68 días.
1632 horas.
97920 minutos.
Sin saber quién soy, no hay atisbos, no hay recuerdos, no siento que fuera humana. ¿Quién soy? ¿Qué soy?
Todas esas preguntas se quedan vacías.
No entiendo porque sigo torturándome, Grant me dijo que no serviría de nada atormentarme, que las memorias llegaran con el tiempo.
¿Pero cuanto tiempo?
Cuanto más seguiré en las sombras, cuánto tiempo estaré así. Tengo flashes, vagos recuerdos, ser una estudiante, tener a Grant besándome, verlo muerto.
Me confunde demasiado.
¿Por qué parece que no quisiera ayudarme?
Niego con la cabeza y miro a la ventana, subiendo el volumen de mi iPod, borrando cualquier pensamiento de mi mente. Recostada en mi cama hago hora hasta que tenga que irme.
Oigo a Grant abrir la puerta, lo ignoro. No sé qué hacer o como responderle en este momento, es mi novio pero uno que no recuerdo. ¿Cómo actuar?
―Vas a seguir ignorándome ―dice mientras me jala los audífonos, no contesto, cierro mis ojos y finjo dormir―. Melanie.
Una almohada se estrella contra mi cara, duele, Grant es más fuerte que los demás, igual que yo. Agarro la almohada y se la lanzo de nuevo, ahogando una risa.
―¿Es enserio?
Sentí el calor de su cuerpo antes de la presión en mis labios, poniendo todo su peso para apresarme en la cama. Mis manos intentan empujarlo pero no puedo, es igual de fuerte que yo.
Y ese cosquilleo que siento en mi estomago no ayuda mucho. La frase, el cuerpo recuerda lo que la mente olvida pega duro en mi cabeza conforme siento su mano recorrer mi cuello, bajando hasta la altura de mis pechos, sus dientes sujetan mi labio, haciendo presión, obligándome a abrir la boca. Nuestras lenguas se unen y necesito cambiar ese deseo febril por una realización total.
Mis manos sujetan su cabello, atrayéndolo más a mí. Mi camiseta desaparece al igual que la suya, mi falda se levanta a mi cintura, sus manos recorren el elástico de mis bragas y es…
¡Demonios! Que estoy haciendo.
Eso es todo lo que puedo soportar.
—Grant… ya…
El entiende y se separa. No sin antes darme una sonrisa de satisfacción.
―¿Seguirás ignorándome?
Me da un beso en la frente.
―Sabes… acabo de tener un sentimiento de deja vu.
Grant se congela encima de mí. Noto que sus hombros se tensan.
―¿Qué tipo de…?
―Como si algo así hubiera pasado antes ―me ruborizo―, pero creo que lo recordaría, aunque…
―¿Puedo contarte un cuento?
Me callo y río, Grant se recuesta a mi costado sujetándome contra su pecho. Mi rostro pegado a los latidos de su corazón.
―Está bien. ―digo mientras me acurruco y cierro los ojos.
―Hace mucho tiempo existió una princesa, y como todos en el reino tenía un gran poder ―sonrió―, pero le hicieron creer que existía para el mal, le hicieron hacer muchas cosas malas que lastimaron a su familia y a sus hermanos, su poder la hizo ser odiada y gracias a eso la desterraron del palacio.
Mi corazón se comprime.
―No es un cuento muy bonito.
Él suspira.
―Lo sé, pero en ese pueblo conoció a un chico, sin poderes, sin cómo protegerla, por un accidente ambos fueron llamados al palacio, un lugar donde no podía entrar ningún otra persona que no sea de la familia real, en ese tiempo que paso oculto en el palacio ese chico si pudo ver quien era la princesa verdaderamente, y se enamoró.
―Típico ―susurro, el no se ríe.
―Pero muy tarde entendió que la princesa estaba muy lejos de su realidad, casi muere y ella por su culpa. La reina se entero del muchacho, la misma reina que obligo a la princesa a usas sus poderes para la destrucción.
―¿Su madre la quería…?
Lagrimas caen de mis ojos, me las limpio rápidamente.
―Es un cuento Mel ―suspira.
―¿Que sigue?
―La princesa pensó que el muchacho estaría mejor sin ella y lo abandonó, su madre aprovecho eso para hacerle creer que estaba muerto, pero en vez de acongojarse la princesa se rebeló, y fue a pedirle ayuda a otro principe. Uno del que ella estaba enamorada, prometida.
―Pero... el muchacho…
―Recuerdas que el muchacho casi se muere ―asiento―, pues la princesa mezclo su sangre con la de él y evito que se muriera, por ello mismo él era el único que podía encontrarla, asi que cuando la princesa se rebeló y sus hermanos supieron la verdad, encontraron al muchacho para encontrarla. E inmediatamente supo donde estaba.
―Con el otro principe.
Grant asiente.
―La princesa creyó que el muchacho había muerto, lo que basto para que los sentimientos por el principe renacieran, entonces el muchacho apareció, su poder le hizo entender la magnitud de la guerra que estaba próxima a ocurrir, y lo que tenia que hacer para que la princesa no se consumiera en su propio poder.
Tiemblo, cierro mis ojos pero las sombras comienzan a invadirme, veo fuego y unos ojos negros, desesperación y sangre. Me apego más a Grant.
―¿Qué hizo?
―Él tuvo que morir, morir y perderla, pero el muchacho tenia suerte, y por una promesa hecha el principe lo revivió. Y la guerra comenzó. Solo que al desenlace de la primera batalla la princesa hizo su elección. Su corazón era del principe y el muchacho tenía que regresar a donde pertenecía.
―Que tonta princesa.
―Eso lo dices porque no conocías la magnitud de los sentimientos hacia el principe, cuanto lo conoció y vivió con él.
Suspiro y me giro a mirar al techo.
―Si la princesa y el principe se conocieron desde hace mucho… si la princesa lo quería ¿Cómo pudo enamorarse del muchacho?
El suspira.
―Quizá sus sentimientos por su otra relación eran mayores.
―Pero como sabe si nunca le dio la oportunidad al muchacho.
Grant se gira a verme con una mirada triste y me abraza.
―Te quiero Melanie. ―suspira.
El yo tambien muere en mi boca.
Una duda se asienta en mi corazón.
¿Grant quien eres?
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Caos Series (#1 - #4)
Literatura FemininaCaos y equilibrio. Vida y muerte. Inicio y final. ¿Crees que puedes confiar en alguien? Nada es seguro en este mundo, nada de aquí es verdaderamente tuyo, no puedes confiar, no puedes creer, solo te queda pelear. La vida de una diosa no es fácil. La...