Capítulo 23

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Aurora me espera recostada en su cama. Mi madre me da un beso en la frente y nos deja a solas en la pequeña habitación.

Nos quedamos en silencio un largo momento, cambio el paso de mi cuerpo de un pie a otro. Cuando todo se vuelve casi insoportable, tomo aire.

—lo lamento...

—lo siento...

Ambas reímos nerviosas. Me acerco hasta ella para sentarme junto a ella en la cama.

—lamento haberte golpeado —le digo —. Nunca lo había hecho, espero que no me guardes rencor.

—no, yo lo siento —dice ella —. No debí haberte dicho aquello, soy muy terca, debo aprender a escuchar a la gente.

—lo de terca no puedo refutártelo —sonrío. Eso la hace reír —. Te quiero ¿sabes? Solo quiero que este bien.

—nunca he tenido una hermana —comenta —. Es lindo saber que al menos alguien me dirá la verdad sin importar que.

—creía que Paris tenía esa misión...

—ella ha estado algo ocupada —suspira —. En este momento fue a buscar a Scarlet.

—¿Cómo lo llevas? Digo... lo de Kamel... y lo que paso

Se encoge de hombros, pero las lágrimas instantáneas traicionan su aparente indiferencia. Me acerco para abrazarla. No sé exactamente por lo que está pasando, pero sé que no debe ser nada fácil.

Siempre he tenido mis sospechas sobre Banyan, nunca imagine que fuera tan grave. Ahora solo queda esperar para saber qué sucederá. Además, no sabemos hasta qué punto Banyan llego para ser castigado.

—solo espero que Scarlet me aclare todo —murmura aurora en mi cuello —. Si te soy sincera, aun no lo comprendo del todo.

—debes descansar —le digo —. Mañana encontraras una solución.

—quiero que estés conmigo. No puedo enfrentar esto sola. En especial si él...

—estaré —digo como una promesa. No la abandonare ahora, no cuando más me necesita —. Estoy segura que no es nada tan grave. Solo fue un beso.

Ella no dice nada, pero puedo notar como suspira resignada.

Espero hasta que se duerme para encaminarme a los baños para asearme. Siento los músculos tensos y el cansancio en mi cuerpo es abismal. Sé que Kota vendrá mañana, o más bien hoy, por mí. por un momento tengo ganas que lo haga. Dicen que el ejercicio es bueno para liberar estrés y yo tengo mucho.

Me meto en una de las piscinas vacías. No sé cómo, pero cada vez que vengo, el agua está caliente. Uno de los muchos misterios que hay en este lugar.

Cuando siento que he estado demasiado tiempo en el agua, salgo de la piscina, me seco y visto y salgo devuelta al dormitorio. Todo está en completo silencio y a oscuras. Me acuesto sin hacer ruido.

_____♥_____

—todo es cuestión de practicar —me dice Kota en la mañana —, esta vez quiero que intentes usar tus poderes.

—no quiero causarte daño —digo. Enarca una ceja.

—la arrogancia no te queda. Déjasela a los profesionales.

Me sonrojo. él es, como siempre, el primero en atacar. Mis reflejos han evolucionado en todo este tiempo, por lo que no me cuesta bloquear sus ataques.

—tu padre me conto que despertaste en un arranque de ira —comenta mientras entrenamos.

—dijo la verdad.

Hija de tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora