3: Vastagos

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—No, no, no, no. Tengo que irme de aquí.

Me aleje de Helena rápidamente. Esto estaba mal, esto se estaba complicando demasiado, estaba huyendo de Hera, si me encontraba aquí, en una aldea con los hijos de Zeus. De este lugar quedarían cenizas, solo cenizas.

—Eris cálmate —Helena me tomo de los hombros.

—No, no entiendes, estoy huyendo de Hera, ella quiere reconstruir todo, Zeus no… Tengo que irme.

Me separe de Helena con ayuda de mi energía. Fue Orión quien me impidió la pasada.

—Si sales nos delatas. Te matare antes que pongas un pie afuera.

 —No lo harás —tercio Helena, Orión solo levanto una ceja. Un claro “pruébame” emanando de su mirada

—Tengo. Que. Irme.

—Tienen que hacerlo los tres.

Hubo silencio mientras los tres nos girábamos,  la señora de la cabaña, la abuela de Helena y Orión nos miraba con ojos perspicaces.

—A que te refieres abuela. —Orión fue el primero en hablar. Helena solo bajo la mirada, resignada.

No es el momento aún.

Un escalofrió me recorrió la columna, mire al cielo asustada. Una pequeña ondulación me hizo ver la cúpula de energía que rodeaba este lugar. La energía que mi padre había dejado para proteger este lugar. Desapareciendo en miles de cristales que desaparecían en el cielo.

—Por los dioses —jadeé.

Hera se estaba moviendo rápido. Muy rápido.

—El poder de su padre se debilita. No tardaran mucho…

Como si fuera un anuncio de algo inevitable. Una bola de fuego inundo el cielo. Pasando como una estrella fugaz sobre nuestras cabezas. Inmediatamente reconocí el poder de mi hermano.

Temblé.

—NO

 El grito de Helena me sobresalto, solo vi su cabello moviéndose con una velocidad inhumana hacia el pueblo, detrás de su hermano.

Me quede estática.

¿Me iba?

¿Ayudaba?

Ares venia por mí, ayudarlos seria como ofrecerme en una bandeja de plata.

—¿Qué es lo que harás diosa?

¡POR QUE TUVE QUE TENER UNA CONCIENCIA!

—¡Me arrepentiré de esto!

Concentrando mi energía me dispuse a correr, algo brillante fue lanzado hacia mí, atrape el pequeño relicario, mirando a la anciana confundida.

—Tu padre lo dejo.

Moví la capa que tenia. Atándolo a mi cuello, lance una mirada de agradecimiento a la anciana y una oración hacia mi padre. Inmediatamente la energía corrió por mi cuerpo. Quizá ya no tenga el uso completo de mis poderes, pero la energía que me brindo mi padre me hacia tan fuerte como un vástago.

Eso me servía, si quiera solo para sacarlos de allí.

Corrí hacia la aldea, evitando a las personas que huían hacia el bosque, ni bien llegue vi a Helena sacando a las familias de sus hogares.

—Mi hermano —grito cuando me acerque a ella.

Asentí y comencé a buscarlo con la mirada. Pero mi hermano, nuestro hermano nos encontró primero.

Caos Series (#1 - #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora