seis

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Tu entrenamiento el día de ayer fue algo duro. Miré ese salto que diste y como caíste, ni siquiera vi alguna mueca de dolor. Te levantaste rápido y continuaste. Ha sido la mejor encestada que he visto en mi vida. Muy bien hecho.

—N.



La nota entró en esa pequeña abertura de su casillero de deportes. Me senté en la banca para terminar por cambiar mi calzado de vestir por mi calzado para deportes. Él apenas entró al lugar, una vez más, llegando tarde.

—¿Cuánto tiempo queda? —Preguntó.

Con rapidez, comenzó a deshacerse de sus zapatos y ropa, abriendo su casillero. Saco su uniforme y miró la nota caer. Sentí un cosquilleo en mi vientre.

—Tres minutos. Apenas y llegaremos al... Calentamiento. —Tragué duro. No era momento para tomar las palabras en doble sentido.

Pero, teniendo semejante cuerpo trabajado frente a mi, me eran muy difícil.

—Estoy a tiempo.

Leyó la nota, con su mirada hacia el casillero. Escuché un pequeño suspiro, como si hubiese reído. No sabía cómo sentirme precisamente.

—El profesor aún no llega... Tienes tiempo suficiente. —Dije, al asomarme y ver que en la cancha aún no había nadie.

Salí de ahí sin recibir respuesta.

Me sentía cohibido.


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