C A P Í T U L O 1

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Para ella, esta situación se trataba más que una cuestión de costumbre. Era algo rutinario el despertarse agitada por alguna pesadilla que atormentaba su sueño, el llamar desconsoladamente a su madre para que la ayude a encontrar su consuelo, el no saber cual es la expresión de su rostro, el no ser capaz de ver nada, solo era una cuestión de todos los días.

Sin importar la ocasión, la vergüenza la consumía por completo, el depender completamente de alguien, incluso para poder vestirse, comer, maquillarse, darse una ducha, sin duda era algo incómodo, pero, era algo, a lo que tuvo que acostumbrarse, era algo que no tenía opción, no había otra salida.

— ¿Qué te parece si vamos a algún lugar?

Aquella mujer, de no más de treinta años de edad se dirigió hacia su hija, quien, con tan solo ver la expresión en su rostro y su mirada perdida, sabía que no se encontraba del todo bien.

— No tengo ánimo de salir, solo quiero quedarme en casa y dormir el resto del día

— Hija, debes de hacer algo. No lo sé, quizá, salir un poco más.

— ¿Quieres qué vaya al cine, qué salga a dar un paseo o qué lea un libro? ¡No te das cuenta qué no puedo hacer nada sin ayuda! Soy una maldita dependiente. Sé que estarás tras de mí todo el tiempo, prefiero quedarme en casa y no hacer nada, a salir y convertirme en la burla de la gente.

— Hija...

— ¡¿Qué?! Es la verdad, todo esto no hubiese pasado si no hubiera ido a ese estúpido viaje. Me gustaba ser una chica normal, me gustaba mi vida anterior. Me gustaba llevar un vida totalmente normal.

— Basta, ya, no sigas hablando. No digas una palabra más.

— Si, tal vez tienes razón, pero no lo haré. Sé perfectamente como te sientes.

— Hija... Por favor, basta.

¿Cree qué soy estúpida? Sé perfectamente que en estos momentos siente lástima por mí. Debería decirlo y ya.

Aquellos eran los mismos pensamientos que invadían su cabeza cada vez que comenzaba una discusión con su madre, para ella, era inevitable hacerlo, el no poder ver, la hacia dudar de todo y todos, sin duda alguien se aprovecharía de aquella situación al verla en desventaja.

— Quiero estar sola, yo, necesito descansar un poco. Solo, quiero dormir.

La mujer se quedó en silencio, pero si había algo que la chica tenía más que claro, era que su madre aún no dejaba la habitación, sabía que aún seguía mirándola con esos ojos llenos de tristeza.

— Sé que aún sigues aquí, ya te lo dije. Quiero estar sola ¿Podrías hacer lo que te pido? Aunque sea solo una vez.

— Bien, te dejaré sola. Solo espero que no cometas alguna estupidez.

— ¿Te estás burlando de mí?

Dejó salir dos sonoras carcajadas que al final quebraron haciendo que el corazón de la madre diese un vuelco ante aquella situación.

— ¿Qué más puedo hacer? Nada, esa es la respuesta, no puedo hacer absolutamente nada. Es difícil de hacerlo cuando solo te tengo a ti, no tengo cómplices en esto, estoy completamente sola.

Mirada Especial [Hong Joshua] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora