En el juzgado

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Jazmín:
Los guardias me habían acompañado al centro de la sala, donde se encontraban una silla y unas cadenas. Me obligaron a sentarme en ella y metieron mis manos en las cadenas apretándolas bastante para cerciorarse de que no pudiera moverlas. Cuando estudiaba mitología en el colegio me habían contado que una vez que la decisión final salía de los labios del juez, era imposible volver. Las almas castigadas al infierno se revolvían intentado escapar, pero entre los guardias y la fuerza del poder de Hades en el inframundo , que se activaba con la decisión, no lo lograban. Todavía no había perdido la esperanza. No había sido mala durante mi vida. La decisión de Hades no podía influir tanto en la realidad. Vi a Serpius sentarse tranquilamente en uno de los asientos destinados a las personas importantes. No había mucha gente: 10 guardias, Serpius junto con otros hombres de espectadores y 3 jueces. Me faltaba el abogado 😨. Me pregunté si tendría derecho a uno, o realmente no existían de esos en el inframundo. Empezaba bien la cosa. Uno de los jueces, el sentado en el medio se levantó con un carraspeo, y los pocos murmullos que se oían en la sala se fueron apagando.
-Jazmín Rodríguez del Clor es la persona de la que se va a tratar hoy. Muerte a los 17 años-comenzó.
Abrí los ojos al darme cuenta de por q me había sonado el número del juzgado. Era mi intención edad.
-Causa del fallecimiento: absorción del alma por orden del Señor Hades a manos del Barquero Caronte-continuó.
Se oyeron exclamaciones de asombro por toda la sala.
-¿Realmente es ella?-oí que le preguntaba un hombre a Serpius.
Este asintió atento al espectáculo. Nuestros ojos se cruzaron y sonrió como solía.
-Comencemos las acusaciones-ordenó el juez.
Se hizo el silencio y el que se encontraba a su derecha se levantó.
-Cuando era pequeña comía galletas a espaldas de sus padres-acusó.
Esperó. ¿Me estaba vacilando? El de mi derecha se levantó.
-Sin importancia-declaró.
Se volvió a sentar, y el de la tarde izquierda continuó.
-No siempre hacían las tareas que le mandaban los profesores-dijo.
Volvió a esperar. Sí, es que soy una malota. El de la derecha volvió a levantarse y a anular la acusación. El de la izquierda siguió.
-Una vez se rió de un niño pequeño porque se le había caído la comida encima.
Sin importancia de nuevo.
-No solía cumplir sus obligaciones.
Nada.
-Algún día se puso la ropa del revés.
Me debían de estar tomando el pelo. Como era de esperar nada sucedió.
-Se puso a llorar porq quería más regalos por su cumple.
🙄Era pequeña.
-No reconoció haber perdido cuando lo había hecho.
Serpius me miraba con cara aburrida. Se debía de esperar cosas más interesantes.
-Abofeteó a una amiga suya.
Abrí los ojos. Eso no era justo. Me había llamado fresca. Me intenté levantar para protestar pero estaba encadenada.
-Ella me había insultado-me defendí.
Los tres jueces mi miraron con curiosidad y cierto reproche. Me ignoraron y siguieron.
-Desobedeció y mintió a sus superiores. Discutió órdenes y replicó en numerosas ocasiones. Fue envidiosa y colérica. Se burló de la mala suerte ajena. Se creía superior al resto de personas. Tuvo una discusión muy fuerte con sus padres poco antes de morir. Era exigente y envidiosa. Demostraba bastante egoísmo en sus acciones. Una vez robó un caramelo de una tienda porque sentía muchas ganas. Abofeteó hasta hacer sangrar a uno de los hombres más importantes del inframundo y uno de los mejores súbditos del Señor Hades.
Paró. Estaba distorsionando bastante la realidad.
-¡No es justo!-grité-. No mencionas las razones por las que realizo esos actos.
Me miró mal.
-Y además interrumpe a los jueces-añadió.
¿No se suponía que debía defenderme? Fruncí el ceño y continuó.
-Su pecado más grave ha sido el de rebelarse ante el Amo y Señor del inframundo, amenazarle con romper sus leyes, replicarle y hacerle enfadar como nunca, suponer un peligro para la paz que reina aquí, haber desobedecido sus órdenes y negar la existencia de los Dioses que hoy en día nos siguen guiando en nuestra vida.
El de la derecha se levantó.
-Hades lo ha dicho. Hades es la palabra. Nadie falta a Hades. Acusada y culpable-dijo.
Abrí los ojos. ¿WHAT? No,no,no. A la mierda el descanso. Desperté de mi sueño gracias a la ira que me causaba esta injusticia y al miedo de ir al infierno. Me empecé a revolver enfurecida. Los jueces de la derecha y la izquierda se sentaron observando impasibles el revuelo que estaba formando con las cadenas y la silla. Debía de ser lo normal. Eso me enfurecía más. Yo estaba aquí por no ser normal. Y si había empezado rara, terminaría siendo rara. Me revolví con más fuerza.
-¡A la mierda Hades!-grité enfurecida mientras recibía miradas de terror y odio ante mis palabras.
-¡Guardias amordazadla!-ordenó uno de los jueces.
Desconozco cual lo dijo porque estaba muy concentrada armando un escándalo. Los guardias se acercaron corriendo, pero antes de que lograran cubrirme la boca escupí en el suelo debajo del juzgado.
-Eso para vosotros y el asqueroso de vuestro Dios-dije antes de notar una tela en la boca que me impedía hablar.
Me agarraron más para que no pudiera hacer ruido mientras el juez central determinaba mi sentencia. No, no, no. Esto no podía estar pasándome. Intenté seguir moviéndome y romper estas cadenas pero los guardias me sujetaban muy fuerte. El juez del medio se levantó mientras el silencio se hacía en la sala.
-Aquí en el juzgado 17, declaramos que...

Enamorada del Barquero de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora