Capítulo 50. Pagarás por Esto

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La cabeza del cadáver estaba cubierto con una bolsa de tela para evitar mostrar la atrocidad que causó su muerte mientras que Dasha permanecía contemplando fijamente el cuerpo sin vida de la pobre mujer; lo analizaba sin apenas pestañear o decir nada. Ella era consciente de lo que sucedería a continuación en cuanto se supiera que aquel trágico suceso había sido ni más ni menos que fruto de su responsabilidad. Solo fue capaz de sentir sus pies clavados sobre la madera del suelo, al mismo tiempo que el ruido insoportable de los latidos de su corazón.


En ocasiones, Daryl lanzaba breves miradas a su hermana y después de transcurrido largos minutos, detectó una actitud sospechosa en ella, al ver que ésta no se pronunciaba.

-Espero que no haya sido ese hijo de la gran puta...

La muchacha no respondió ante aquel comentario tan grosero. Simplemente observaba cada movimiento de su hermano con cierta seriedad. Sin embargo, al ver que la joven no le daba la respuesta que él parecía desear escuchar de sus labios, se aproximó hacia ella con aire amenazante. Sus ojos todavía se veían húmedos debido a la reciente pérdida.

-¿Qué era ella para ti?-le preguntó Dasha con curiosidad.

Éste, obviamente sorprendido por tal inesperada cuestión, respondió en un susurro:

-Era una de las personas más importante de mi vida...

-¿Cómo de buena pudo ser cuando trató de matar a tu hermana y a tu sobrino, el cual era un bebé?-contestó la muchacha, mirándolo fijamente a los ojos, sin siquiera mostrar una pizca de empatía hacia él. Era obvio que mentía. Y lo hacía porque ellos jamás comprenderían que todo lo que había hecho, había sido para salvar la vida de Negan, no obstante, sabía que si se enteraban de la verdad, lo más probable sería que la mataran.

-Me niego a creer eso, Dasha. Estoy seguro de que solo intentaba matar a Negan. Carol jamás podría haceros daño a ti y al bebé. Y no me digas lo contrario, porque la conocía bien...

-¡Negan no le hizo daño a nadie!¡Fui yo quién la maté!-gritó ella sin poder soportarlo más.

Daryl abrió los ojos sin creer lo que sus oídos habían acabado de escuchar.

-¡Quería matarle a él y después a mí!

-¡No es cierto!¡No me mientas, Dasha!-pegó un grito todavía mayor logrando sobrepasar al de su hermana.-Créeme que como lo hagas, pagarás por esto.

-¿Y...?¿Acaso crees que me importa?-se reía ella mordaz.-La he matado en defensa propia. Le hemos insistido por las buenas que nos dejara marchar tranquilos, que nada le íbamos a hacer, pero ella se negó en rotundo. Es más, se comportó como una estúpida y ya venía con ademán de acabar con nosotros. ¡Y no me importa si no me crees!¡Cree a quien quieras, cree a los de fuera como siempre has hecho!¡No te importa tu hermana ni nunca te ha importado!¡Apuesto a que preferirías que ahora mismo mi cuerpo ocupara su lugar!-la muchacha comenzó a llorar.

Rick, quien antes estaba sentado en el sofá con la mirada perdida, se puso en pie para decir:

-Lo siento mucho, muchacha... pero no me fío de ti ni de tus intenciones. Si tomas la decisión de quedarte en nuestra comunidad, me veré en la obligación de encerrarte.

Ella estaba perpleja y regresó la mirada hacia Daryl:

-¿Vas a permitir que encierren a tu hermana tan solo porque la he matado en defensa propia?

-¿Hay algo que debas decirme sobre Gabriel?-le espetó por sorpresa.

Dasha asintió con la cabeza, acercando su rostro para pronunciar con total seguridad:

-También lo maté.

Él fue incapaz de articular palabra. Se sentía demasiado triste como para hablar y decidió sin más irse a dar un paseo.

Aquella noche, Dasha ocuparía el lugar que antes había ocupado Negan durante diez largos meses. La muchacha, a pesar de la claustrofobia que le provocaban los lugares cerrados de dicha índole, supo mantener el tipo y aguantar el chaparrón. Para que el tiempo pasase con más rapidez, se acostó sobre la diminuta camilla y cerró los ojos en el intento de quedarse dormida. Se preguntaba cómo pudo haber sido capaz Negan de dormir en un lecho tan frío y pequeño.

Pasaron las horas...

... y la sala continuaba oscura. Dasha lloraba por la impotencia, por el hambre que sentía y al parecer, no había nadie dispuesto a traerle una bandeja o tan siquiera nada que beber. Por un momento, se sentía tan triste e incluso depresiva, que no le importaría morir. Si dispusiera de una cuerda, no dudaría dos minutos en enrollarla alrededor del cuello para dar fin a su vida. A pesar de que mostraba firmeza en su exterior, por dentro, sus ganas de vivir en aquel mundo, se iban minando lentamente.

Sus pensamientos se desvanecieron cuando escuchó la puerta abrirse. Era Carl.

La Joven sin Voz | Negan (2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora