18-Despedidas Y Corazones Rotos.

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Jairo:

No supe como pasó pero en poco menos de un momento mi mente oscurecida por la inconsciencia se iluminó en un resplandor violeta y fui capaz de ver mis propios recuerdos dentro de una esfera llena de imágenes que nunca se detenía.

El hallazgo me causó una fuerte impresión, y mas aún, ver a alguien desconocido esculcando mis memorias y manipulando mi mente, fue lo peor. Sin pensarlo siquiera me abalancé sobre el y de un golpe en la cara lo tiré al suelo, rápidamente se puso de pie e intentó golpearme en el segundo en que cerré los ojos por el dolor y lo hubiera hecho de no ser por un sujeto cuyo resplandor rojo como la sangre intentaba echar al intruso que estaba frente a ambos...

Todo era oscuridad y vi como ellos intercambiaron un par de golpes que apenas pude distinguir tras unos destellos rojos y púrpuras...

Finalmente desperté cuando sentí que la mano de Lucios tocaba mi hombro, el me miró y lo miré ...

—¿Estás bien?—.

—Si... ¿Que pa...so?—inmediatamente recordé el porqué me había desmayado e intente recuperar la compostura para que Lucios no se diera cuenta de nada, pero ya era tarde. El me miraba preocupado y junto a el, a mi espalda, estaba Louis, que me miraba de una forma tan desconcertante.

Intenté decirles algo pero la voz de la profesora me interrumpió.

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—Antes de llegar al ultimo pase de lista y entrega de documentos, me gustaría hacer un reconocimiento muy especial a un alumno que el 22 de abril obtuvo el primer lugar en el concurso internacional realizado en la ciudad de Londres Inglaterra. Se trata de Jairo Iturbide Salazar a quien le pido que suba al presidiúm de honor para recibir un reconocimiento otorgado por la C.I.E (Comisión Internacional de Educación), con el mismo, se adjuntan cuatro sobres de contenido sorpresa. ¡Adelante Jairo!—Santiago no cabía del orgullo frente a tantas personas que lo miraban por ser el padre de aquel prodigio natural.

Lo vió levantarse de su asiento y caminar hacía el, la sensación indescriptible que le producía lo llenaba completamente.

—¡Felicidades hijo!—le extendió una barra dorada con letras grabadas en latín.

En sus esquinas, una piedra preciosa brillaba seductora con la luz del sol, junto a ella, cuatro sobres blancos muy ligeros.

—Gracias Pa...—aquel momento fue como si el mismísimo tiempo se hubiera detenido, padre e hijo tomados de la mano, reflejándose mutuamente en esos ojos que lo decían todo.

Max los miraba una vez mas convencido del odio que sentía por ellos dos, definitivamente maldecía para sus adentros el que nada hubiera salido como esperaba. Jairo no solo había despertado sus habilidades, sino que contaba con la ayuda de alguien mas.

Aun recordaba aquella oscuridad en la mente de aquél, verlo rodeado por un aura idéntico al suyo lo conmocionó al grado de permitir que lo golpeara, sin duda era fuerte, pero tenía una debilidad que estaba por aprovechar, cuando, de la nada apareció una sombra, llegó justo a tiempo para recibir el golpe definitivo que esperaba acabara con ese engendro, lo ultimo que vió fue un par de ojos rojos que se reflejaron en su mente obligándolo a salir de aquel trance. Quería irse pero no podía, no en esos momentos.

El tiempo siguió su curso y el ultimo pase de lista comenzó.

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Catalina había llegado en el ultimo momento, justo para ver a sus dos hijos pasar por sus documentos, recordó a Valerius y la promesa que juntos habían hecho: estar ahí en ese día.

Imperio De Sombras: El Origen De La Oscuridad. (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora