3-Dios Creador. (Parte 2)

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Alguna vez imaginó que lo que había escuchado no era un simple comentario. Ante el peor de los casos no quería que fuera verdad. No después de todo lo que vivió con ellos, pero la duda lo asaltaba ante varias preguntas que bien tenían respuestas y que nunca quiso que fueran contestadas.

Sin embargo este era el momento en que no sabía realmente quien era. Aquel niño ingenuo a cada momento estaba muriendo al darse cuenta que era solo uno de tantos abandonados por sus padres.

Job sentía como su mundo se caía en pedazos. Fedóra estaba destrozada al ver aquel que tanto amaba, sufrir por su familia y sin mas y con todo su dolor le preguntó.

—¿Que vas hacer ahora?—.

—Ir a buscar a José. Porque por lo visto no es solo mi padrino. Tiene que responderme varias cosas—se secó las lágrimas y se paró, Fedóra sacó de su mandil de cocina una tarjeta y se la tendió.

—Esta es la dirección de ese hombre—.

—Gracias ma—la miró a los ojos con una ternura que nunca antes había visto su madre.

—Se que esta no es la última vez que nos vemos. No puedo esperar a mis hermanos para despedirme. Hazlo tu por mi. A mi padre también. Porque, pase lo que pase ustedes siempre serán mi familia. No les guardo rencor por ocultármelo al contrario. Gracias por cuidarme y hacerme como soy—las lágrimas lo traicionaron y la abrazó con tal fuerza como si nunca mas la fuera volver a ver.

—Volveré, madre—con pasos firmes avanzó y al salir de la puerta principal se volvió hacia atrás. Su vida jamás volvería a ser igual.

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El nacimiento de un ser humano dentro de una cápsula en pocos minutos, era algo que nunca se hubieran imaginado. Se armó un revuelo en la cámara ante tal acontecimiento y los flash de los reporteros se disparaban rápidamente.

William miraba  complacido la reacción de todos aquellos a los que llamaba colegas y a sus espaldas, mentes inferiores, se imaginaba también el impacto que iba a tener en unas horas aquella noticia.

Una de las asistentes le colocó una bata blanca aquel joven que continuaba desnudo. Un hombre bajito de lentes con los ojos desorbitados y una escasa cabellera, miró aquel dios creador que tenía frente a sus ojos.

—¿Que es lo que acabas de hacer William!—su voz resaltaba aquella emoción de científico frente a algo que no podía explicar.

William los miró fijamente a todos, se aflojó el nudo de la corbata y en tono imperial alzó la voz.

—Lo que he hecho, señores, es dar el primer paso en el largo camino de la evolución...—.

—¡Quieres decir entonces que!—le interrumpió bruscamente uno de los científicos ahí presentes.

—Si. Desde el inicio de los tiempos nuestra especie ha buscado el conocimiento, ha estudiado lo oculto, ha descubierto nuevos territorios y conquistado la oscuridad del universo. Somos el ejemplo perfecto de la especie mas inteligente, los límites no existen para nosotros y ahora lo estamos comprobando—.

Con pasos firmes se acercó al joven, de uno de sus bolsillos sacó un bisturí y ante el asombro de todos lo hundió desde el hombro hasta la muñeca del joven recién nacido produciéndole una herida que se bañó en sangre y un gesto de dolor.

Todos los presentes se estremecieron al ver semejante acto. El suelo se llenó de sangre y rápidamente se formaron pedazos de algo gelatinoso de color negro. Los presentes se deshicieron en profundas muecas de terror al ver como el brazo herido dejaba de sangrar y se cubría de aquel líquido seco, ya ennegrecido.

Imperio De Sombras: El Origen De La Oscuridad. (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora