tres

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La mayoría de las veces pienso que quieres volverme demente, aunque sea solamente con un ligero roce de cuerpo, entre nuestras manos o entre nuestros hombros con sólo un choque de miradas... Pienso con claridad y, termino dándome cuenta de que, ¿Cómo es que vas a volverme demente, si ni siquiera te vistes o haces cosas por y para mi? Soy una persona absurda.

—N.

Arrastrando mis pies, ingresé al laboratorio de química, tendríamos una pequeña práctica y bueno, como era costumbre, todos tenían su respectivo asiento. Así que dejé la nota sobre su asiento, en donde sé que él se iba a sentar.

Entre cerré mis ojos y me quedé de pie ahí por un momento, mirando el papel amarillento doblado.

¿Estás bien? —Me sobre salté al escucharlo.

—¿Podrías dejar de llegar de imprevisto siempre?

—Uy, mal genio... —Susurró— ¿Qué es ese papel?

Me giré lentamente, yo ya estaba cerca de mi asiento pero, él, como el curioso y tonto que es estaba ahí, a punto de tomar el papel.

—No sé... Quizá algún aviso para alguien, ni idea... —Dije, sin que me temblará la voz, algo nuevo— No deberías de tocarlo.

—Hola, jóvenes... —Entró el profesor— Es agradable que ustedes siempre sean los primeros en llegar al laboratorio a cada práctica.

Dejó sus cosas y se sentó, preparándose para la clase.

—Ven y siéntate ya. —Musite con molestia— No te metas en cosas que no te incumben.

Sí, estaba irritado.

—Buen día, profesor. —Saludó al entrar, lo miré por unos segundos, cuando tomó esa nota, me sentí nervioso, trague duro y él nos miró.

Cuando menos lo esperaba, se acercaba a nosotros. Dejando su mochila en su lugar.

—Ustedes... —Llamó nuestra atención— ¿Alguno de los dos vio quién la dejó? —Preguntó, refiriéndose a la nota.

—No, cuando yo llegué, ya estaba... —Respondió mi mejor amigo, mirándome en seguida— Pero él llegó antes.

La mirada esmeralda que me hacía temblar estaba posada sobre mi, sino fuera porque estaba sentado seguramente ya me hubiera caído.

—¿Viste quién la dejó? —Preguntó con una sonrisa.

Tardé en reaccionar. Como habitualmente lo hacía estando él cerca de mi.

—No... —Negué— Yo... Entré y miré el papel, pensé en tomarlo pero, pensé que le correspondía a alguien.

—Bien —Se encogió de hombros— Seguramente es una chica urgida, una muy acosadora. No es la primera.

Dijo aquello, haciéndome estremecer y sentirme mal. ¿No era la primera persona que le mandaba notas o que lo acosaba?

Pensaba que se trataba de una chica... Jamás se fijará en mi. Soy un jodido chico.



N O T E SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora