Corey Aldrin.
—¿Podemos parar?— le pregunté bajo a la hermosa chica con la que horas antes había tomado varios tragos y había bailado varias canciones a pesar de que yo no bailaba.
—Seguro— asintió sin problema alguno y la vi abrir los ojos luego de tomar un poco de distancia entre nosotros —No soy una zorra— me dijo —No trato de tener sexo con todos los chicos guapos de los clubes o algo como eso— dijo un tanto bajo luego de abrazarse por los codos.
—No es lo que dije y no pienso que lo seas— le hice saber de forma tranquila mientras continuaba viéndola con una leve sonrisa en el rostro.
—De acuerdo— su postura se relajó y pude verla claramente bajar la guardia.
—Simplemente acabo de darme cuenta de que no es lo que quiero.
—No debiste haberme invitado.
—Es que si quería que vinieras; cuando te dije de ir a un lugar más tranquilo lo decía en serio.
—Esto es vergonzoso— dijo riendo luego de haber recargado su espalda en la puerta de mi departamento.
—Ven.
Tomé asiento en el sofá y mantuve mi mano extendida hacia ella hasta que finalmente comenzó a caminar hacia donde yo estaba.
Tomó asiento justo a mi lado, recargó sus codos en sus piernas y sostuvo rostro con ambas manos.
Me incliné justo de la misma forma en la que ella lo había hecho y aunque resultaba un tanto incómodo me mantuve así para únicamente poder verla.
—Andando.
—¿A dónde?— me preguntó sin moverse siquiera un poco.
—Sólo por allá— dije sin darle importancia al destino y me levanté.
—Eres raro, ¿Sabías?
—Me lo han dicho en varias ocasiones— Concordé con ella y rió suavemente. Extendí mis manos hacia ella y las tomó. La ayudé a levantarse y tomé unas cuantas cosas antes de salir.
Subimos a mi auto una vez más y comencé a conducir.
Unos cuantos minutos después llegamos, ella hacia muchas preguntas y yo a todas ellas las respondía con lo mismo: "Ya lo verás"
—¿Esto es siquiera legal?
—Sí. No te preocupes. No voy a meterte en problemas.
—Confiaré en ti, Corey— tomó mi mano y entró después de mi. Me aseguré de cerrar y continuamos caminando por el oscuro edificio.
—Estoy loca por haber aceptado venir contigo.
—¡No te haré nada!— iluminé con la aplicación de lámpara que tenía en mi celular y continuamos caminando —Creí que habías dicho confiabas en mi.
—Lo siento.
—No hay problema.
Subimos varios pisos y ella me maldijo por eso pero al final todo valió la pena y olvidó que estaba molesta conmigo.
—¿Qué es aquí?— preguntó impresionada recargada en el ventanal que dejaba ver la hermosa ciudad.
—Será un restaurante, todavía no hemos terminado.
—¿Hemos?
—Mi papá, nuestro equipo y yo.
—Estoy bastante confundida.
—Trabajo aquí.
—Es realmente impresionante— me dijo luego de haberse girado para poder verme —¿Eres algo así como joven y exitoso?
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Cuando la vida se complica
أدب المراهقينRiley Bellamy tenía problemas en su inexistente vida amorosa. No era el tipo de mujer que un hombre quería; Ella era feminista y era conocida por eso pues era una famosa escritora de libros de consejos y autoayuda para mujeres además de comunicadora...