7: Confusión

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Abre los ojos.

Despierta.

Despierta.

­—¿Eris?

Abro los ojos pesadamente, la brillante luz me hace parpadear varias veces, intento mover las articulaciones, me sorprendo cuando responden, me sorprendo aun más cuando siento un cosquilleo revolotear en mi pecho. No me duelen, todo lo contrario, me siento bien de hecho. No puede ser posible.

Llegue.

Mis palmas tocan la suave seda, mi propio cuerpo está cubierto de esta, mi vista recorre una habitación completamente ajena a mí, pero a pesar de todo no extraña, hasta que se posa en Orión. Sentado a mi lado en la cama.

Me incorporo y lo estudio rápidamente. Luce bien, a salvo, vivo.

—¿Cómo estás? —le pregunto.

Orión solo me mira, sorprendiéndonos a ambos, al parecer, cuando tiro sus brazos a mi cuello, rodeándome en un abrazo.

—No hagas cosas estúpidas Eris.

Me quedo callada, atónita, sin saber que hacer o decir, le salve la vida porque se lo prometí a Helena, aunque mentiría si dijera que solo fue por eso. Después de todo, Orión tenia momentos en que actuaba como mi hermano, no me verían llamarlo por ese nombre, pero el sentimiento estaba ahí.

—Lo lamento —digo, solo ocurriéndoseme eso.

Alguien abrió la puerta en ese instante deteniendo el tiempo. Me congelo.

Todo el mundo se detiene, todo para en ese segundo, mis ojos, mi alma es atrapada en un remolino de ojos azules mientras trato de hallar palabra alguna para describir lo que siento en este momento.

Su nombre sale como un susurro de mis labios, trayendo memorias olvidadas, sentimientos encontrados. Reconozco la habitación, su habitación y comprendo, que de alguna manera él me ayudo.

—Despertaste —su voz hace que baje la mirada, concentrándome en mis manos e intentando no ruborizarme.

Me enojo conmigo misma, no vine aquí como una adolecente enamorada, eso ya no es posible, hay cosas más importantes, todo un mundo que proteger.

Suelto el aire que tengo contenido y me giro a Orión.

—Podrías dejarnos por un momento —Orión me mira en sorpresa pero asiente, le sonrió lentamente conforme se marcha.

Espero a que estemos juntos, solos. Mi vista cae en el, dándole una mirada agradecida, y dado que ni mi madre o algún otro Dios esta aquí respiro de alivio. La vaga sombra de mí pidiéndole su silencio me golpea. Me hizo caso, a pesar de todo, me estaba dando una oportunidad.

Al menos eso espero.

—Gracias —digo—. Por no llamarlos.

—Aun me lo estoy pensando —dice, no me mira, me estremezco—. No los llame, porque... no entiendo como mis hermanos te dejaron salir en ese estado. "Porque arriesgaste tu vida para buscarme"

Negué la cabeza, puedo jurar que oí otra pregunta pero sus labios no se movieron. Me concentre en lo esencial.

—Mi madre... fue quien me dejo en este estado. —me pare de la cama dando un paso hacia el—, me revele contra sus deseos por eso estoy asi, y sé que no tengo el derecho de pedirte nada pero ruego tu ayuda.

—Tienes razón —dice la esperanza me llena para luego explotar en mi cara—. No tienes derecho a pedirme nada, y si te dejo permanecer en este lugar es...

Caos Series (#1 - #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora