14. Un resfriado con efectos secundarios.

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NARRA SOFÍA

Siempre pensé que mi vida ha estado llena de encuentros inoportunos y una racha de mala suerte pero nunca me planteé que mi mala suerte siempre me acompañaría a donde fuera, esperando para "atacarme" sin tener la más mínima piedad conmigo.

La razón por la cual digo esto es simple. Han pasado un par de días desde que Anastacia y yo le hicimos aquella jugarreta a Eleonora donde todo fue de maravilla. Sin embargo, como la suerte nunca está de mi lado me he puesto enferma de un resfriado más fuerte de lo que suelo llegar a tener.

¿Lo peor de todo? Me puse horriblemente mal el viernes por la tarde y tuve que ir a la enfermería donde la enfermera  me dijo que debía mantener reposo durante todo el fin de semana.

¡Maldita sea! ¿Por qué he tenido que ponerme mala para el fin de semana y no cuando hay clases?

Ya lo dije, es mi mala suerte, siempre me acompaña. Parece que le cuesta separarse de mi.

—¿Quieres que te de más papel para sonarte? —me pregunta Anastacia, quien está sentada en la silla del escritorio que tenemos en nuestro cuarto.

Ahora le ha dado por ser responsable y terminar sus deberes lo antes posible para tener el resto del fin de semana libre. Yo por mi parte estoy acostada en mi cama, con una gran manta que me mantiene calentita.

Ventajas o desventajas de estar enferma. Depende de cómo lo mires.

—No gracias, creo que con este rollo de papel tengo suficiente —contesto agradeciéndoselo igualmente mientras señalo el rollo de papel que sostengo oca mi mano derecha.

La verdad es que Anastacia desde que estoy mala con resfriado se ha portado como una madre para mí y realmente se lo agradezco.

—¿Quieres que te busque algo? Sabes que me tienes aquí para cualquier cosa —recalca la pelirroja con amabilidad.

En la medida de lo posible doy una pequeña risa que hace que tenga que volver a sonarme.

—Tranquila Ani, no es como si me estuviera muriendo —respondo intentando quitarle importancia a mi resfriado puesto que después de todo es solo eso, un simple resfriado.

Hay cosas mucho peores.

Mi amiga me da una mirada de reprimenda y luego sigue con sus deberes como si nada.

De pronto noto como mis párpados comienzan a pesarme. Intento mantenerlos abiertos pero me parece casi imposible. Últimamente no he estado durmiendo muy bien y si a eso le sumas que estoy enferma...

—Échate una siesta anda —es lo último que le oigo decir a Anastacia quien se acerca a mí y me tapa más de lo que ya estoy con la manta. Es ahí cuando me aferro a mi almohada y mi manta y ya todo se torna de color negro.

(...)

Me levanto de mi cama al oír un ruido. Al abrir mis ojos con fuerza veo una silueta masculina. Me sobo mis ojos con mis manos para poder concretar a quién pertenece ese rostro que tengo en frente mía.

—Sofía, ¿estás despierta? —pregunta una voz masculina.

Doy un pequeño brinco en mi cama cuando veo con claridad a Christian a pocos centímetros de mi. ¿Que hace él aquí y dónde está Anastacia?

Cumpliendo los catorceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora