Capítulo 21

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Me lanzo a sus brazos. Él me toma de las mejillas y me da un beso profundo y suave

—¿Qué haces aquí?

—¿Qué hago aquí? —sonríe —. Vine a verte, obvio —me besa otra vez —¿me extrañaste?

Asiento con una sonrisa tan grande que creo que se me va a partir la cara. Esta aquí, justo frente a mí. pensé que ya me había olvidado, pero no. aun no puedo creer que lo tenga enfrente.

—ahora podré visitarte más seguido —murmura apoyando su frente en la mía —. Mi princesa...

Lo abrazo por la cintura, quedándome entre el calor de sus brazos. No me había dado cuenta de lo mucho que lo he extrañado. Gustav ha sido mi primer amigo, y ahora es mucho más que eso ¿Cómo llegamos tan lejos? La verdad no lose y mucho menos me importa. Cuando estoy con él, todo lo demás desaparece.

—tengo tanto que contarte —murmuro —. Todo ha cambiado tan rápido...

—te creo —sonríe —. No tengas dudas del revuelo que las gemelas nephil han ocasionado —frunce el ceño —. ¿Qué se siente?

Me encojo de hombros.

—no lo sé —murmuro —. Es mi hermana, nada más.

Su ceño sigue fruncido. Me observa con detenimiento sosteniéndome de la mano. ¡como extrañaba eso!

—te ves... diferente —dice —. No sé qué, pero pareces distinta.

Me siento distinta. Recién me doy cuenta de la verdad. Llevaos varios minutos aquí y no me he sonrojado aún. Pienso que se debe a la costumbre, pero es mucho más que eso. Kota aparece en el borde de mi mente.

—ahora soy de la Orden de Miguel —le informo con el corazón hinchado de emoción —. He estado entrenando.

—¿miguel? —pregunta confundido.

—si —asiento —. También me sorprendió, pero ahora estoy aceptándolo.

—¿Qué querrá Miguel contigo? —pregunta —¿estas segura que nadie manipulo las fuentes?

Frunzo el ceño. no está reaccionando como esperaba. Parece un poco decepcionado, enojado. Retrocedo un paso.

—¿Qué pasa? —le pregunto.

—¿recuerdas lo que te conté el otro día? ¿en Slighting?

Claro que lo recuerdo y se lo hago saber asintiendo. Sin embargo, no he comprendido sus palabras. Los nephilim que he conocido han sido amables y siempre demuestran estar al servicio de los demás.

—¿Quién te entrena?

Un toque en la puerta me evita tener que responder.

—Kalliope —la voz de Banyan llega desde el otro lado de la puerta —, ¿estás bien? Ya es hora de irnos.

—¿Quién es? —me pregunta Gus.

—luego te explico —murmuro —. Debo irme —lo abrazo —, te veo después.

Él me toma por la cintura y me da un beso en los labios. Un beso posesivo y pasional como nunca antes. Gus siempre es delicado y tierno, todo lo contrario, a ahora.

Me suelta, dejándome contrariada. Sacudo la cabeza y salgo rápidamente al pasillo. Banyan tiene el ceño fruncido cuando me enfrento a él.

—¿estás bien? —pregunta.

—si —asiento. Se acerca un poco más a mí y olfatea mi cabeza.

—¿has tenido entrenamiento con Kota?

Hija de tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora