Capítulo 17. El Cambio

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Para tranquilidad de ésta, Sherry había informado que aquel bastardo ridículo le había dado carta blanca para reunirse a diario con su marido. Es cierto que según la teoría de ésta, Negan había adoptado un cambio evidente en su forma de comportarse y pese a que Dasha no había permanecido ni un mes conviviendo en la comunidad de Los Salvadores, la evolución de su conducta comenzaría a acentuarse con el devenir del tiempo.

Así, transcurrieron dos semanas en las que reinó la armonía más absoluta. La joven había sido provista de cierta independencia la cual había decidido no desaprovechar y en tanto aguardaba las tardes sumida en infinitas conversaciones con los trabajadores, compartiendo experiencias relacionadas a técnicas de supervivencia, agricultura, ganadería, etc... No tardó en entablar nuevas amistades para dejar de sentirse cada vez menos sola.

Por otra parte, si al principio no hacía más que resentirse porque se hallaba constantemente acosada, ahora en cambio parecía experimentar justo lo contrario. Las reuniones con Sherry disminuyeron drásticamente, Dwight no parecía molestarse en velar por sus necesidades, no había vuelto a ver a Daryl y Negan brillaba por su ausencia o mas bien por su indiferencia hacia ella.

<<¡Basta!>>, pensó francamente exhausta.

La muchacha, cansada de aquella maldita indiferencia y a causa de la impotencia de no poder reunirse con su hermano, decidió tratar de averiguar su escondite aunque ello le costara su propia vida. Para ello acudió a Sherry, quien le indicó el camino que debía recorrer para encontrarse con él.

-Pienso que no deberías inmiscuirte en esto, Dasha.-le aconsejó preocupada.

-Es mi hermano...

Y haciendo caso omiso fue en busca de él. Para ello no tuvo que verse en la necesidad de realizar un recorrido excesivamente amplio. Tan solo tuvo que bajar unas escaleras, atravesar tres largos y oscuros pasillos y al final del último, torcer hacia la derecha; la primera puerta al fondo girando a la derecha, ahí se hallaba su hermano encerrado.

-¿Daryl?-llamó ella para comprobar que en efecto se trataba de la persona que se encontraba encerrada en aquella habitación. La respuesta no se hizo esperar:

-Dasha...-susurró él débilmente y apenas audible.-No deberías estar aquí.

-No me importa... Me apetece charlar contigo.

-Sabes que hay gente constantemente vigilando esta zona. No tendrán reparos en matarte si descubren que estás aquí.

-Daryl, ya basta.-regañó ella.-No me va a pasar nada puesto que no estoy haciendo nada especial. ¿Es que acaso no puedo acercarme a charlar con mi hermano? Estás encerrado y tan solo me sentaré en el suelo para hacerte compañía.

Éste se temía lo peor ante la osadía de su hermana pequeña. Era una actitud sin duda familiar. La joven tomó asiento apreciando el gélido frío del suelo atravesar la tela de sus pantalones.

-¿Sabes una cosa, Daryl?-éste no contestó aunque no por ello dejó de restar atención ante las palabras que su hermana se iba a aventurar en soltar.-Mamá nunca cambió. -hizo una pequeña pausa tratando de tomar aliento y prosiguió.-El día a día era siempre lo mismo; en cambio, papá salía de trabajar, bebía y cuando llegaba a casa era mejor estar en cama durmiendo o de lo contrario me esperaría una paliza dando como resultado un ojo morado por una semana entera; y si era el caso en que mi actitud fuera un poco más rebelde que de costumbre o tan solo llegara a atreverme a protestar, me ganaría un sangrado de nariz o una siesta en la camilla del hospital.

Daryl, impactado ante tal confesión, agachaba la mirada pese a que la oscuridad de la habitación era invadida por ligeros rayos de luz exterior que reflejaban su rostro palidecido por el encierro y en este momento, invadido por la angustia.

-¿Ahora entiendes porque ha habido ocasiones en las que os he llegado a odiar tanto a ti como a Merle?

Las lágrimas acudieron al rostro de la jovencita:

-Me he sentido tan sola... que ni siquiera contaba con alguien que me apoyara en aquellos momentos.-cerraba los ojos mientras sus mejillas ardían por las desgarradoras lágrimas.-Me pasaba los años soñando con que alguien me rescatara de aquel infierno; soñando con que algún día todo llegaría a su fin hasta dejar de convertirse en la realidad que tanto detestaba a convertirse en una pesadilla del pasado... Y a veces siento que mis palabras han sido tomadas en cuenta... el infierno ha llegado pero ellos ya no están aquí para volver a hacerme sentir infeliz.

-He intentado buscarte. Ellos nunca me han dejado...-susurró él con desasosiego.

-No dudo de tus palabras, hermano.-afirmó ella para tranquilidad de Daryl.-Solo quiero que sepas que ahora mismo me encuentro bien y que a pesar de que en esta ocasión seas tú el que se haya visto encerrado, quiero que sepas que intentaré ayudarte dentro de lo posible. En cierto modo, he venido a hablar contigo porque necesitaba hacerte saber que no te guardo rencor alguno; que fuera lo que en realidad haya sucedido, creo en ti.

La Joven sin Voz | Negan (2017)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora