6: La caida

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Por un momento todo se detuvo, nadie respiro, el fuego dejo de flamear, el aire dejo de soplar, todos entraron en una calma total mientras veíamos la espada atravesar a Athena.

Y como esta se envolvía en un halo de luz.

La esperanza poco a poco dejo mis huesos. Si ella estaba haciendo algo tan arriesgado es porque no quedaba opción.

De esa manera todo lo contenido estallo, el viento soplo en todas las direcciones, las llamas flamearon con el aire, grandes e imponentes, la tierra se levanto, pero a pesar de todo lo que se genero no pude apartar la mirada de lo que se estaba produciendo.

Nunca había visto algo así.

Era asombroso.

Sus pies dejaron de tocar el suelo, su cabello emblanqueció, a diferencia de todos, sus rasgos no se hicieron más adultos, su cuerpo creció, se transformo en una niña.

Y ni bien el profundo negro de sus ojos se posó en los míos, vi como desapareció en una estela dirigida a su madre.

Solo su mismo poder podría desaparecerla, pero yo la consumiría fuera de este plano.

Tengo solo una opción, y la misma energía de la sangre de mis hermanos caídos me ayudará.

Me separo de Ryan poniéndome exactamente debajo de donde Metis se enfrenta a Athena, mis ojos solo ven destellos surcar el aire, pero no tengo tiempo para ver quién gana.

―Espera. ―Me giro para ver a Poseidón, mientras delicadamente toma mi brazo―, ¿qué harás?

Sonrió.

―¿Alguna vez viste una mariposa? ―digo, rememorando las palabras de antaño. Sus ojos se abren por un momento estudiándome.

Le guiño el ojo.

Sé que hacer.

―Muy difícilmente puedo ver una ―contesta siguiéndome el juego―, pero se como lucen.

―Entonces quieres verme.

El sonríe

―¿Acaso eres una mariposa?

No contesto.

Vacilo por un momento, perdiéndome en su mirada, pensando en que pasaría si no lo volviera a ver.

No puedo olvidarlo.

Como los humanos dicen…

El es como una droga, una droga que me tiene prisionera y en cualquier momento me puede hacer recaer, puede destruirme, puede desvanecerse, pero siempre estará en mis recuerdos.

Mis labios se pegan a los suyos en un beso febril, uno que no debería darse en este campo de batalla, uno que no debería ser tan dulce en este momento, pero no me importa, no me importa que en este lugar lo haya besado por primera vez, o que lo haya tomado con la guardia baja. Necesito toda la energía que pueda conseguir, necesito toda la felicidad que pueda llegar a sacar. Me separo de él.

―Soy una mariposa carmesí. ―le susurró.

Y directamente me convierto en un tornado de cabello y sangre, llamando la sangre de mis hermanos, Afrodita, Hefestos y Apolo, pidiéndoles prestado su poder. Siendo en el momento que se arremolina a mí alrededor que mis pies dejan de tocar el suelo y la tierra comenzó a temblar.

Envuelvo mi cuerpo con mis alas y me elevo más allá del cielo, abriendo el espacio de oscuridad que es el caos, cubriendo todo el cielo de un profundo negro, ocultando la luna, las estrellas, todo.

Y espero.

Espero a que Metis se acerque lo suficiente para consumirla.

Athena la empuja, hace que pierda el balance, y ataca, uno tras otro la empuja con su escudo.

Caos Series (#1 - #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora