—ya les estoy preparando habitaciones en casa —dice Astra sonriente. Nos tiene a mi hermana y a mi sujetas de las manos —. Espero que logremos conocernos mejor. ¡oh! Buscare a la mejor modista de la ciudad ¿Cuál es su color favorito?
Aurora y yo compartimos una mirada desconcertada. Nuestro padre tose sonoramente, apurando a nuestra madre. Dante esta con él, ambos con sonrisas esperanzadoras.
—ya es hora de irnos, amor —murmura Muriash —. Tendremos toda la vida con ellas.
Astra parpadea reteniendo las inminentes lágrimas. No quiere que la veamos llorar otra vez. Suspira, nos besa la frente a cada una y da la vuelta para situarse junto a su marido.
—tienes razón —sus tacones resuenan en el mármol mientras camina. Mi padre la ayuda a salir.
—cuídense —murmura Muriash mirando a Dante. Mi hermano lanza una mirada furtiva a mama.
—ella...
—estará bien —sonríe Muriash —yo me encargo de tu madre —se acerca a nosotras y nos da a cada una un fuerte abrazo —. Nos vemos luego, mis princesas —murmura.
Con nostalgia lo veo salir por la puerta, siguiendo a mi madre en su camino hacia los caballos que esperan.
Cuando dejamos de oír los cascos resonando en la gravilla, cerramos la puerta y entramos en la sala. Kamel espera allí junto a Banyan. Ambos parecen enfrascados en una conversación que interrumpen cuando nos ven entran.
Banyan me sonríe, se acerca y me da un abrazo.
—¿Cómo estás? —me pregunta.
—bien —murmuro.
Aurora esta tensa a mi lado, mira fijamente a Kamel, pero este no le devuelve el gesto. Miro a Banyan en busca de una explicación, pero él está muy ocupado retando a Kamel. Al final, el ángel resopla y sale por la puerta trasera al patio. Aurora se apresura a seguirlo.
—iré a dormir —digo mientras los veo salir.
—buenas noches —me dice Banyan. Da la vuelta y me deja sola. Seguramente necesita hablar con mi hermano.
Doy un último vistazo por el cristal y me apresuro a subir las escaleras. Corro por el pasillo y entro en mi habitación cerrando rápidamente la puerta.
Busco en mi armario mi bolso que traje de París y hurgo en el hasta encontrar un tubo alargado color celeste. Tiene una esfera de cristal más grande que mi puño en un extremo. Al tenerlo en mi mano hago una mueca de duda, pero mi vacilación solo dura un segundo.
Voy hacia la ventana que da al patio trasero de la casa, pego un extremo del tubo en el vidrio y lo sujeto firmemente con ambas manos.
Respiro profundamente y me concentro. Poco a poco, la esfera que apunta hacia mí se vuelve clara. No pasan ni diez segundos cuando veo a mi hermana junto a Kamel. Ambos se encaran, parecen estar discutiendo.
Sus voces llegan a mí.
—no puedes comprenderlo —dice Aurora —. ¿crees que esto es fácil para mí?
—mi trabajo es protegerte. ¿sabes lo que me sucedería si algo te hubiera pasado? —gruñe Kamel con los puños apretados —. Tengo mucho en juego...
—no es mi culpa, yo no te pedí.
—yo tampoco te pedí.
Se quedan en silencio, retándose con la mirada. Veo a mi hermana entrecerrar los ojos.
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Hija de tormenta
FantasyAurora tiene una hermana, su gemela, aquella que según le han dicho quiere hacerle daño. Kalliope pasa de ser una joven huérfana a tener aquello que siempre ha anhelado y temido. Libertad. Pero pronto aprenderá que la libertad tiene un precio y debe...