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Cuando el mundo se torno gris y la tristeza bañó la tierra, Banyan supo que algo andaba mal.

Sus alas no le permitían volar mas rápido debido a la fuerte lluvia que azotaba la tierra. Una lluvia extraña, una tormenta anormal que solo tenia una explicación.

Ve hacia abajo y distingue al grupo de brujas que corren en el bosque esquivando los arboles, cegadas por la ira. Una de ellas grita haciendo estremecer la tierra.

Criatura abominable, piensa el ángel mientras vuela a toda velocidad siguiendo el punto blanco que se distingue en la oscuridad.

Un rayo ilumina el cielo, el trueno le sigue de cerca. Banyan, en toda su existencia, jamas había visto tal fenómeno. Le preocupa. Le inquieta lo que puede pasar si las brujas de abajo se enteran quien esta provocando aquello

Mas rayos rompen el firmamento y casi ciegan a Banyan con su brillo, sin embargo acelera, dejando atrás a la brujas y bajando a tierra hacia aquel minúsculo ser que se escabulle entre los arboles del bosque.

Cada vez mas cerca comienza a distinguirla, pero ni un ápice de su preocupación desaparece. Una chica de cabello blanco como la nieve y tan delgada que es la definición de esquelética huye en cuanto lo ve. Sus ojos negro demasiado grandes para un rostro tan inocente.

-espera, detente -exclama Banyan, pero la chica solo grita y sigue corriendo con todas sus fuerzas. Su cabello esta electrificado, el ángel puede ver la electricidad fluyendo por su cuerpo.

En un momento ella pierde las fuerza y cae de rodillas. Al final se escuchan los alaridos de las brujas.

-no me lastimes -dice la chica, apenas un murmullo -. Solo quiero salir de aquí

-es peligroso, Kalliope -dice Banyan sin poder ocultar la ansiedad. Se inclina sobre la niña, no mas de diez años de vida y ya debía soportar aquello -. Estas sin control

-me duele -murmura ella comenzando a llorar

-lo se -dice el -puedo ayudarte. Se como hacerlo.

-¿Por qué lo harías?

Ella lo mira apenas, sus ojos cerrándose con cansancio. Un rayo cae del cielo a pocos metros de ellos. Kalliope extiende la mano hacia donde este acaba de caer y sonríe.

-no me hace daño -dice -. ¿Cómo es eso posible?

-eres una nephilim, una heredera elegida por los ángeles para proteger esta tierra y a sus criaturas.

-ellas no merecen protección -susurra justo cuando las brujas parecen bramar como animales.

-debemos salir de aquí -dice Banyan.

Unas serie de rayos y truenos surcan el cielo. Las brujas lanzan gritos de jubilo.

-ellas no te harán nada, Kalliope.

-¿Cómo estas seguro de ello?

-yo soy Banyan, tu ángel guardián. Jure ante los cielos y el mundo celestial que te protegería.

Con esas palabras sus ojos parecen brillar mas, sin embargo esta muy débil para continuar una conversación.

Banyan coge a la niña en brazos, no mas pesada que una pluma y se eleva en los aires antes que sus perseguidoras los encuentren.

Cobija a la pequeña en sus brazos y usa toda su energía para contenerla. La tormenta empeora por un momento que parece eterno, pero finalmente, esta comienza a amainar. Kalliope se remueve en los brazos del ángel, inquieta por el exceso de poder.

Las brujas lo hicieron demasiado pronto. Si el hubiera estado allí, si el hubiera advertido antes el peligro, nada de esto hubiera pasado. Las brujas eran impacientes y ahora no dejarían en paz a su nuevo juguete.

Kalliope era apenas una niña, su rostro demostraba la inocencia pero también el sufrimiento de su corta vida. Banyan se culpaba por cada cicatriz, cada lagrima, cada gota de sangre que Kalliope había derramado y recibido.

El grito de las brujas se alza mas fuerte cuando la tormenta amaina al fin. A medida que la electricidad deja de correr por las venas de Kalliope, esta se calma. Banyan suspira aliviado cuando la lluvia no es mas que una suave llovizna.

Agita sus alas dirigiendo su curso hacia aquella casa escondida entre el follaje de los arboles. El hogar de Kalliope por tantos años. El sabe que las brujas no la dañara ahora. Es demasiado valiosa para ellas.

Banyan mira hacia abajo apretando a la chica contra su pecho, sosteniéndola con todas sus fuerza. Ella nunca ha tenido un amigo, una familia que le entregue aquello que los humanos tanto ansían. Sin embargo, esta noche, la noche en que todo se decidió el también toma una decisión.

Kalliope no estará sola nunca mas.

Hija de tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora