Riley Bellamy
Poco a poco comencé a despertar, abrí mis ojos con bastante pereza y luego de haber visto la hora vi mi almohada de embarazo tirada en el piso. Fruncí el ceño y después voltee sobre mi hombro. Miré a Connor detrás de mi, estaba demasiado cerca y sus manos sobre mi vientre.
Me di la vuelta con cuidado para quedar sobre el otro costado y después lo empujé. Me senté en la cama y después me levanté. Un ruidoso bostezo salió de mi boca haciendo que mi mandíbula doliera un poco. Salí de mi habitación y caminé hasta la habitación de Emily. Todo estaba exactamente donde debería.
Sonreí ampliamente y recorrí el cuarto mientras miraba como todo estaba en su lugar, inclusive la ropa de Emily y juguetes. Vi dos cajas de asientos para bebé, ambos estaban abiertos y tuve que salir de la casa para después ver como estaban ya instaladas en ambos autos; el suyo y el mío.
Regresé a la casa y de nuevo entré a la habitación de Emily. Me acerqué a la cuna y pude imaginarla recostada ahí. Estaba demasiado emocionada y quería tenerla en mis brazos cuanto antes. Quería amarla, cuidarla y darle todo lo que tengo.
Escuché la puerta cerrarse entonces voltee y lo miré.
-Hola- me saludó con una voz demasiado ronca.
-Hola- me giré y recargué mi espalda en los barrotes de la cuna. Examiné su cabello despeinado y sus ojos achinados y no pude evitar sonreír al encontrarlo tan tierno, era una vista a la que sin duda me podría acostumbrar. Su rostro era uno al cual podría ver todos los días al despertar.
Rodee mi cintura con uno de mis brazos y coloqué sobre la mano el codo del otro para después así cubrir mi estúpida sonrisa.
-¿Dormiste bien?
-Si, ¿Y tu?
-Mi siesta también estuvo bien- rió un poco mientras se acercaba a mi.
-No debiste haberte despertado tan temprano.
-Está bien- levantó los hombros -No voy a morir por dormir poco.
-¿O si?
-No lo creo- dijo al mismo tiempo que negaba con la cabeza.
-Esperemos que no.
Lo vi sonreír y después tomó de la cuna el peluche de elefante que había escogido para Emily.
-Es tan suave.
-La jirafa que yo escogí igual lo es- tomé el otro peluche y lo acaricié.
-¿Crees que le vayan a gustar los animales?
-Tiene que, su cuarto tiene de tema principal el circo.
-La imagino cuando crezca pidiéndonos miles de mascota.
-Nada de gatos, por favor- le dije disgustada apuntándolo con mi dedo indice.
-¿Y si a ella le gustan?
-A mi no, los perros son mejores- dije obvia.
-Nada de gatos entonces.
-Seguro le gustará mucho ir con tus padres.
-Oregon es hermoso, tiene paisajes que te quitan el aliento.
-¿Y por qué te fuiste si te gusta tanto?
-No lo se, creo que quería otro ambiente. Pero de igual forma, los lugares en donde hace mucho frío siempre serán mis favoritos. Amo ese clima y más la nieve.
-¿Si?
-Si.
-¿Y la playa te gusta?
-No tanto como los lagos.
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Cuando la vida se complica
أدب المراهقينRiley Bellamy tenía problemas en su inexistente vida amorosa. No era el tipo de mujer que un hombre quería; Ella era feminista y era conocida por eso pues era una famosa escritora de libros de consejos y autoayuda para mujeres además de comunicadora...