quince

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Lamento molestarte. Quizá, esta será la última vez que te escriba, aún lo estoy pensando demasiado. Desde un principio debí de hacerme a la idea de que no te fijarías nunca en mi, de que prácticamente eran un cero a la izquierda para ti, jamás he válido o he sido importante para ti.

Te quiero mucho, Harry. Por mucho tiempo, serás tú.

—N.






Me tiré sobre mi asiento, recargue mi cabeza sobre mis brazos flexionados, escuchando las risas y quejas de nuestros compañeros de clase entrar al salón. En cualquier momento comenzarían las clases una vez más, al menos ya era viernes u tendría el fin de semana para dormir y descansar lo suficiente.

—Buenos días, Noah. —Saludó Mark. Golpeando amablemente mi espalda.

—Buenos días... —Salude con cansancio.

No alcé mi rostro. Quería seguir así hasta que el profesor entrará. Descansar un poco mas no me caería nada más.

Cada vez se escuchaba más fuerte el bullicio de personas en el aula. Suspire con fastidio. Golpeé la mesa con un poco de fuerza y renegué aún más al ver a un grupito de personas a mi lado, quienes eran los más ruidosos en ese momento.

Ya ni respetaban...

Alcé mi mirada hacia el frente, tratando de relajarme y vaya que lo hice.

Lo miré con media sonrisa en su rostro, dejando su mochila en su lugar y, como por arte de magia, el fastidio se fue, tan pronto como se fue, regreso ahora un sentimiento de nerviosismo y pánico cuando tomó la nota. Nada nuevo en realidad, estaba acostumbrado a ello pero, está vez se sintió con más fuerza a causa de que leía la nota frente a mi, aún de pie y más cerca.

Una mueca de confusión apareció en su rostro. Yo seguía mirándolo, cada mueca y movimiento, estaba al tanto de ello.

Antes de hacer algo más. Me atrapó mirándolo. Con su mirada fija en mi dobló el papel entre sus manos y lo guardó en el bolsillo de sus pantalones.

—¿Q-Qué? —Pregunté cuando ya había pasado mucho tiempo y su mirada no se apartaba. Él negó.

—Nada... —Sonrió tan hermosamente, que por todo mi cuerpo pasó una corriente eléctrica.

Entró el profesor y todos tomaron sus asientos. Incómodo me sentía ahora. Tenía miedo de esto y de todo.

Esa sonrisa me llenó el alma, ¿Le gustarán las notas? Es decir, no siempre había palabras lindas en ellas, mucho menos en las últimas pero, ¿Qué es lo que siente cada vez que las lee?

Quisiera saber...

Dejaré de escribirle. Hoy, antes de terminar las clases, podrá tener la última nota entre sus manos, podrá leer lo último. Después de todo, no soy tan importante para él.

Jamás lo he sido.

—Eso será lo mejor.

—Joven Noah, ¿Puede darme el resultado de esta pregunta? —Señaló en la pizarra cuando lo miré.

Negué incómodo y nervioso: —L-Lo siento no... Presté atención. —Me encogí en mi asiento.

—Pues deje de estar tan distraído. Los exámenes están próximos. Nada de distracciones, preste atención.





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