31

18.3K 1.1K 325
                                    

Alguien movía mi hombro constantemente, causando que abríera los ojos lentamente, tarde un poco en acostumbrarme a la luz del sol, aquí el cielo estaba más iluminado que en la ciudad. Mire confundida a Jeon, mis mejillas se calentaron cuando recorde lo sucedido.

-Hasta que despiertas-Dijo con tono burlon-Creí que habías quedado inconsiente, en cuanto te subiste al auto no paso mucho para que cayeras dormida, toma-Me paso una crema extraña-Seguramente te dolerá el cuello más tarde, frotalo en la zona dañada y estarás bien-Una amplia sonrisa aparecío en su rostro, y una mueca de confusión en el mío.

-¿Pasa algo?-Pregunto preocupado repentinamente, inclinandose a mi altura.

-¿Qué acaso tu y yo...?-No complete la oración ya que él comenzó a reír-¿Qué?-Pregunte con dureza, nada de esto me causaba gracia.

-Entonces eso es lo que soñabas-Sonrió ladinamente, mirandome con lujuria-Nosotros no hicimos nada, tu estabas completamente dormida, debo decir que disfrute escucharte gemir de esa manera, sobre todo cuando decias mi nombre, y vaya, tienes mucha imaginación, digo, que "nos viera un camionero" es demasiado para procesar-Mis mejillas se incendiaron inmediatamente, no podía creer que todo eso haya sido solo un sueño, deben estarme jodiendo, era tan real que....

-Pero si quieres podemos hacer eso ahora mismo, lastima que ahora debemos ir a dejar nuestras cosas al hotel, así que si no te molesta, debemos bajar del auto, mi trasero duele por estar tanto tiempo sentado al igual que tengo los brazos entumesidos-Se quejo con un lindo puchero.

-Esta bien-Solté un suspiro, estaba cansada, y eso que según él me la pase dormida todo el camino.
Bajamos del auto, con ayuda de Jeon baje mis cosas, adentrandonos a un hotel que parecía ser bastante costoso, pero a él no le importaba lo suficiente ya que sin más pidió una habitación matrimonial. Uno de los hombres del servicio tomó nuestras cosas para llevarlas al que sería nuestro dormitorio por unos días. No había caido en la cuenta de que compartiriamos habitación.

-¡Por qué!-Grité de repente.

-Debemos ahorrar un poco-Se encogió de hombros restandole importancia al asunto, tiro de mi brazo para después entrelazar nuestros dedos, mire nuestras manos, mi corazón latía desenfrenado, mis mejillas ardían, pero sonreí al verlo igual que yo. Aún estaba muy en el fondo el Jeon de hace años.

-Intentare encontrarlo-Le susurré en la mejilla causando que estás se enrojecieran un poco más.

-¿Qué cosa?-Preguntó algo nervioso, carraspeó intentando ocultarlo en vano.

-Nada Jeon, nada-Sonreí por inercia mientras nos adentrabamos en el asensor, piso 7, habitación 112, no estaba nada mal. Tenía buena vista a una parte de la playa, recién me percataba de donde estabamos.

-¿Por qué me trajiste aquí?-Cuestioné recargandome en el barandal del balcon, la suave y fresca brisa del aire era reconfortante y calmaba el estrés que había estado cargando últimamente.

-Quería pasar tiempo contigo, pensar bien las cosas, darme cuenta de si tenía o no razón en algunos aspectos respecto a ti-Se colocó detras de mi, besando mi hombro y pasando sus brazos por mi vientre atrayendome a su cuerpo. Más fuerte de lo que recordaba.

-¿Con respecto a qué?-Pregunte curiosa. Girando hasta quedar frente a frente. Me arrepentí un momento, ya que al encontrarme con sus ojos, que me miraban fijamente con un brillo extraño, y una gran sonrisa algo se arremolino en mi estómago, temble en sus brazos y para aparentarlo lo abrazé por el cuello, depositando un cálido beso en pecho-Dime Jeon, ¿Qué planeas?

-No pienses en eso, solo disfrutalo-Correspondió a mi abrazo besando mi frente, era un momento realmente conmovedor y romantico, con sólo el sonido del mar estrellandose sobre las rocas y arena, con las gaviotas que volaban libremente en el cielo. Levante mi rostro para besar sus labios, coloqué mi mano en su mejilla dejando suaves caricias, sus manos acariciaban al mismo tiempo mi cintura, dejando un camino hasta mis gluteos pero rápidamente volvía a subir, dejando un camino ardiente en mi ser. Baje mis besos a su cuello, disfrutando de su aroma varonil, escuchando sus gemidos reprimidos.

Enseñame a dar placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora