Capítulo 14

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Mi hermana cae dormida en la cama, dejándome aturdida. Siento que todos saben algo que yo no y eso me perturba.

—será mejor que dejemos a tu hermana descansar —dice Gus tomándome de la mano —. Nos iremos cuando tú quieras, pero ella debe recuperar un poco el sentido. Estamos lejos de casa y la transportación la alteraría mucho.

Asiento, comprendiendo la situación. Además, si llevo a Aurora en esas condiciones... ay ángeles, espero que Kamel nunca se entere de esto sino, como dice Lucy, ¡ardera Troya!

Atia sale de las ultimas de la habitación. Cierra la puerta con llave y me la entrega en la mano.

—avísenme cuando se vayan —dice —, hay un baño dentro, pero será mejor que la vengas a ver de vez en cuando.

—gracias —murmuro sinceramente. Ella me sonríe, saluda a Gus y desaparece por el pasillo.

El pasillo esta vacío, ya no quedan parejas. Me sonrojo pensando en el espectáculo que debimos haber dado.

—debí haberla vigilado —murmura Gustav a mi lado.

—nunca hubiera imaginado que se comportaría así —le digo. El parece preocupado, tiene la expresión seria y tensa. Le toco el brazo para llamar su atención —. Estará bien. Mañana solo tendrá jaqueca y una reprimenda. No morirá por ello.

Él sonríe, pero la preocupación y la culpa no abandona su mirada. Le sonrío y aprieto su mano pensando en alguna forma de hacer que olvide esto por un rato.

—vamos a bailar abajo —le propongo.

—¿sabes bailar? —me pregunta.

—no... ¿tu?

—he aprendido muchos bailes. Prefiero los caribeños.

—enséñame entonces —digo antes que me abandone la valentía.

La única vez que he bailado fue a los seis años. Pero Lucy y yo solo improvisamos y no tuvimos mucho tiempo. Esta vez es diferente. Mis palabras lo entusiasman, antes que me dé cuenta él me está llevando escaleras abajo hacia donde varias personas bailan.

La música cambia en ese momento y Gustav me toma de la cintura. Me sonrojo al principio, pero luego dejo que me guie y yo consigo relajarme hasta que ya no sé cómo, pero se me hace muy fácil.

No estamos tan juntos como las demás parejas, veo que el respeta mi espacio, sin embargo, no dejamos de tocarnos y seguir el ritmo de la música.

No se cuánto tiempo estamos así, apenas si me doy cuenta de lo que pasa alrededor. Gustav me hace reír, burlándose de algunas parejas a nuestro alrededor. Lo miro todo el tiempo a los ojos, admito que me gusta verlo así, tan relajado y feliz.

Realmente espero y deseo que esto no acabe nunca. Pienso en el mañana y anhelo otro futuro encuentro. El no solo es guapo, sino que también simpático y me hace sentir especial. Pasa toda la noche atento a mí, incluso cuando me acuerdo de mi hermana me acompaña a verla.

Luego me olvido de ella, de todos los problemas y el estrés que últimamente he tenido. Gustav es un bálsamo a mis problemas. Vemos a Verónica bailando en un momento con uno de los chicos.

—espero que no se hayan enfadado por haberlos dejado solos —digo por sobre la música.

—créeme, ahora somos la menor de sus preocupaciones —murmura Gus a mi oído.

Un cosquilleo recorre desde mi cuello hasta el bajo de mi espalada. Siento sus manos en mi cintura viajar hasta mi espalda.

—ya me dio calor —murmuro.

Hija de tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora