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Mi jornada había terminado al fin.
Apagué la computadora y lentamente guarde mis cosas en el bolso que siempre llevaba, sentía un gran peso sobre mis hombros aunque no trajera nada sobre ellos.

Salí a paso lento del edificio, había avanzado unos cuantos pasos cuando hurgué en el bolso y me dí cuenta de mi torpeza, había olvidado mi celular en uno de los cajones del escritorio. Con pesadez y pereza arrastré mis pies para regresar a la oficina. Saludé apenada al guardia que me miró con confusión y me adentre al elevador.
Pulsé el piso al que iba y moví mi pierna con impaciencia. El silencio del lugar me estaba matando, las palabras de Yeol no dejaban de repetirse una y otra vez, haciendo un eco insoportable en mi cabeza.

Cuando al fin entré de nuevo a la oficina me dí cuenta que la de Jeon estaba abierta. Asomé mi cabeza por la puerta por curiosidad y me encontré con Bomi de pie, observando unos papeles con detenimiento, me avergonzé por mi intromisión e intentado hacer el menos ruido posible entré a mi oficina y buscando entre los cajones caí en la cuenta de que no se hayaba por ninguna parte. Tiré de mi cabello hacia atrás con frustración.
Entonces tuve la brillante idea de marcar mi propio número con el telefóno de la empresa.

-Bien, será rápido, relajate-Por alguna razón mis manos comenzaron a sudar y eso no hacia más que provocar terror en mi.

Me quedé en silencio esperando escuchar el timbre de mi celular.
Sin embargo terminé por soltar de golpe el telefóno, ya que mi celular si había sonado, pero estaba en manos de Bomi, quien estaba parada justo en la puerta de la oficina.
Llevé una mano a mi pecho intentando calmar mi respiración y pulso.

-Dios mío, Bomi, me has asustado-Mi voz tembló con cada palabra que salía de mis labios.
Su rostro reflejaba un sentimiento que podía identificar por experiencia propia. Tristeza. Una tristeza inmensa.

-Lo siento-Su dulce voz inundó la oficina, sus manos temblaban incluso más que las mías cuando marqué, su mirada evadía encontrarse con la mía, confundida me atreví a preguntarle;

-¿Está todo bien?-Había cierto temor en mi pregunta.
Estaba aterrada, tenía mi celular en sus manos, había ciertas fotografías y mensajes que me preocupaban hubiera visto.

-Yo, tenía que venir a recoger unas cosas Kookie me mandó aquí por ellas. Fue entonces que lo encontré en el pasillo-Levantó un poco el celular, dandome a entender a lo que se refería-Sabes, es muy curioso-Alzó la vista al fin y fue acercandose al escritorio. No había notado que sus piernas temblaban hasta cierto punto, creí que caería en algún momento, por lo que me acerqué yo a ella sin dudarlo.

-Algo esta mal ¿Verdad? Tú no te encuentras bien, vamos, toma asiento-Le tendí mi mano, pero a cambio solo recibí una sonrisa forzada de su parte.
Ella misma logro llegar hasta la silla y sentarse correctamente. Aún tenía mi celular entre sus manos, me preocupaba ahora el que fuera a estrellar la pantalla por la fuerza con la que lo presionaba.

-Bien-Dije dudosa y me senté justo frente a ella.

-Quiero hablarte de algo importante-Dijo con voz queda, mis manos no dejaban de sudar y lo único que hacía era pasarlas por mi falda cada cierto tiempo para secarlas.
Había un silencio sepulcral en el lugar que me ponía tensa. Los minutos pasaron, y ella no hablaba, decidí que lo mejor era darle su tiempo y esperar a que se sintiera lista para hablar. Eso y que analizaba la situación para ver en qué momento era oportuno salir huyendo.

-Yo, estoy-Pasó sus manos por su cabello, aquel que siempre estaba perfectamente peínado y arreglado, ahora estaba hecho un caos-Estoy, bien, lo sé. Lo sé todo _________.



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PRIMERA PARTE
Nos leemos en poco tiempo♡

Enseñame a dar placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora