Tenía que recuperarme rápido, Hera era la diosa más letal de todas y la mas perspectiva. Por eso me sorprendí cuando le atribuyo mi estado al encuentro con mis hermanos.
Supe que tenía algo en mi cuello, cuando su mirada bajo a una área en especifico, quizá esto era lo que los humanos llenaban mordidas de amor.
Ryan me las pagaría.
—¿Te encontraste con tus hermanos?
Asentí levemente.
—Ares apareció en mi habitación, junto con todos los demás.
—¿Artemisa…?
—Lo de siempre, —suspire “Madre jamás te haría volver”
Ella te odia.
Ella te odia.
TE ODIA.
—Madre, puedo hacerle una pregunta
Ella solo me hizo un gesto cordial con la cabeza.
—¿Usted me odia?
—Eso te dijo Artemisa, que insolente niña. ¿Fue ella la que te dejo eso en el cuello? No le hagas caso.
Eso no responde mi pregunta.
—Pasara en un momento. ¿Para qué llamo usted?
—Tu sesión ha sido retrasada, tendrás que quedarte aquí otra semana.
¿Y Ryan?
—Si madre.
—Además, —trague en seco—. Necesito que hagas algo.
Me estremecí.
Todo comenzó de esta manera, desde el primer encargo de Hera, destrucción Caos, traía consigo miedo, temor. Soledad.
Nunca pude decir que no. No tenía elección.
—¿Qué quiere usted madre?
—Los humanos, y los dioses se están sublevando, olvidando quien esta por encima de ellos, olvidando sus deberes, contaminando nuestra raza. —Trague en seco, la fuerza que desprendía Hera era acida, picante, esto no era un simple pedido era algo personal.
—¿Madre?
—Quiero que acabes con su fuente de vida, mata la estrella que los alimenta.
¿Que?
—Madre no puedo…
—Estas replicándome.
—Madre pero Apolo si llego a hacer eso el…
—No son ellos los que te hacen sufrir, los que te lastiman, te odian Eris, no te quieren aquí, eres un estorbo para ellos, alguien que no puede dar más que daño, alguien quien desearían matar. ¿Por qué quieres protegerlos?
Ahogue un gemido.
—Pero madre.
—No te atrevas a replicarme Eris.
Me estremecí, la energía de Hera inundo mi cuerpo, obligando a ponerme de rodillas, quemando mis articulaciones.
—¿Harás lo que tu madre te dice Eris?
—Pero…
Otra ola invadió mi cuerpo, no pude ahogar el grito.
¿Por qué? Porque… porque no puedo solo ignorarlos. Por qué no puedo dejarlos.
—Dejame repetir la pregunta. ¿Harás lo que te dije hija?
La ola me dejo recostada en el piso, mis músculos pegados al suelo, no lloré, no podía permitirme llorar, no frente a ella, era como si la gravedad me hubiera presionado al piso, como si estuviera atrapada al suelo.
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Caos Series (#1 - #4)
ChickLitCaos y equilibrio. Vida y muerte. Inicio y final. ¿Crees que puedes confiar en alguien? Nada es seguro en este mundo, nada de aquí es verdaderamente tuyo, no puedes confiar, no puedes creer, solo te queda pelear. La vida de una diosa no es fácil. La...