que estábamos en contacto a pesar de q nuestros brazos no se tocaran directamente mi corazón dio un pequeño brinco. Estuve a punto de apartarme de él. ¿Qué había sido eso? Le miré fijamente esperando.
-Dime-le dije.
-Hazlo bien-me pidió suplicante.
No dije nada.
-Lo intentaré-respondí finalmente.
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Enamorada del Barquero de la Muerte
RomanceUna historia sobre la vida y la muerte. Un viaje a través del inframundo. Una aventura llena de miedo, dolor, tristeza y amor. Jazmín sabía que la perseguía, que la buscaba por algo. Tenía la sospecha de que era la propia Muerte la que venía a encon...