NARRA SOFIABrent tiene sus ojos cerrados y yo me quedo observándole. Después de habernos besado, dejé que descansara ya que era lo que más le hacía falta en aquel momento, sobretodo después de los golpes que recibió.
Imaginarme lo que ha sucedido con Dylan y sus amigos me resulta aterrador a la vez que también me decepciona, mayormente por parte de Dylan.
Debo admitir que como una tonta caí en su juego y pensé que realmente le gustaba. No obstante, por como se comportó la última vez que lo vi, es obvio que no siente ni el más mínimo sentimiento hacia mi. Si de verdad yo le hubiese gustado, él me hubiera defendido delante de John pero no lo hizo.
Por otra parte, también sigo sin creerme lo que ha ocurrido con Brent, ¿por qué le he besado? ¿Cambiará eso de alguna manera nuestra relación?
Por el momento me siento confusa. El hecho de querer besarle me ha hecho plantearme de nuevo mis sentimientos hacia él dejándome con la conclusión de que ya no tengo ni idea de lo que siento por Brent.
Esta claro que no estoy enamorada de él, para eso tendría que pasar por mucho pero es que ya tampoco lo veo solo como un simple conocido.
Con todas estas dudas en mi cabeza sigo observándole. La verdad es que cuando duerme parece todo un angelito.
—Sabía que te gustaba pero no sabía que te gustaba tanto como para observarme mientras estoy durmiendo —comenta llamando mi atención y hablando por primera vez desde que se fue a dormir.
Brent me mira con una sonrisa que me hace sentir segura.
—Incluso cuando has sido golpeado no dejas a un lado tu humor —digo riéndome y haciendo que él también se ría.
—Fuiste valiente ahí afuera —comenta con una voz más ronca de lo normal en él. Seguro será porque acaba de despertarse.
—Hice lo que debía hacer —me limito a contestar quitándole importancia.
Después de todo solo he hecho lo correcto y lo que cualquier persona con un poco de humanidad hubiese hecho, ¿no?
—Doble S, ¿sabes que?
—¿Qué? —pregunto curiosa.
Ya todos aquí sabemos que mi sentido de la curiosidad es inmenso y ser curiosa es algo que no puedo evitar. A veces me pregunto si hay clases de rehabilitación para aquellas personas que tienen que curarse por exceder los límites por ser tan curiosas. Si las hubiera yo estaría atendiendo a ellas en primera fila.
—Cualquier chico sería afortunado de tenerte como amiga o incluso como algo más —Su atrevimiento provoca que me sonroje.
Maldigo por lo bajo al darme cuenta de mi poco oportuna reacción. ¿Por qué siempre que me dicen algo bonito tengo que actuar de esta manera?
Rápidamente, con un poco de disimulo —algo de lo que cada vez tengo menos— aparto mi mirada y la desvío hacia el suelo, apreciando lo bonito que se ve desde esta perspectiva (ironía).
—No me mientas —titubeo con poca seguridad.
Él blanquea sus ojos y resopla. Eso me hace pensar que tal vez se ha molesto con mi respuesta. No obstante, cuando termina sonriéndome disipo esos pensamientos de mi cabeza.
—No te miento, ¿es que acaso decirte cosas buenas sobre ti es mentirte? —cuestiona enarcando una ceja.
—No...Bueno, no lo sé.
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Cumpliendo los catorce
Umor"Le miro por última vez pensando en lo erróneas que son sus palabras. -Puede que no sea una persona adulta y que tampoco es que tenga bastantes experiencias en lo que se refiere al amor pero te aseguro que sé lo que es que querer a alguien -afirmo c...