Un Barquero (Jazmín)

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Monté en la parte trasera del vehículo de muy mal humor. Desde luego, estaba destinada a no tener ni una sola noche tranquila en ese maldito pueblo. Mi padre conducía a la ida y mi madre a la vuelta, así q esta última se dedicó a mirarme por el espejo retrovisor.
-Jaz, ¿qué ocurre?-preguntó-¿No te apetecía venir?
No espera, si te parece, después de haber sido acosada por la Muerte de noche, me muero de ganas de ir de paseo con ella.
-No pasa nada, en serio-contesté suspirando fingiendo mi rayada de manera realista.
-Estás todavía a tiempo de quedarte sola en casa-me ofreció.
-No. Da igual. Voy.
¿Quedarme sola en casa? JA, mi madre debía de estar loca. Ni en mi peor pesadilla me quedaría sola en este pueblo. Menos aún si es de noche.
Miré por la ventanilla, pero al segundo me arrepentí. A los lados de la carretera los arbustos creaban sombras extrañas q me producían escalofríos. Me recordaban a ciertos seres de los que no quería saber más. Tras un corto trayecto q se me hizo eterno, mi padre detuvo el coche y me apeé rápidamente. Seguí a mis padres hacia un bar q de restaurante no tenía ni el baño.
-¿Es este el "restaurante"?-pregunté con retintín.
Mi madre me miró reprobatoriamente.
-Primero, tomaremos algo aquí. A continuación, nos dirigiremos hacia el restaurante. ¿Claro?-preguntó.
Puse los ojos en blanco y entré. Los q tienen hermanos, están hartos de ellos aunq los quieran. Yo, como hija única, estoy deseando tener un hermano. Por muy plasta q sea, siempre es un apoyo. Nos sentamos en una mesa. Yo pedí un zumo y mis padres un vino. Con las bebidas nos trajeron un pincho de jamón y queso q agradecí porq estaba hambrienta. Cuando terminaron, q entre charla y charla les llevó un rato, salimos. Para llegar al restaurante teníamos q caminar por el puerto unos 5 minutos. Había unas cuantas barcas paradas. Mis padres se pararon a admirar una muy grande, lo q supuso un fastidio porq yo quería llegar ya a una zona más iluminada. Cuando se dejaron de tonterías, los apresuré con la excusa de q tenía q ir al baño.
Llegamos y nos atendió un camarero muy agradable. Tuve que ir al baño para que no se notase mi mentira, y mientras tanto él nos dispuso una mesa para 4 para q tuviésemos una silla donde poner nuestras cosas. Fue por ello por lo q mi madre descubrió (TARDE, MUY TARDE) q se había dejado el bolso en el anterior bar. Y como no, el bolso contenía el dinero con el q pagaríamos la cena. Para colmo de males, mi madre me miró con ojos suplicantes. Significado: Jaz, cariño, ¿puedes ir a por él?
-Mamá...-murmuré.
-Por favor. Te lo compensaré-prometió con una sonrisa de esas q dicen q no te arrepentirás.
-No puedo ir sola. ¿Y si me encuentro lo de por la noche? ¿Y si me atracan?-pregunté desesperada.
El camarero me miró sonriente.
-Señorita, la puedo acompañar si es un trayecto corto-ofreció amablemente.
Acepté antes de q mi madre denegara mi única salvación. Cogí la chaqueta y salimos juntos. Recorrimos el mismo trayecto de antes a la inversa. No hubo conversación alguna. Se lo agradecería eternamente. A la puerta del bar, vi al camarero q nos había atendido antes y corrí hacia él. Gracias a Dios, nos lo habían guardado. Me soltó un pequeño rollo sobre responsabilidad que mi madre debería haber estado escuchando en vez de yo y salí del bar no sin antes dar las gracias.En la salida, busqué al amable compañero de trayecto. No estaba a la puerta ni en ningún sitio. Miré hacia los lados desesperada. Esto no podía estar pasando. No pude gritar para llamarle porque no sabía su nombre, y no iba a ponerme a gritar CAMAREROOOOO por ahi. Había vuelto sin mí (😱) y su amabilidad podía guardársela para él solito. Tenía q volver sola. Caminar sola en la terrible oscuridad. El miedo q sentí fue indescriptible. No tenía sentido que me acompañase a la ida y no a la vuelta. No había tardado tanto. Maldito camarero q me había dejado tirada. Cogí aire decidida a pasar el mal trago cuanto antes. Aceleré el paso. Si antes lo había hecho en 5 minutos esta vez lo haría en 3 o 2. Bueno, soy capaz de hacerlo en 1. Traté de ignorar las sombras y los crujidos q se imaginaba mi cerebro. Lo imaginario se puede ignorar, pero lamentablemente la realidad no. Algo se movía en el agua.
Rodeado de niebla y oscuridad un barquero navegaba con su barca alejado de la orilla. Me fijé mejor con el corazón a 100, pero la niebla se tragó la barca y su barquero y desapareció todo. Seguí caminando-corriendo mientras sudaba con nervios. El trayecto me parecía más largo. Más que largo, eterno. Un crujido por el lado contrario al puerto me hizo girarme de golpe aterrada. Era el mismo ser de la primera vez. El del arbusto.
-¿Qué quieres?-pregunté con lágrimas en los ojos-¿Qué es lo q quieres?
Me respondió un gruñido. Bueno,¿he dicho uno? Eran 3.
-Vete bestia. ¡Vete!-grité mientras las lágrimas atravesaban mi rostro.
En ese momento, oí un ruido al otro lado. Proveniente del puerto. La barca q había desaparecido se acercaba a mí. Pude contemplar al barquero más de cerca.
-Otra vez no-murmuré palideciendo.
Era "Ella". La Muerte conduciendo una barca. Vestida con una capucha y ropajes negros se acercaba decidida a atracar su barca a mi lado.
-¿Vienes a buscarme?-pregunté con un hilo de voz.
Levantó la cabeza. Aunq no pudiera verle la cara bajo la capucha, sabía q me miraba. No obtuve respuesta. Siguió acercándose. Cerré los ojos dispuesta a morir. Quería hacerme una pelota y despertar. En ese momento, una voz gritó mi nombre a lo lejos.
-¿!Jaz¡?-decía esa voz.
Abrí los ojos al reconocerla.
-¿Mamá?-pregunté sin poder creérmelo.
Fui a su lado corriendo y cuando miré para atrás, observé q La Muerte había desaparecido.

Enamorada del Barquero de la MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora