Capítulo 17

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Respiro, nerviosa por lo que vaya a suceder. Me paro frente al círculo. Miro a mi padre que abre el cofre y saca una cinta morada y un velo transparente. Ata la cinta a mi muñeca derecha y coloca con delicadeza el velo en mi cabeza.

—representan y son testigos de esto: Alexei de la Orden de Miguel —todos son nombrados otra vez y van haciendo el mismo proceso de antes. Dejan una gota de su sangre en las fuentes.

Cuando le toca a Sharline de la Orden de Orden de Jofiel, ella me da una sonrisa tranquilizadora y una mirada curiosa.

Kota, que se ha mantenido al margen durante toda la ceremonia de mi hermana ha adelantado a los demás y se ha puesto en primera fila. No interfiere con los líderes que pasan al frente, pero tampoco me es indiferente su presencia. Una sonrisa juega en la comisura de sus labios, pero sus ojos están serios y fríos.

Dante también se da cuenta de su presencia y se tensa visiblemente a mi lado.

—¿Por qué esta aquí? —susurra a mi padre. Él lo mira.

—compórtate, Dante —lo regaña. Casi me da un ataque de risa. Mi hermano siendo regañado como un niño pequeño, espero que Aurora lo haya notado.

Cuando mi madre pasa a dejar su sangre en la fuente, me fijo que le dedica una mirada significativa a mi padre. El solo asiente casi imperceptiblemente.

—entra al círculo, Kalliope —dice el presentador —. Arrodíllate ante el poder de los ángeles y abre tu alma para que te vean.

Hago lo que dicen temblando ligeramente. Estoy tan nerviosa que me sorprende no caerme de bruces. Miro hacia el frente y respiro profundamente intentando calmarme. La imagen de Gus me viene a la cabeza y una alegría melancólica me embarga al recordar nuestro beso. Fue el mejor día de mi vida, pero al mismo tiempo, termino como una verdadera pesadilla.

No me permito pensar ahora lo que habrá pasado. En cambio, dejo mi mente en blanco, me alejo de la realidad y de todo lo que me rodea. Una pequeña corriente me hace cosquillas en los huesos. Me asusto, pero no dejo que el miedo me domine. Respiro profundamente otra vez calmando mis sentimientos.

Un extraño y agradable calor me rodea como un manto, mi energía emerge desde dentro de mi ser y se manifiesta sin controla mi alrededor. Un campo de fuerza se forma a mi alrededor, la energía crepita y estalla, emanando de mi como una pequeña tormenta. Espero el dolor, esa horrible sensación de perder el control y ser consumida lentamente y sin piedad. Sin embargo, nada de eso llega. Al contrario, es como si la electricidad fuera parte de mí y buscara consuelo conmigo.

La sangre en las fuentes está flotando y poco a poco comienzan a bajar y hundirse en el fondo. Al final solo queda una con un manto rojo en la superficie. El agua comienza a hervir, pero no con tanta fuerza como lo fue con mi hermana.

Pasan un segundo eterno antes que todo se calme y vuelva a tener el control sobre mi poder. La electricidad vuelve a mí. respiro profundamente en la tranquilidad repentina. Un pequeño pitito suena en mi oído por un par de segundo antes que pueda levantar la cabeza.

Kota me mira desde su lugar incrédulo. Los demás murmuran sobre lo que ha pasado. No sé a qué Orden he sido llamada, miro a mi padre a mi lado. el sonríe con algo que noto como orgullo en sus ojos.

—los ángeles han decidido y han aceptado a Kalliope —dice el presentador llamando otra vez al silencio en el salón. Lo líderes de las razas se miran unos a otros con confusión, pero los nephilim presentes se dedican a murmuran con emoción.

Alexei de la Orden de Miguel llega frente a mí con su expresión impasible. Toma el frasquito que le tienden y moja su dedo con aceite.

— yo, Alexei de la Orden de Miguel, te recibo a ti Kalliope y te nombro por la gracia del ángel Kalliope de la Orden de Miguel —pasa su dedo aceitado por mi frente. Estoy sudando, pero eso no evita que se adhiera el líquido espeso a mi piel —. Honor y gloria.

Hija de tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora