Capitulo 24

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El tren los dejó cerca del centro comercial más popular de la ciudad, en el mero centro. A Naruto no le gustaba estar en el centro, significaba estar más lejos del bosque y era su refugio, su hogar, realmente.

-Naruto, para que veas que me interesas mucho... te compraré todo lo que tú quieras. –Gaara le ofreció dando una palmadita a su bolsillo izquierdo. Como siempre, no sonreía pero sus ojos mostraban el más vivo interés.

-Ahm... no gracias, eso sería abusar demasiado, ttebayo. –incómodo, se acercó hasta Hinata y Sasuke. –Hey, ¿y Kiba, tteba?

-No sabemos. –dijo Sasuke mientras la chica seguía marcándole al teléfono.

-No me ha contestado.

-Hace dos días que no lo veo yo. –con ese comentario, Naruto logró aumentar la agonía de Hinata. -¿Qué?

-Ella lleva exactamente dos días, también. –le explicó su novio en voz baja mientras intentaba con su celular.

-¡¿Dos días sin estar contigo?! –exageró. –Eso es imposible, es un acosador y... -bajó la voz para no llamar la atención de los demás amigos. –y no podemos, nos moriríamos sin ustedes.

Sasuke iba a sonreír enternecido por una frase tan romántica como esa pero luego llegó el recuerdo de esa dolorosa sensación de pesadez y cansancio. Si, Hinata estaba muy mal, entonces. Bajó la vista y guardó silencio, entonces pudo escuchar a Naruto olfatear a Hinata, le molestó.

-¿Qué haces? –le jaló la oreja y lo alejó de ella.

-¡Argh! –no hizo ademan de liberarse a pesar del dolor. –Estoy buscando rastro de Kiba, quizá dejó una pista o algo.

-¿Una pista? –le soltó. –Más te vale que sea por eso.

-¡Chicos! ¡Por aquí! –Ino agitaba su mano mientras caminaba con más prisa. Habían quedado en reunirse todos en ese lugar para tratar un asunto de suma importancia.

Llegando, se sentaron en las enormes mesas que servían para comer ahí. Rodeados de establecimientos de comidas, a Naruto le empezó a rugir la panza. Sasuke se sentó pegándose lo más que pudo a su rubio puesto que la chica de ojos aperlados se había sentado del lado izquierdo. No quería estarlo, no debía estarlo...

Pero lo estaba.

Hasta con Hinata le daba celos.

Entendía que Naruto se sentía con la responsabilidad de cuidarla. Pero ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué?!

-Bueno, ya estamos todos reu... ¿y Kiba?

-Kiba... esta... muy ocupado. –mintió el rubio. Los demás chicos del equipo de futbol le miraron con interés.

-¿Ocupado en qué?

-Cosas personales. –sabia hacer expresiones que helaban la sangre a veces. Nadie se animó a seguir preguntando.

-¿Y bien? Yo también tengo cosas que hacer. –agregó Sasuke con gesto aburrido. A pesar de ya llevar una temporadita siendo novio de Naruto, los chicos del equipo que no eran bestias, seguían viéndolo con recelo o interés y lo incomodaban. (Además de sentirse responsable por sus futuras muertes si Naruto se daba cuenta que uno llevaba rato sonriéndole de más).

-Bien. Le dirán a Kiba. –advirtió la rubia. –En unos días, será el desfile.

-Ya sabemos.

-¡No nos pongas a hacer cosas raras! ¡Ya todos tenemos ideas para cada club!

-¡Cállense! –su voz chillona molestó a varias, en especial a las bestias. -¿Alguno se ha puesto a pensar porque no vino Sakura?

La Bestia Y Su AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora