—¿Todo en orden?— me preguntó Tyron en voz baja luego de terminar de usar el spray en mi cabello —¿Riley?
Me levanté de la silla y negué con la cabeza, las hermanas y la madre de Damian comenzaron a elogiarme junto con mi mamá, pero no importó, no me detuve ni para decirles un "gracias" o por lo menos darles una pequeña sonrisa.
Entré hasta el baño y me dejé caer con lentitud hasta quedar sentada en el frío piso.
Tyron entró unos segundos después.
—¡Estás sentada en el piso del baño!
—Si.
—¿Te das cuenta de que ya tienes tu vestido?
—Si— asentí rápidamente e hice que él se sentara a mi lado cuando notó que no me levantaría.
—¿Qué pasa, Riri?
—Necesito salir de aquí— le dije muy muy bajo. No podía correr el riesgo de ser escuchada.
—Disculpa, ¿Cómo dices?— me preguntó inclinándose un poco sobre mi rostro luego de relamer sus labios mientras me miraba con el ceño bien fruncido.
—Lo digo en serio, Ty.
—¡¿Qué demonios me pides que haga?!— me preguntó exaltado pero siempre manteniendo el volumen bajo.
—Necesito que ellas se vayan— señalé la puerta del baño pero sé que de igual forma él me entendió.
—¿Y?
—Después busca a Damian, debe ser rápido.
—¿Pero qué les digo a ellas?
—Sólo que se larguen.
—No puede ser...— se levantó del piso y llevó ambas manos hacia su cabeza —De acuerdo, yo me encargo.
—Gracias.
—Si, si, si— dijo sin importancia antes de salir.
Escuché como les dijo que quería estar a solas unos segundos y eso bastó para conseguir lo que yo quería.
Unos cuantos minutos después escuché como tocaban la puerta, me levanté del piso y salí del baño para después abrir la puerta.
—¡¿Qué haces aquí?!— tomé a Connor del brazo y lo hice entrar rápidamente.
—Todo está listo.
—No, no es verdad. No le he dicho a Damian.
—¿Vas a decirle?
—Necesito hacerlo, no puedo sólo irme.
—Claro que puedes, de hecho a eso se le llama huir, que es lo que se supone que haríamos.
—¿Esperabas qué lo plantara en el altar?
—Si...
—¡No puedo hacer eso!
—Le podías dejar una carta.
—No. Necesito decirle antes de irme.
—De acuerdo— asintió un par de veces —No me dejaste hablar primero pero no importa, de todas formas te diré que te ves hermosa.
Escuché la voz de Damian acercarse entonces mi respiración se aceleró. Más de lo que debería.
—Oh por dios, oh por dios... ¿Qué le voy a decir?— llevé mis manos al pecho y las mantuve ahí por unos segundos mientras trataba de que mi respiración se controlara —¡Debí dejar una carta! —comencé a ventilarme con mis propias manos, mi respiración se había vuelto tan pesada.
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Cuando la vida se complica
Ficção AdolescenteRiley Bellamy tenía problemas en su inexistente vida amorosa. No era el tipo de mujer que un hombre quería; Ella era feminista y era conocida por eso pues era una famosa escritora de libros de consejos y autoayuda para mujeres además de comunicadora...