Haciendo amigos

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Jazmín:

Vale, reconozco que no fue lo que esperaba. Nada de un hombre mayor, con arrugas, canas y barriga cervecera. No, no, no. Era un Dios griego, ya me entendéis, joven y guapo. Y ahora os cuento la historia de como un Dios griego maligno se enamora de una rebelde y se vuelve bueno.

JAJAJA. NO. Desde el primer instante que le miré supe que algo pasaría. Nos evaluamos mutuamente en el corto plazo de un segundo. Mi corazón iba a mil.

-Señor-saludó Caronte con una reverencia.

Hades no dijo nada, se quedó esperando a q hiciera algo yo. ¿Qué se suponía q tenía q hacer...? Caronte se giró hacia mí ligeramente con algo de frialdad.

Mierda, la reverencia. Imité a Caronte, que se relajó un poco. Avanzamos hacia él unos pasos.

-Vaya, vaya-empezó Hades-. Interesante pieza me traes.

No dije nada, como sabía q tenía q hacer. Seguí mirando al suelo concentrándome en todo lo que debía decir y no.

-Tu nombre-me ordenó.

Frucí el ceño y contesté.

-Jazmín-musité.

Empezó a soltar como un gruñido que al final se convirtió en una estruendosa carcajada. Caronte apoyó el peso de su cuerpo en un pie y en otro nervioso. Estaba tan asombrado como yo o no intuía nada bueno.

-Una flor-dijo entre carcajadas-. Una maldita flor.

Se estuvo riendo como dos minutos mientras repetía lo de la flor. Sabía que mi nombre era el de una flor pero no lo veía como un chiste.

- ¿Qué tal el viaje?-me preguntó.
No parecía mera cortesía. ¿Por q me preguntaba eso? Caronte tmb estaba sorprendido.

-Bien, gracias-musité sin saber muy bien que es lo q quería oir.
-¿Bien?-preguntó mirándome fijamente-¿Y por q te ha ido bien?
Mierda.
-Porq estaba impaciente por tener el honor de hablar con usted/vos, señor-improvisé.
Soltó otra carcajada..
-¿Qué te parece Caronte?-preguntó de nuevo.
El barquero se encontraba bastante nervioso a estas alturas. Todo estaba saliendo de forma diferente a la esperada.
-Frío-contesté tras un segundo
Hades me miró con curiosidad.
-¿Frío?¿En el inframundo?
-Me refiero de carácter, señor. No es muy hablador.
-¿Querías hablar con él?¿Te parece amable?
-Quería hablar con alguien.
Hades me miró más fijamente.

-¿Para q?-inquirió.

-Para no sentirme sola-confesé.

-¿Te contó la razón por la q estás aquí?

Esta respuesta si la había planificado.

-Me dijo q cometí pecados graves en mi vida y me había matado para que aquí pagara por ellos-contesté.

-Y así es-afirmó-¿Qué crees q hiciste?

-No creer q existiesen los Dioses griegos-mentí.
Me miró fijamente, como atravesándome con la mirada.
-¿Y qué te hace creer q existan?
No entendía el sentido de la pregunta.
-Vuestra presencia y la existencia de todo esto-murmuré con inseguridad.
Sonrió con una mueca maligna.
-¿Qué ves en mí q te haga ver q soy un Dios?-inquirió.
Tragué saliva.
-Tenéis un...un aura divina-improvisé.
No sabía q era exactamente lo q quería hacer.
Me miró fijamente. Habíamos llegado a un punto en el q ya le miraba a los ojos. Eran escalofriantes.
-No tienes el don de la mentira-me dijo-Estás aquí por cometer traición y ambos sabemos q eres capaz de intuir a donde van los traidores.
Había levantado un poco la voz.
-No he hecho nada señor-murmuré tragando saliva.
-¿¡Nada!?¿¡NADA!?¿¡NADA!?-gritó.
Sus ojos adquirieron un tono naranja color fuego.
-COMO OSAS AFIRMAR Q NO HAS HECHO NADA-gritó.
Hizo un gesto con la mano y apareció en ella un papel.
-¿ES ESTO NADA?-preguntó furioso sacudiéndolo.
Me quedé con un interrogante en la cara. No sabía q tenía q ver ese papel conmigo.
-No sé...no sé a q se refiere...
Caronte no se movía del lugar donde estaba, pero se le notaba a punto de convertirse en gelatina de lo nervioso q estaba.
-MÍRALO Y ATREVETE A DECIR QUE NO TE SUENA.
Hizo otro gesto y el papel fue lanzado a mi lado, y se quedó flotando mostrándome lo q llevaba escrito:
"Viviré para siempre. Queráis o no"
Se me paralizó mi inexistente corazón en ese momento. Claro q me sonaba. Lo había tirado al lago cuando sabía q iban a por mí. Había sido un instante en el q la muerte y yo nos abrazábamos como amigas, no me importaba ir a reunirme con ella, pero quería tener la posibilidad de volver. Quería libertad de decisión. Ahora q lo sabía todo, me daba cuenta de lo tonto q había sido eso, y como lo había interpretado Hades.
-No quería q me mataran. No conocía la existencia de los Dioses. Nunca pensé q supondría una falta de respeto a uno de ellos-dije rápidamente con una gran palidez en el rostro.
-MENTIRA, MENTIRA,MENTIRAAAAAA.
-Se lo juro señor, no es mentira. Tenía miedo, no quería morir-insistí.
-La Muerte es el destino de todos los seres humanos.
-No quería separarme de mi familia, y sin embargo, Caronte me perseguía.
-Entonces si q sabias de la existencia de Caronte.
-Creía q era la Muerte, porq estaba encapuchada.
-LA MUERTE SOY YO. COMO PUDISTE CONFUNDIR A UN DIOS CON UN BARQUERO.
-La ignorancia humana, señor.
-Debes morir por todo. Tu cobardía, tu rebeldía y tu estupidez. Me encargaré de q vayas al juzgado la primera.
-¿Solo por una carta?-chillé.
-¡Es una carta de rebelión!
-¡No lo sabía! Estás mintiendo.
-COMO OSAS DECIR Q MIENTO. ¿ACASO NO ES VERDAD Q LA ESCRIBISTE TU?
-No era mi intención suponer un problema. No quieres llevarme al infierno por eso. Lo haces por las Moiras-dije subiendo mucho el tono de voz.
-COMO LO SABES!?!?!?
Mierda. Se suponía q no lo sabía.
-SABÍA Q TENÍA RAZÓN. MORIRÁS ENTRE TERRIBLES SUFRIMIENTOS.
-ERES UN INJUSTO. OJALÁ TE QUEMES EN TU PROPIO INFIERNO. OJALÁ TE DESINTEGRES Y DESAPAREZCAS PARA SIEMPRE. OJALÁ... (Me quedé sin ideas)
Los ojos de Hades ya eran llamas, literalmente.
-FUERAAAAA!!!!
Salí despedida por los aires hasta la puerta del palacio chocándome con todo lo q tenía en medio y terminé mi viaje con una caida hasta el suelo q me hubiera destrozado la espalda si hubiese tenido. Se me cerraron los ojos y perdí la consciencia mientras Caronte seguía dentro con Hades.

Enamorada del Barquero de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora