Capítulo 33 - La magia de la lluvia.

3.4K 232 16
                                    

Riley Bellamy.

Abrí mis ojos luego de haberlos tenido cerrados por unos segundos entonces lo vi tan cerca de mi, no me había permitido tener sentimientos y no quería tenerlos de nuevo, por ello me vi obligada a retroceder.

Sus ojos se abrieron lentamente cuando separé mi frente de la suya pero sus manos continuaron sujetando las mías con la misma fuerza.

Mudé mi vista al piso y en cuestión de segundos él soltó una de mis manos para levantar mi rostro.

Solté su mano y me alejé de él en silencio.

Ninguno de los dos hablaba, ni una palabra salía de nuestros labios hasta luego de unos segundos más en donde decidí terminar con el silencio.

-Debo irme- le dije bajo.

-Está lloviendo.

-Vine en auto, no será problema.

-Las calles mojadas pueden ser resbalosas.

-Iré lento...

De nuevo comenzó a acercarse a mi pero yo puse distancia metiendo mis brazos entre nosotros. Se acercó haciendo que mis manos quedaran en su pecho y rió un poco cuando eso fue así.

-¿Por qué haces eso?- le pregunté luego de llevar ambas manos a mis costados.

-¿Qué hice?

-Hiciste que tocara tu pecho.

-Está fuerte, ¿No?

-Sabes la respuesta.

-Tal vez lo hago, pero siempre es bueno escuchar otras fuentes- dijo con una coqueta sonrisa ladina lo que me hizo rodar los ojos y morder mi labio inferior levemente.

Mi vista se fijo en la ventana que él tenía en su habitación y vi a través de ésta como la lluvia de la cual ya habíamos hablado caía.

-Debo irme, en serio- entré al baño rápidamente y comencé a tomar mis pertenencias; Ropa sucia, desodorante, cepillos y ese tipo de cosas. Ya tenía una semana aquí con él.

¿Por qué lo hacía?, ¿No era una mujer independiente?, ¿Por qué siempre recurría a él? Tenía una casa y tenía amigas. Ellas vivían con sus parejas y en el caso de Jenna hasta hijos pero de igual forma contaba con ellas.

Pero actuaba como una pequeña niña y necesitaba constantemente de Damian.

Volví a la habitación y coloqué todas las cosas en la cama. Después tomé la maleta y luego de abrirla comencé a poner todo dentro de ella mientras que Damian simplemente me observaba desde el marco de la puerta en donde estaba casualmente recargado y comiendo una dona.

-¿Tenemos donas?- le pregunté una vez que dejé de empacar y él asintió.

-¿Pongo el agua para el café?

-No- dije entre risas.

-Café con donas, debes admitir que suena bastante bien- me trató de convencer mientras hablaba con la boca llena.

-Suena bastante bien, por eso pararé por una caja de donas en el camino.

Tomé mi maleta una vez que la cerré y salí de la habitación, volteé sobre mi hombro y pude ver como me seguía.

Tomé las llaves de mi auto del clavo que tenía Damian en la pared de la sala y me preparé para salir.

Abrí la puerta de la sala y di un paso atrás rápidamente cuando pude ver con claridad lo pesada que estaba la lluvia, lo fuerte que caía y en la enorme cantidad en la que lo hacia. Damian rodeó mi cintura con sus brazos, me cargó y me colocó atrás de si, para después cerrar la puerta de una patada.

Cuando la vida se complicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora