Capítulo 24

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La biblioteca esta, al igual que el palacio de los mil cristales, en la parte céntrica de Angelorum. A solo unas calles del palacio.

Es un edificio grande, con la forma de un cubo con un enorme ángel en el techo. Tiene al menos cuarenta pisos de altura y ocupa una cuadra completa en su ancho. La puerta principal es de cristal pulido con grabados en plata.

Sabiduría y orgullo, es la frase que reza el enorme cartel de piedra tallada que hay sobre el marco de la puerta.

Kota me abre la puerta y se hace a un lado para dejarme entrar primero. Mis mejillas se calientan, le agradezco y paso.

La recepción está compuesta por un escritorio amplio donde diez personas contestan teléfonos y mandan papeles por cientos de tubos instalados en la pared. Miro impresionada todas las puertas que rodean el lugar. Hay un ajetreo de gente, todos llevan libros y papeles en las manos. Las puertas apenas logran cerrarse del todo.

—bienvenida —me dice Kota. Nos acercamos al mesón, veo a una persona conocida allí.

—hola —digo. La mujer que saludo alza la vista y me sonríe.

—Kalliope —exclama. Se pone de pie para tomarme el rostro y darme dos besos —. Nieta mía.

Le sonrío. No recuerdo su nombre, pero sé que es mi abuela, la conocí en aquella cena.

Pasa cinco minutos insistiendo en acompañarme a las estanterías, pero Kota le aclara que solo venimos por los libros del curso. Ella nos da un mapa enorme de la biblioteca y un par de identificaciones.

—no es bonito que te confundan con un interno —me dice —, comenzaran a darte trabajo.

Luego de todo eso, por fin entramos a las estanterías. Detrás de las puertas, hay escaleras, un infinito de escaleras. Pero lo que más hay son estanterías, llenas todas de libros.

—esto... esto es... —murmuro.

—¿grande? —dice Kota sonriendo —. No te preocupes, me las conozco de memoria.

—iba a decir grandioso —digo. Ahora que lo pienso, hace tiempo que no tengo un libro en mis manos. Algo fundamental en mi vida a escaseado y yo ni cuenta me he dado. Tantos problemas... la vida se va en un segundo.

—sígueme —dice él.

Gira a la derecha y comienza a correr por los pasillos. Lo sigo de cerca, manteniéndole el ritmo sin dificultad. Nos detenemos en un pasillo, aquí no hay tanta gente, solo un par de nephil que hurgan en las estanterías.

—¿Qué buscamos? —le pregunto a Kota

—libros de dones, tenemos que aprender todo lo posible sobre tu don.

Asiento y comienzo a ver las estanterías a su lado. le voy mostrando varios títulos, pero ninguno lo convence. Tomo uno que parece bastante antiguo, lo abro y olfateo. Como extrañaba este olor.

—¿Qué tipo de libros te gustan? —la pregunta de Kota me sobresalta. Me sonrojo cuando volteo a verlo, está observándome fijamente.

—leo de todo —digo —, las brujas tenían muchos, me los leí todos... pero mis favoritos son las novelas de aventuras. Me hacen... soñar.

—los libros cumplen esa función —sonríe —. ¿no tienes ninguno aquí?

—nunca he tenido un libro propio.

—¿Qué hay de las novelas de romance? ¿no te gustan?

—depende. Algunas son muy...

—empalagosas... —ríe.

Hija de tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora