55

9.9K 768 80
                                    

Poco después de que Tae me hiciera el favor de acompañar a Yeol y Soo a la puerta me derrumbe de nuevo sola en mi habitación, aunque esta vez era diferente. El vacío que sentía era inmenso, el dolor con el que mil corazón se oprimía una y otra vez sin descanso.

Mis ojos estaban aún más hinchados por haber derrado lágrimas frente a los chicos y justo ahora. Tenía la sensación de no poder derramar más, pero seguían cayendo.

Mi mente no dejaba de repetir las palabras te lo dije. Porque si, yo misma sabía en qué diablos me estaba metiendo, sabía lo vulnerable que era ante él. Que no estaba lista para enfrentarme a alguien de esa manera. Pero nada de eso me importo, no tomé en cuenta cuán afectada podría salir.
Por ello es que siempre debes pensar con la cabeza. Seguir a tu corazón no es malo, al menos no si estás completamente segura de lo que estás arriesgando y lo que puedes perder.

Cuando era estudiante, aquella chica ilusa que se metía con uno y con otro sin importarle un comino el romper alguna relación sin tomar en cuanta los sentimientos de los demás y quienes podrían salir lastimados, hubo personas que se atrevían a preguntarme el por qué lo hacía, el qué ganaba yo con todo eso.

Y la verdad es que, no ganaba nada realmente. Pero tener a un puñado de chicos hormonales dispuestos a todo tras de ti, me hacía sentir que alguien me necesitaba. Que alguien dependía de mi. No importaba quién, o cuántos. El ego en esa etapa de la vida es al parecer lo más importante.
No había sentimientos de por medio, todo era con libertades y sabías en lo que te metías. Los corazones rotos nunca faltaban, pero al menos nunca había sido el mío.

Jugar con las personas había sido cosa fácil. Salirme con la mía todo el tiempo, disfrutar de una vida sexual activa, ser deseada por tantos para que al final siempre ocurríera lo mismo, llegaba una chica, una buena chica que de alguna manera lograba domar al chico, y entonces, en algún punto, me quedé sola. Nadie más iba tras de mí, nadie se preocupaba por mi realmente, solo tenía una amiga verdadera y a mi hermano, quienes nunca me dejaron sola, pero aún así sentía la falta de alguien.

La timidez de Jeon cuando estudiamos juntos había despertado una gran curiosidad en mi, pervertirlo fue lo peor que pude haber hecho, porque de esa manera no estaríamos en esta situación, yo no estaría llorando por tener el corazón hecho pedazos, el pecho no me dolería de esta manera y él no estaría debatiendose antes entre la espada y la pared.
Y aún así, no me arrepiento.

Pesé al dolor, la situación en la que estamos, nada de eso es tan malo como para desear que no hubiese sucedido. Pervertirlo de esa manera no fue correcto, corromper a alguien de la manera en que lo hice no estubo bien. Dañar de ese modo, al final es cierto que todo regresa a ti con la misma intensidad.
Y ahora pago por ello.

***

El primer día que entré a este edificio estaba llena de pánico.
Y este día, meses después de haber pisado este lugar, me encontraba en la misma situación.

Mis piernas temblaban, no llevaba zapatos con tacón y aún así me tambaleaba de vez en cuando. Las dependientas de la entrada me miraban confundidas. Los chicos en el ascensor por primera vez me miraban de manera obsena, siendo que al enterarse que Jeon y yo eramos "cercanos" dejaron de hacerlo.
Esto solo me recordaba la situación en la que me encontraba.

Llegar a la planta alta había sido la hazaña más grande a la que me he sometido.
Las manos me sudaban y constantemente las pasaba por mi falda simulando que la alisaba.
El corazón me latía con una fuerza constante que temí se saliese de su lugar, las sonrisas forzadas del resto de los empleados me hacían sentir aún más incómoda y por si fuera poco Bomi estaba saliendo de la oficina de Jeon.

Intenté en vano que no me viera, pero al final obviamente lo haría. Nuestras oficinas estaban juntas.

-¡_______!-Saludó sonriente. Pude darme cuenta de que aquella sonrisa no era del todo amable.

-Hola, buen día-Respondí simulando no estar a nada de romper en llanto.

-Yo, no sé cómo debería decirte esto. Creemé que estoy más ansiosa que nunca-Llevó su mano a su frente, mirando a todas partes menos a mi.

-¿Qué ocurre?-Me animé a preguntar. De nueva cuenta, nada podía ser peor que el que te dejaran por la chica buena.

-¿No quieres entrar primero?-Dijo en voz baja, fue entonces que me percate de que todos estaban muy al pendiente de nuestras palabras. Asentí y la invité a pasar a mi oficina, ella negó, y señaló la de Jeon.
Tragué saliva y con paso titubeante la seguí.

Sentí cierto alivio cuando me dí cuenta de que él no estaba dentro. Al punto en que suspire.

-Escucha, sucedió repentinamente, pero él está bien

-¿Qué pasa?-De repente estaba ansiosa y preocupada.

-Jungkook tuvo un accidente.






---
Les pido lean mi comentario~

Enseñame a dar placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora