Capítulo 13. No habrá Amanecer

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-¡Muy buenas, pedazo de mierdas! ¿Cómo os ha ido? Espero que hayáis conseguido algo interesante con que llenar mi golosa pancita o en caso contrario, no vaya a ser que tenga que alimentar a Lucille con vuestras pestilentes carnes. No sabéis lo molesto que resulta tener que lavarla cada vez que se degusta un festín, la muy caprichosa...

Un hombre de cabello dorado, el cual debía ser el líder del rebaño, dio su aparición acompañado junto a otro grupo de gente que cargaba una gran cantidad de cajas repletas de víveres para alimentar a una comunidad entera durante semanas.

-¡Así me gusta, Rick!¡Esa es la actitud!Observa el abismo de lo que eras antes y en lo que te has convertido ahora!-Negan se paseaba sosteniendo a Lucille mientras sus hombres se limitaban a colocar en los vehículos cada una de las provisiones entregadas.

Ese tal Rick ahora observaba a Dasha analizando sorprendido su indumentaria, obviamente similar a la del despreciable en cuestión. Cada día que pasaba más lo odiaba. No sabía hasta cuánto podría llegar a ser posible odiar a alguien. ¿Habría algún límite?

Para su sorpresa, Negan agarró a una chica negra que llevaba el pelo recogido y la hizo arrodillarse frente a ella. Acto seguido, se situó muy próximo detrás de Dasha, cubriéndola en un abrazo, lo cual hizo que ésta no pudiera evitar ruborizarse a la vez que se sentía nerviosa. Él se había percatado de ello y por eso disfrutaba avergonzándola. Después, agarró su mano derecha con excesiva ternura para llenarla de la presencia de Lucille.

Cayendo en la cuenta de lo que estaba sucediendo, sintió que su nerviosismo crecía a pasos agigantados y miraba hacia todas las direcciones, a Rick y sobre todo a la muchacha negra que agachaba la cabeza en medio de un torrente de lágrimas sin mediar palabra.

-Mátala... le susurraba Negan al oído al tiempo que la mantenía atrapada contra su pecho y con sus manos, aferraba las suyas para indicarle el movimiento que tenía que hacer.

Dasha negó con la cabeza, atemorizada. Temblaba y le costaba hablar. Le parecía un acto de lo más enfermo, sin embargo, seguía insistiéndole mediante susurros:

-No puedo... -decía intentando desasirse de su abrazo para lograr girarse hacia él y estando cara a cara le dijo-. Por favor... no me pidas que haga esto.

-¡Pues suplícame!¡Ruégame!-le gritó él divertido para susurrar de repente-. Di que te casarás conmigo y así, de esta manera los salvamos a ella y a tu hermano eh... ¿qué te parece? ¿Te parece bien el trato?

El muy bastardo había aprovechado la situación para que ella se viera sin salida. Negan hizo que volviera a girarse, esta vez alejándose de ella y esperando a que tomara una determinación. Lucille bailaba entre sus sudorosas manos. Es cierto que nunca tuvo problemas a la hora de matar a alguien, no obstante esta vez se trataba de los amigos de su hermano. No debía hacer eso. ¿En qué bando se suponía que estaba? Fuera cual fuese la respuesta fue incapaz de realizar movimiento alguno. Aquella muchacha de raza negra lloraba sin consuelo dispuesta a aceptar su destino. Dasha se negaba a casarse con dicho cretino, sin embargo ordenó a la muchacha que se pusiera en pie, una y otra vez. Rick por su parte se veía obligado a soportar la misma situación una vez más y lloraba, pese a que no podía hacer nada; tan solo rogar por que no lo hiciera hasta que la joven, admitiendo su derrota y bajando el bate dijo:

-Me casaré contigo...

-¿Cómo? Creo que no te he oído.-dijo con una pícara sonrisa.

-Acepto casarme contigo siempre y cuando cumplas lo prometido.

El hombre negó con la cabeza alegando que la propuesta era insuficiente; que él necesitaba más de ella.

-¡No mataré a una mujer cuyo nombre desconozco!¡No me pidas eso!-se puso de rodillas y tan desesperada se sentía que se arrimó contra su pierna-. Ahora soy yo quien te ruega. No hagas que elija entre mi hermano y ella.

Negan sonrió complacido por haber obtenido lo que tanto había ansiado de aquella dulce en apariencia aunque salvaje joven en su interior. En el fondo, él sabía que ella era una asesina, pues dudaba mucho entre convertirse en su esposa o matar a aquella desconocida. Él no podía por más que sentir gozo y júbilo al mismo tiempo; y tan excitado se hallaba al haber encontrado al fin a alguien con quien de verdad se complementaba que dudaba en que pudiera transcurrir más de una noche en evitar degustarla.

-O la matas o tu hermano sufrirá el mismo destino. Casarte conmigo es un hecho después de la escenita que has montado en mi salón y ahora espero mi segunda recompensa, poner a prueba tu valor y sed de muerte. ¿No era cierto que no tenías reparos en confirmar que eras toda una experimentada en matar a personas? Ya que eres tan valiente, demuéstramelo... Me pregunto, cómo de importante es para ti la vida de tu querido hermano.

Dasha cayó de cuclillas sobre el suelo sintiendo que se mareaba y comenzó a llorar sin descontrol. Sus nervios la estaban traicionando.

-¿Esta es la muchacha dura de la que tanta gala hacías?-se reía.-¡Tan solo hazlo!

-No te sientas culpable por ello. Salva a Daryl... -pronunció la joven de cabello recogido.

-No puedo...

Negan comenzó a impacientarse:

-A ver... ¿O lo haces tú o lo hago yo? El destino que correrá será el mismo de todos modos, siempre y cuando prefieras que tu hermano no ocupe su posición. ¿Qué opinas de eso, Dasha Dixon? Rebánale los putos sesos y acabemos con este juego de una maldita vez.

Dasha tuvo dificultad para lograr sustentar sus propios pies sobre la tierra. Sentía que estaba a punto de desmayarse y Negan, siendo capaz de sentir aquella sensación la empujó para que se apresurara.

-Lo siento...-sentenció ella cerrando los ojos y a punto de estallar a Lucille contra su cráneo.

La Joven sin Voz | Negan (2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora