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La noche había caído mas pronto de lo que esperaba, ambos seguiamos desnudos, solo que esta vez sobre la cama, cobijados por una ligera sabana muy suave, era reconfortante, había colocado mi cabeza sobre su pecho, Jeon llevaba dormido más de 15 minutos, pero no lo culpaba. Después de que ambos nos corrimos la primera vez solo reposamos un momento y volvimos a empezar.

Estaba satisfecha, pero no podía evitar el preocuparme por la presión tan molesta que sentía en el pecho. No me agradaba la sensación. Era tan, insistente. No importaba que quisiera pensar en otra cosa o distraerme para olvidarla. Siempre volvía, y de alguna manera sabía muy bien la razón.

Trazé un par de figuras sin sentido e imaginarias en su pecho, que se movía ritmicamente de arriba a abajo, su respiración era tranquila. Podía percibir la tranquilidad en su expresión, tan serena y pacifíca, como si nada en el mundo pudiera perturbar su sueño. Aquella paz y tranquilidad que había en su expresión, ojala pudiese contagiarmela. Aunque fuese solo por un momento.

Bostezé poco después, el cansancio comenzaba a hacerse más notorio, por lo que, apegandome un poco más al calor de su cuerpo, y sintiendo como su brazo rodeaba mi cintura con insistencia, me permití cerrar mis ojos y entregarme a los brazos de Morfeo.

***

JUNGKOOK

Me desperte al sentir frío en mi pecho, tenía la impresión de que alguien estaba sobre mi para darme calor, ya que realmente era una sensación cálida.
Me removí en la cama, abrí mis ojos con pesades y después de frotarlos para enfocar bien fue que me dí cuenta de que la ventana de la habitación estaba abierta. Que el cuerpo de ______ sobre mi pecho era lo que me mantenía caliente y que, por si fuera poco estaba desnuda con su cuerpo boca abajo. Pero en una posición en la que su trasero estaba un poco elevado, su seno izquierdo estaba a la vista y su cabello cubría la mitad de su rostro. Sus labios entre abiertos se veían incluso más apetecibles.

Me reprendí por observarla tan libremente mientras dormía, pero apesar de ello, me atreví a apartar el cabello de su rostro y colocarlo tras su oreja. Acaricie su mejilla. Pero pesé a ello era demasiado tarde. Por más cariñoso que quisiera ser, el romanticismo no era lo mío, lo decía porque mi miembro estaba erecto, y dolía demasiado.

Mordí mi labio inferior maldiciendome mentalmente. Quite la sabana de mi cuerpo, y en consecuencia, la arrebate de su cuerpo. Dejandola comoletamente expuesta y vulnerable ante mí.
Mi mano tembló con el resto de mi cuerpo cuando tomé mi miembro con mi mano, un escalofrío me recorrió y de alguna manera me sentí aliviado. Pero teniendola a un lado eso no me era suficiente.

Hice lo impensable.

Pase mis manos por su cuerpo, recorriendo primero su espalda, hasta perderme en la suavidad de su piel, llegando hasta sus nalgas. Donde prolongue más mis caricias, trague saliva y sintiendo mi exitación con más insistencia me atreví a pasar mis dedos por sus labios vaginales.
_____ soltó un suspiro que en un principio me alertó, si llegaba a despertar no se cómo tomaría esto.

Me refiero a que por muchas veces que hayamos estado en una situación similar o comprometedora, ella siempre era conciente de lo que pasaba. Y esto podría verse como si quisiera aprovecharme. Y, de alguna manera eso era malditamente exitante.

Negué con la cabeza un par de veces para apartar mis pensamientos, sabía que no era lo correcto, mucho menos si no podría evitar fallarle al final. Pero ahora el deseo era más fuerte que la razón, por lo que vilmente seguí recorriendo su cuerpo con mis sucias manos.

Subí hasta tomar su pezón visible entre mis dedos y tirar de este un par de veces. Amasé su pecho mientras me ponía de rodillas sobre ella. Logré no poner en sí mi cuerpo encima, solo lo suficiente para acomodarme entre sus piernas.

Baje mi otra mano a su entrada, acarie con insistencia sus labios vaginales hasta abrirlos y encontrar su clitorís, el cual pellizque y presione como si de un botón se tratase.
Sonreí con sorna cuando sentí como se humedecía.
Estaba reaccionando a mis caricias aún estando dormida.

Sus caderas parecían ser concientes de la situación ya que se elevaron y frotaron contra mis dedos.

-Así que ¿Quieres jugar?-Le hablé a la nada-Juguemos.

Enseñame a dar placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora