Capítulo 35. No eres Rival para Mí

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Comenzó una carrera eterna en dirección hacia los pórticos de la entrada decidida a no volver a dar marcha atrás sobre sus pasos. No obstante y para aumento de su enfurecimiento, estos no se movían pese a los golpes y a los gritos incesantes que profería la muchacha, fruto de su desesperación por abandonar el lugar. Viendo que tras el transcurso de los minutos, éstos seguían sin facilitar la salida, se apresuró a secar sus ojos con una de las mangas de la camisa, borrando toda huella de dolor que le fuera posible; no fuera a darse el caso de que Negan hubiera sido el principal responsable de imposibilitar su huida y que aún por encima, ahora tuviese la 'maravillosa' oportunidad de ser testigo de su lamentable estado para hacer mofa de ella. Eso era lo que menos se esperaba dadas las circunstancias.

-Duele, ¿verdad?-le decía una voz a sus espaldas. Era él, en efecto.

-¿Cómo?-preguntó ella desafiándolo con odio.

Éste mantenía su rostro serio, sin embargo supo controlar su impulsividad con admiración.

-¿Qué sabrás tú de dolor?.-decía ella con desprecio, mirándolo como si estuviese observando un trozo de estiércol.-No sabes nada de mí...

-Vamos a mi habitación.-interrumpió él sin más.- Necesitamos tratar un asunto, muchacha.

-No...-se negó ella rotunda.-Abre las puertas...

-Acompáñame...-pronunció él con tono amenazante.-No volveré a repetirlo una vez más...

-¿...o qué harás sino?¿Amenazarás con destrozar mi rostro con Lucille como siempre haces cuando careces de argumentos para defenderte o algo se escapa de las manos?¿Eso dirás?-se mofaba ella claramente ofendida; estaba furiosa y sonriente al mismo tiempo, lo cual provocó en Negan un punzante dolor, y tan insoportable se fue haciendo por momentos que tiró de ella de manera brusca, forzando a seguirlo hasta el edificio gris (como era de costumbre).

No obstante, ella continuaba resistiéndose, haciendo uso de toda fuerza de la que fue capaz y no cesaba en patalear cual niña pequeña a la que su padre le había negado su juguete favorito.

-¡Suéltame, hijo de...!

-Pagarás por haber dicho eso, jovencita.-la riñó con tono amenazante.-Creo que ya es hora de que empieces a respetarme.

-¡No tengo interés en descubrir lo denigrante que eres!¡Me provocas nauseas!

Afortunadamente, no tardaron mucho tiempo en llegar a la habitación, pues de este modo podía taparle la boca a la muchacha para que parase de maldecir. Y la mantuvo así por un instante, mientras él la observaba con ternura a los ojos a fin de mitigar su ira. Cuando hubo retirado su mano éste procedió a realizar lo que ella menos esperaba; la atrajo con rapidez hacia él él, agarró su rostro y la besó con pasión a diferencia de que esta vez, ella se oponía furiosa, empleando toda su voluntad, sus fuerzas para lograr apartarlo una y otra vez, lo golpeaba incluso... ella solo quería hacerle daño. En esos momentos, no pensaba con claridad la consecuencia que podrían acarrear dichos actos.

-¿Acaso crees que alguien como tú puede hacerme frente en semejante estado? No olvides que no puedes evitarme con una sola mano, querida.-afirmaba él mientras reía divertido.

Pero Dasha, ante tales palabras, se dejó caer al suelo sin esfuerzo, quedando de rodillas y sentía que ya no aguanta más, recordándose una vez y otra vez que dichas afirmaciones estaban en lo cierto; le sería complicado defenderse ante las adversidades futuras en su estado. Las lágrimas corrían a través de sus mejillas y no le importó que Negan fuera testigo de aquella escena. Le dolía, le dolía demasiado... y entretanto con su mano derecha, solo sabía acariciar su otro brazo, esperando poder palpar algo que le resultara familiar, aquel dolor fantasma que no parecía dispuesto a desaparecer y que todavía se hallaba oculto en su mente.

La Joven sin Voz | Negan (2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora