Capítulo 41 - Estamos buscando algo tonto que hacer.

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Riley Bellamy.

2 años después.

-¡Hey!- lo saludé sonriente mientras me movía de un lado a otro tratando de llamar su atención entre toda la gente.

Lo vi negar con la cabeza mientras reía entonces me detuve. Él se acercó a mi y me abrazó.

-Hola- me saludó al oído.

-Hola, extraño- le dije con una leve risa. 

Lo había extrañado muchísimo. Él se desapareció del mapa justo como yo lo había hecho cuando estuve en Canadá.

Unos segundos después él se apartó de mi entonces vi las maletas en sus manos. 

Me hice hacia un lado tratando de ver detrás de él y luego fijé mi mirada en sus ojos.

-¿Qué?

-¿En dónde está Jess?

-Lo más probable es que esté en Soho.

-¿Lo más probable?

-Mhmm- asintió mientras me mostraba sus manos.

Acaricié una de éstas extrañada mientras reía. No entendía porque me mostraba sus manos.

-¿Usaste crema?

-Mira otra vez.

Fijé mi vista en sus manos y miré con más atención, apenas lo noté subí la vista y lo vi preocupada.

-¿Es en serio?- le pregunté un tanto bajo.

-Ajá.

-¿Desde cuándo?

-Casi 1 año.

-¡Dios! Connor, ¿Por qué no nos dijiste nada?- lo regañé luego de haberlo empujado por el pecho.

-No quería hablar de eso.

-¡Tendrías que haberlo hecho!

-Estoy bien, ambos lo estamos.

-¿Por qué?- le pregunté. Necesitaba respuestas, estaba conmocionada. 

-¿Por qué estamos bien?

-No seas chistosito.

-Haz bien las preguntas- se burló de mi entonces se ganó otro empujón -¡De acuerdo!- levantó ambas manos en señal de rendición entonces retrocedí dejándolo en paz -Te contaré todo de camino al hotel.

-Bien- le ayudé con varias de sus maletas, traía demasiadas como para sólo pasar el fin de semana aquí.

Salimos del aeropuerto y subimos a mi auto luego de haber dejado todas las maletas en la cajuela.

Encendí el motor del auto y fijé mi vista en él luego de haberme puesto el cinturón de seguridad -¿Entonces?

-Tuvimos gritos, llantos, insultos y peleas hasta que ambos nos cansamos de todo- me respondió antes de que echara a andar el carro.

 -Han tenido todo eso antes.

-Si, y yo lo se pero era diferente.

-¿Por qué peleaban?

-Adivina.

-Hijos.

-Chica lista- dijo él.

-Lo siento.

-Yo creí que adoptar era la solución y ella no. 

-¿No?

-No porque aún se sentía mal consigo misma.

Cuando la vida se complicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora