-Riley, ¿Todo en orden?- preguntó desde afuera. Puse atención a sus palabras, escuché con claridad su pregunta pero no respondí.
Apreté mis labios con fuerza y continué mirándome en el espejo mientras me sostenía firmemente del borde del lavamanos.
-¿Es por el vuelo y el taxi?, ¿Estás mareada o algo cómo eso?
Llevé mi mirada hacia el lugar en donde apenas hace poco más de 2 horas había estado un anillo.
Toqué ese lugar completamente desnudo ahora y me di la vuelta para así poder recargar mi espalda en el lavamanos. Miré a la puerta y me quedé así por unos segundos.
Coloqué el seguro de la perilla y después crucé mis brazos por debajo de mis pechos.
-¿Quieres que me vaya?, ¿Necesito llamar a Piper?
-No- respondí para ambas preguntas.
-De acuerdo, entonces voy a sentarme justo aquí.
-Bien- le dije.
-¿Estás bien?- preguntó unos minutos después terminando con el pacífico silencio que me dejaba procesar todo lo ocurrido en las últimas horas.
-¡Estaba bien!- le grité a través de la puerta -Estaba bien hace una semana, estaba bien antes de que tu llegaras, estaba bien con Damian pero lo más extraño es que ahora estoy bien también... justo en este momento- relamí mis labios y unos segundos después volví a hablar para especificar -estoy aquí contigo.
-Continúa.
-¡¿Qué demonios pasó en las últimas 24 horas?!- le pregunté mientras reía de una forma bastante extraña pues era una mezcla de risa y llanto.
Lloraba y reía al mismo tiempo, muy natural.
-Riley...
-¡Responde mi pregunta!
-Tenías tu despedida de soltera, te encontraste conmigo en el elevador y subimos hasta la suite en donde simplemente conversamos y llegamos a la conclusión de que nos amamos y queremos estar juntos, por eso dejaste a Damian horas antes de tu boda, por eso estás aquí ahora porque me amas y es conmigo con quien quieres estar.
Fue específico y remarcó mis sentimientos por él como si fuera necesario recordarme que lo amaba, como si en el corto transcurso yo lo hubiera olvidado y mis sentimientos no fueran los mismos que los de esa charla.
Como si estuviera confundida o arrepentida de estar aquí con él.
Y eso no era así.
Me separé del lavamanos y le quité el seguro a la puerta para después abrirla por completo.
Lo vi sentado justo al frente recargado en la otra pared del pasillo de la bonita suite que habíamos conseguido en The venetian.
Salí del baño y cerré la puerta detrás de mi para después sentarme justo delante de él.
-Estas cosas no se supone que pasen, no se supone que cambies de opinión tan rápido. No es normal. Tu no tendrías porque tener tanto poder en mi después de todo lo que pasó y yo no debería estar contigo aquí, no ahora y tampoco debería casarme contigo porque tu divorcio es reciente y yo iba a casarme y tu... tu me dijiste que yo no era tu persona- lo señalé por unos segundos y después encogí mis piernas para poder rodearlas con mis brazos y colocar mi mentón sobre mis rodillas -Me hiciste sufrir, en verdad lo hiciste, Connor. Oír eso dolió y está bien, yo sé que no podía hacerte amarme pero tu me hiciste pensar que lo hacías en muchas ocasiones, quizás no era de la misma forma en la que yo te amaba en ese entonces pero no porque no me amaras como yo quería significaba que no lo hicieras. Pero de igual forma siempre estuvo Jess y no sé como es que estamos aquí cuando apenas se divorciaron hace apenas casi un año al igual que tampoco sé como es que quieres estar conmigo cuando ayer estaba comprometida. Todo esto me está resultando bastante confuso. Creo que tu eres confuso.
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Cuando la vida se complica
Ficção AdolescenteRiley Bellamy tenía problemas en su inexistente vida amorosa. No era el tipo de mujer que un hombre quería; Ella era feminista y era conocida por eso pues era una famosa escritora de libros de consejos y autoayuda para mujeres además de comunicadora...