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Un fuerte brazo impedía que moviera alguna parte de mi cuerpo, me sujetaba con tal fuerza que creí que me ahogaría. Intente darme la vuelta para encarar a Jeon, o al menos protestar y pedirle que me soltara. Pero lo único que hizo fue gruñir y reincorporar su brazo a la misma posición.

-Jeon-Advertí. Mi cuello dolía y no entendía el por qué.

-Calla y duerme-Mandó. Eso me hizo fruncir el seño, no me dejaba escapar y ahora daba ordenes ¡Por supuesto!

-Sueltame-Ordene apretando los dientes. Lo escuché bostezar y dar vueltas en la cama. Sin soltarme ¿Acaso era elástico?

-Por favor-No cedía-Bien, si no me sueltas me haré pipí aquí-Moví mis hombros para demostrar que no me importaba.

-¡No! Agh, que asco-Se rindió y me soltó, al fin, ¡Libertad!
Me reí por lo bajo y me encamine al baño. Una vez dentro dude mucho de la hora que era, debían ser las 2 o 3 de la madrugada. Aterrador, pero tenía necesidades. Cuando termine lo que tenía que hacer me lave las manos, y, por extraño que parezca, el celular de Jeon estaba ahí. La pantalla parpadeaba, indicando que uno o varios mensajes habían llegado.
Mordí mi labio inferior, indecisa.

-Debo confiar en él, al menos una última vez-Le dije a mi reflejo en el espejo.
Solté un suspiro y deje el celular donde lo encontré, sin siquiera ver la pantalla.
Salí del baño para encontrar a Jeon dormido, y roncando. Tome mi móvil de la mesita de noche y tome un par de fotos, con esto podría amenazarlo después. Reí por lo bajo cubriendo mis labios con mi mano.
¿Por qué incluso dormido se veía lindo?

Me sente a su lado, y aparte el cabello que cubría su rostro. Sus labios entreabiertos se veían apetecibles.

-___..__-Dijo en un suspiro, y continuo durmiendo.
Mi corazón latío con fuerza en mi pecho y mis mejillas se coloraron ¿Dijo mi nombre? ¡Aún estando dormido!
De alguna manera eso me hacía sentir bien, no soñaba con nadie más, sólo conmigo. Bese castamente su mejilla antes de salir de la habitación y cerrar la puerta, repentinamente ya no tenía sueño.
Fui a la pequeña cocina, en realidad sólo tenía un refrigerador y un microondas. Abrí el primero y tome una botella de agua, recargandome en la puerta de la cocina comenzé a beberla. Pensando en una infinidad de cosas que hacían que mi estómago de revolviera.
Sacudiendo mi cabeza repetidas veces salí a la pequeña sala de estar, encendí el televisor para distraerme por un rato, tal vez de esa manera podría conciliar el sueño.

Cambie de canal en canal sin encontrar algo interesante. Tome mi celular del bolsillo dejando la telvesión en un canal de noticias. ¿Cómo por qué a estas horas?

Revisé las fotografías que recién le tome a Jeon, no pude evitar sonreir cuando acerque lo más que pude la imagen, recorrí con la yema de mi dedo su delicado y angelical rostro.
Lamentablemente los chicos que tienen rostros inocentes son quienes más problemas suelen traernos.
Continue recorriendo cada parte de la imagen hasta que llegue a su muslo. No le había puesto atención a esa parte de su cuerpo. Lo he recorrido tantas veces con la mirada pero en realidad el deseo era tanto que omitia varias partes. Como esa. Sus muslos eran realmente fuertes, o eso parecía desde aquí.
Mordiendo mi labio camine de puntitas de regreso a la habitación.

Lo encontré recostado boca arriba, eso facilitaria las cosas.

Me acerque lentamente a él a horcajadas, coloque mis piernas a cada lado de su cintura, dejandome caer lentamente en esa parte de su cuerpo que tanto anhelaba. Pase mis dedos por la tela del pantalón en la parte de sus muslos.
Suspire satisfecha. Tenía razón, eran fuertes. Presione un poco y le escuche gruñir.
Asustada me gire a verlo, abrió ligeramente sus ojos, asustandome. Pero de inmediato los volvió a cerrar.

Enseñame a dar placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora