Prologo

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—Es imposible.

Dije, mirando fijamente unos ojos azules como el océano, respondiendo inconscientemente a una brillante sonrisa.

Decían que los dioses no podemos mostrar sentimientos, en este mundo los sentimientos mostraban tu debilidad. Pero estaba completamente anonadada ante él.

Irrefutablemente enamorada, tanto como puede estarlo una niña,  tanto como se podía querer a una persona que en ese momento su apariencia doblaba la mía.

Era joven.

Por lo menos así me consideraban los demás Dioses,  una niña ante su expectativa de edad, pero eso no me impidió enamorarme, no me impidió mostrar ese sentimiento, al ser una niña, al no tener tareas u oficios era libre.

Podía desear, y en ese momento deseaba que el sentimiento fuera mutuo. Y lo fue.

Al menos por un tiempo.

—No para mí.

Me tendió la mano, mostrando otra vez su brillante sonrisa, no pude evitar sonreír, estaba emocionada con la sola idea de tomar su mano, más aún con la idea que intentase cargarme, pero me negué fervientemente.

No quería parecer una chiquilla.

En menos de un parpadeo estaba dentro del océano, protegida por una cúpula de aire, observando absorta como con un movimiento de su mano hizo que pequeños riachuelos lo atravezaran, tomando colores con las luces, de siete colores diferentes.

Y completamente maravillada observé como sí era posible que los peces nadaran en un arcoíris.

—Tenías razón. —susurré temiendo ser la que rompiera está magia—. Es hermoso.

—Y es solo nuestro.

—¿Por qué conmigo? —Inmediatamente me ruborice, era una niña, nada más que una mocosa, no me tenia que estar ilusionando tanto—. Disculpa yo…

—Porque eres mi luz, para mí este lugar es un mundo de sombras, un infierno del que no puedo escapar, Eris tu me haces sentir vivo. —Apretó su mano en la mía—. No cambies, no dejes que apaguen mi luz.

No lo dije en ese momento pero, deseé, deseé fervientemente siempre poder serlo, siempre ser ese escape para él, quise que nada cambiara. Pero lo hizo.

Yo crecí.

Cambie.

Dejo de existir Eris, ahora todo era la reina de caos. La soledad poco a poco se convirtió en mi fiel compañera, aún así él seguía a mi lado, escuchándome, aconsejándome, siendo mi escape, siendo mi luz. Y mientras crecí tambien lo hacia mi amor por él.

Debí entender que todo en este mundo es efímero, debí saber que un amor no puede florecer si solo lo cultiva una de las partes.

Y aunque mis sentimientos cambiaron, aunque todo se complico, lo supe…

Los dioses, al igual que los humanos pueden morir a manos de un titán, tanto como si este consume su alma o por un simple golpe.

Fue en el momento en que las manos de Cronos rodearon su cuello que lo entendí. Al igual que todo lo demás no tendría oportunidad de elegir. Reaccione por instinto, llamando toda mi energía.

Pero Cronos, en un movimiento veloz e imparable, torció su cabeza rompiendo limpiamente su cuello, matándolo al instante. Sentí el aire abandonar mis pulmones, sentí toda mi energía aplastarme, fraccionando mi alma, desapareciéndola por completo. Consumida por algo más allá que la muerto, mi espíritu viajo a un lugar más peligroso que el Inframundo.

El propio vacio de mi Caos.

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Listo el prologo, en si es un fragmento de la memoria de Eris y algo que pasara en el transcurso de la historia.... proximamente el siguiente capi :3, no olviden su votito y seria feliz si comentaran

¿A quien creen que Cronos mato? jojojojo.

Espero que les guste esta parte de la historia, y para los que se dieron cuenta cambie la portada por la de Redencion. 

Besos.

Fer.

Caos Series (#1 - #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora