catorce

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Es lamentable saber que, por más que me esfuerce, por más que quiera, jamás podré acercarme a ti como lo quiero. Solamente habrá miradas y pocas palabras, una que otra sonrisa por amabilidad y nada más.

—N.





Con ese dolor en mi cabeza me guíe entre los pasillos del colegio hasta mi siguiente clase. Esa nota había quedado entre un cuaderno de el chico rizado. Al principio todo era bueno, estaba tan encantado con él, era increíble el sentimiento que era dispersado por mi cuerpo al mirarlo frente a mi, a centímetros o a metros. Siempre era lo mismo.

Ahora, las cosas parecían cambiar un poco. Darme cuenta que, no tendría ni la más mínima posibilidad para estar a su lado y hacerlo feliz, me rompían las ilusiones, esas pocas y las primeras que había tenido en mi vida pero, así era. Siempre se sufría. Siempre se te rompe el corazón y te dañan. Sobre todo esas personas que sin quererlo, lo hacen.

Saqué una botella de agua de la maquina dispensadora, tome el frasco de pastillas de mi mochila y apenas tome la primera la lleve a mi boca, bebiendo la suficiente agua para que resbalara por mi garganta hasta mi estómago.

—Oye, tranquilo. Las drogas en el colegio están prohibidas. —Se acercó, bromeando con ello.

—No es droga... —Negué sin humor alguno, mis párpados pesaban y la cabeza parecía que me estallaría. Sobre todo con el bullicio de las personas alrededor.

—¿Estás bien?

—Siempre que me ves me preguntas si estoy bien... —Murmuré— En realidad, mi cabeza duele pero, sentimentalmente, estoy hecho mierda.

—Oh, fuertes palabras salidas de la boca de Noah. —Sonrió. Se acercó a mi pasando un brazo por mis hombros,  dejándome cerca de él— ¿A qué se debe tu dolor de cabeza?

—No dormí bien anoche...

—Mhm, ¿Ya han hablado? —Preguntó y sabía yo a lo que él se refería— Digo, no quiero meterme en tus asuntos personales pero, me preocupa verte decaído, son mejores amigos. No deberían del estar peleados.

—Harry...

—No lo estoy defendiendo. Ese no fue modo de hablarte aquel día. Deben arreglar sus asuntos, es triste ver a un amigo mal.

Soy su amigo. Me considera su amigo.

Me voy a caer de la emoción.

—¡Noah!

Con un sentimiento de culpa, me gire para encontrarme con él, que estaba agitado, seguramente por haber corrido entre los pasillos.

—¿Podemos hablar? —Pidió una vez que recuperó el aliento— A solas... —Murmuró aquello mirando a Harry, que permanecía aún con su brazo sobre mis hombros.

—Bueno, yo los dejo. —Se separó de mi. Estaba tan bien así— Nos vemos después, Noah. —Me sonrió al mencionar aquellas palabras— Adiós. —Se despidió de Mark.

Lo miré girar en el siguiente pasillo. Teníamos la siguiente clase juntos.

—¿Qué?

—Quiero disculparme contigo...







N O T E SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora