Capítulo 48. Escalando Gotas de Lluvia

1K 90 1
                                    

Ambos decidieron descansar de la caminata durante unos pocos minutos en una pequeña casita que habían descubierto abandonada en el interior del bosque. Negan decidió tomar el relevo de cargar al pequeño con el propósito de que Dasha se tomara un merecido descanso:

-Me duele...-se quejó ella débilmente, dejándose caer sobre uno de los pequeños sofás que adornaba la sala principal; lo que antes parecía haber sido un salón.-Es el dolor fantasma.

Se aferró el brazo izquierdo y lo acarició con la otra mano. Negan preguntó:

-¿No sería mejor que te hubieses quedado un poco más en Hilltop, querida?

Ésta negó con la cabeza y le dedicó una mirada tranquilizadora:

-Imagino que esto será cuestión de acostumbrarse, pues mi herida se halla más que sana.-explicó ella y prosiguió.-Sin embargo, el doctor me informó de que siempre sufriría leves molestias. Y pensándolo bien, no me conviene regresar, habidas cuentas de que he sido yo la culpable de tu libertad.

-En cuanto lleguemos a la comunidad, te proporcionaré algún calmante que pueda aliviar el dolor...

Se oyó un ruido repentino tras ellos, un ruido de alguien golpeando la puerta trasera con insistencia. Dasha pegó un sobresalto a causa del susto y Negan volviendo a cederle el cuidado del niño, se encaminó en dirección hacia donde se producían dichos estruendos. La muchacha en cambio, abrazaba con ternura al pequeño, al cual cubría con una mantita en ademán de protegerlo de cualquier situación lamentable que pudiese llegar a acontecer. Sin esperarlo, sentía que su cuerpo comenzaba a temblar de miedo; pero no porque ella sintiese temor por su vida sino por la del niño, el cual se había convertido en su principal prioridad por encima de la suya propia.

Por otra parte, Negan se aproximaba lentamente hacia dicha puerta caminando con leves pasos, tratando con ello de no producir sonido alguno y sosteniendo con habilidad el revólver que Dasha le había facilitado. Se aventuró con rapidez para echar un vistazo a través de la mirilla, encontrándose por sorpresa a una mujer mayor cuya mitad de su rostro se hallaba cubierto por un pañuelo. A pesar de ello, aquellos ojos le resultaron bastante familiares.

Además, pudo percibir cómo se alejaba de la puerta de manera inesperada sin apenas darse cuentande que estaba siendo observada, por lo que regresó sobre sus pasos para dirigirse hacia la cocina con el propósito de seguir vigilando por la ventana. En cuanto lo hubo hecho, sintió como la puerta de entrada se abría con violencia, apareciendo la intrusa situada justo frente a Dasha, quien continuaba protegiendo en brazos a la criatura.

-Un paso hacia atrás, ¡ahora mismo!-le ordenó a la joven.

Ésta asintió sin rechistar. No estaba dispuesta a arriesgar la vida del pequeño en base a su terquería o a una decisión errónea.

-¡Déjalos ir!-gritó Negan, procurando desviar su atención.-Si tienes que ajustar cuentas con alguien, que sea conmigo pero a ellos déjalos tranquilos. No tienen nada que ver con esto.

La mujer, obviamente sorprendida y reconociendo al instante aquella voz, dirigió una mirada de odio hacia su persona. Acto seguido, retiró el pañuelo que ocultaba gran parte de su rostro para darle a entender de quién se trataba. Negan lo comprendió enseguida:

-¿Carol?-pronunció perplejo.

-Exacto. La misma que mantuviste presa durante días en un calabozo.-sonrió ella con triunfo-.  Veo que me recuerdas; no sé si debo alegrarme o no.

-¿Cómo no acordarme de ti?-escupió Negan con desprecio.-Una de los tantos abominables intrusos que han intentado colarse en la comunidad de Los Salvadores con intención de asesinar a mis hombres. Y después para que le cuelguen la fama a uno de ser el malo de la película. Ah... deja que te diga que con el pañuelo ya me resultabas familiar.

-Debe de ser odioso para ti saber que yo seré la última persona que veas antes de morir.-sonrió ella con sarcasmo, al mismo tiempo que lo apuntaba a la cabeza con una escopeta.

-Podemos hacer un trato.-propuso él, levantando los brazos.-Al menos por ahora. Todo sea por mi mujer y mi niño; así no tendrán que presenciar mi muerte justo ahora.

-¿Acaso crees que un bebé recordará este momento? No seas estúpido.-lanzó una risa. Eso es lo más estúpido que mis oídos han escuchado jamás.

Dasha empezaba a ponerse nerviosa:

-Por favor... Carol... rogó ella.-No lo hagas...

-¡Entonces elige, querida: o tú o él!

Dasha negó con la cabeza desesperada, tratando de pensar en cómo podía detenerla.

-Nadie tiene que salir herido. Si nos dejas vivir, no te molestaremos.-dijo Negan.

-¿Y quién me asegura que no se trata más que de una artimaña para escaparte?

-Lo digo yo y con eso es más que suficiente para cumplir mi palabra.-respondió él con firmeza, mirándola con seriedad.

-Pues entonces no tendré más remedio que elegir yo misma.-sonreía sardónica.

-Por favor, no...-sollozaba Dasha. No tienes que hacerlo...

-Oh... claro que sí.-la miraba Carol con seriedad. Tu maridito no saldrá con vida esta vez, eso te lo puedo asegurar. Y será lo mejor que te haya pasado en la vida, jovencita. Él es un cáncer que se necesita arrancar de raíz. Es necesario prevenir cuanto antes que la tierra se convierta en un lugar más inestable. Créeme... algún día me lo agradecerás.

Dicho esto, la mujer hizo ademán de volver a acomodar la escopeta entre sus brazos, tal y como lo había hecho después de irrumpir la sala; no obstante a sus espaldas, Dasha soltó al bebé sobre el sofá, tomando ventaja de que ahora Carol centraba toda la plenitud de su atención en Negan, y sacó una daga que guardaba oculta en el interior de su bota derecha. En el momento en que ésta se disponía a apretar el gatillo, la muchacha arrastró con rapidez el arma blanca a lo largo de su cuello, rasgando con fuerza mientras que con su brazo izquierdo le asestaba un golpe a la escopeta, logrando así desviar la dirección del disparo hacia el techo.

Negan no pudo creer la escena que había acabado de presenciar. Sus ojos estaban abiertos como platos ante una Dasha que le pareció una total desconocida, un enigma que no cesaba en sorprenderlo. El rostro de la misma era la pura personificación de una mezcla entre furia y sed de muerte. Ni siquiera parecía pestañear. Y a pesar de que creyó que todo había terminado, fue testigo de como la muchacha se agachaba para agarrar la escopeta que unos segundos antes yacía en el suelo con el fin de propinarle no solo un disparo a la cabeza de aquella mujer sin vida, sino varios hasta que hubo agotado las balas de la recámara.

Negan sintía la necesidad de ir corriendo hacia ella para detenerla, pues ésta comenzaba a dar patadas sobre el cuerpo de Carol, la cual tenía la cabeza totalmente destrozada debido al impacto de las balas.

-¡Deténte, Dasha!¡Deténte!-gritó Negan, tratando de calmarla con desesperación. ¡Atraerás a una manada de muertos!¿Qué demonios sucede contigo?

-¡No podía permitir que te matara!-sollozaba mientras él la abrazaba y juntos se aproximaron hacia el bebé el cual ahora se había puesto a llorar, posiblemente contagiado por el llanto de su madre.-Ella en verdad iba a matarte.

Negan le obsequió con un beso y logró tranquilizarla:

-Bastaba con algo instantáneo, querida...-le aconsejó él.-...pero veo que posees sangre salvaje corriendo por tus venas, al igual que tu hermano. Por el momento, abandonemos este lugar para llegar cuanto antes a la comunidad, no vaya a ser que alguien más dé con nuestro paradero y suceda algo que ninguno de los dos deseamos.

-Negan...-susurró ella.

Éste, con el niño en brazos, se giró sobre sí mismo para encontrarse con su mirada:

-He matado a personas...

La Joven sin Voz | Negan (2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora