3: Resurreción

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Preston

―No estás listo.

Solo la miro, respirando lentamente, tratando de calmarme a la respuesta que he tenido que oír las últimas semanas, lo peor. Es que sé que no lo estoy, no estoy preparado para asumir todo esto, o mejor dicho…

No estoy preparado para la muerte, mierda.

Pero nunca lo estaría, nadie lo está, así que tenía que tragarme todo eso y dejar de ser un marica, cuántas vidas más se perderían mientras me frenaban, de está manera.

―¿Cuándo lo estaré? ¿Cuándo mueran mil? ¿Quinientos? ―apreto los puños―, quizá los humanos no signifiquen nada para ustedes.

Athena se levanta, mirando a Temis.

―No podemos retrasarlo más.

―Podemos ―corta Artemis―, claramente no está listo.

―No lo sabes ―digo―, no te metas en esto.

Ella bufa.

―¿Crees que eres lo suficientemente fuerte, Preston?

La ignoró.

Ella me mira por un momento, claramente preguntando en que momento cambio nuestra relación, en qué momento se destruyo todo, pero finalmente suspira, pone su mano en mi hombro, usando su fuerza para doblegarme, mi rodilla cae al piso.

―Sigues siendo humano, Preston.

Empujo su mano lentamente, usando toda mi fuerza en ello y me levanto.

―Ser humano no significa ser débil Artemis.

Ignorándola me giro a Athena.

―Despiértalo.

Ella finalmente asiente.

―Sostén la respiración. ―dice Hermes tomándome del y sacándome de ese lugar.

Atravieso el firmamento, tan rápido como un jet, no puedo respirar, la presión del  aire no me lo permite, solo sostengo mi espada en caso de perderla, Hermes aterriza en medio de la nada, es un desierto, el seco frio me lo demuestra, pero aunque es de noche todo brilla, noto que la arena es blanca, el cielo es del mismo color, la terrosidad bajo mis pies el lo que me dice que estoy en tierra firme.

―Llegará en un momento ―Hermes se para a mi costado―, no usara todas sus encarnaciones contigo, querrá acabarte directamente.

―Dijeron que me apoyarían, como recibiré ese apoyo.

―Yo te lo daré.

Reconozco la voz de Artemis pero no es ella a quien veo, esta chica es más alta, esbelta y peligrosa, su cabello está atado en un trenza larga en su espalda, negro como ala de cuervo, su tez es más pálida y sus ojos más fieros, lo único que comparte es el color de sus ojos verdes.

Fieros, brillantes.

―¿Artemis?

―Su versión rebelde ―aclara Hermes

―Ahura Mazda ―Artemis se acerca a nosotras―, diosa que vive bajo la luz y la luna ―aclara―, te ayudaré en esto, aunque no lo apruebe.

Antes que pueda decir algo Artemis está encima de mí, supuse que esta transmisión de poder sería parecida a la primera, pero esta vez fue peor, mucho peor.

Artemis con sus labios me cortaba la respiración sentí todas mis extremidades tensarse, endurecerse, todo se volvía más claro, nítido.

Era una sobrecarga sensorial.

Caos Series (#1 - #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora