Riley Bellamy.
Abrí mis ojos luego de haberlos tenido cerrados por unos segundos entonces lo vi tan cerca de mi, no me había permitido tener sentimientos y no quería tenerlos de nuevo, por ello me vi obligada a retroceder.
Sus ojos se abrieron lentamente cuando separé mi frente de la suya pero sus manos continuaron sujetando las mías con la misma fuerza.
Mudé mi vista al piso y en cuestión de segundos él soltó una de mis manos para levantar mi rostro.
Solté su mano y me alejé de él en silencio.
Ninguno de los dos hablaba, ni una palabra salía de nuestros labios hasta luego de unos segundos más en donde decidí terminar con el silencio.
-Debo irme- le dije bajo.
-Está lloviendo.
-Vine en auto, no será problema.
-Las calles mojadas pueden ser resbalosas.
-Iré lento...
De nuevo comenzó a acercarse a mi pero yo puse distancia metiendo mis brazos entre nosotros. Se acercó haciendo que mis manos quedaran en su pecho y rió un poco cuando eso fue así.
-¿Por qué haces eso?- le pregunté luego de llevar ambas manos a mis costados.
-¿Qué hice?
-Hiciste que tocara tu pecho.
-Está fuerte, ¿No?
-Sabes la respuesta.
-Tal vez lo hago, pero siempre es bueno escuchar otras fuentes- dijo con una coqueta sonrisa ladina lo que me hizo rodar los ojos y morder mi labio inferior levemente.
Mi vista se fijo en la ventana que él tenía en su habitación y vi a través de ésta como la lluvia de la cual ya habíamos hablado caía.
-Debo irme, en serio- entré al baño rápidamente y comencé a tomar mis pertenencias; Ropa sucia, desodorante, cepillos y ese tipo de cosas. Ya tenía una semana aquí con él.
¿Por qué lo hacía?, ¿No era una mujer independiente?, ¿Por qué siempre recurría a él? Tenía una casa y tenía amigas. Ellas vivían con sus parejas y en el caso de Jenna hasta hijos pero de igual forma contaba con ellas.
Pero actuaba como una pequeña niña y necesitaba constantemente de Damian.
Volví a la habitación y coloqué todas las cosas en la cama. Después tomé la maleta y luego de abrirla comencé a poner todo dentro de ella mientras que Damian simplemente me observaba desde el marco de la puerta en donde estaba casualmente recargado y comiendo una dona.
-¿Tenemos donas?- le pregunté una vez que dejé de empacar y él asintió.
-¿Pongo el agua para el café?
-No- dije entre risas.
-Café con donas, debes admitir que suena bastante bien- me trató de convencer mientras hablaba con la boca llena.
-Suena bastante bien, por eso pararé por una caja de donas en el camino.
Tomé mi maleta una vez que la cerré y salí de la habitación, volteé sobre mi hombro y pude ver como me seguía.
Tomé las llaves de mi auto del clavo que tenía Damian en la pared de la sala y me preparé para salir.
Abrí la puerta de la sala y di un paso atrás rápidamente cuando pude ver con claridad lo pesada que estaba la lluvia, lo fuerte que caía y en la enorme cantidad en la que lo hacia. Damian rodeó mi cintura con sus brazos, me cargó y me colocó atrás de si, para después cerrar la puerta de una patada.
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Cuando la vida se complica
Подростковая литератураRiley Bellamy tenía problemas en su inexistente vida amorosa. No era el tipo de mujer que un hombre quería; Ella era feminista y era conocida por eso pues era una famosa escritora de libros de consejos y autoayuda para mujeres además de comunicadora...