El Desfile de los Corazones Silenciados

Capítulo 34: Nuestra WeColor

Jack's POV

"—¿Qué pasó con eso de no poder dejar a Landon cómo capitán del equipo de fútbol? Si sigues haciendo esas estupideces cómo juntarte con esos raros, o provocar una pelea con Landon en el medio de la cafetería, te lo advierto hermano, muy pronto terminarás de la misma forma que ellos —comenzó a sermonearme Sam al separarme del grupo para poder hablar tranquilos.

Yo lo miré echando humo por las orejas.

  —¿Y dejar que el idiota siga pasando por encima a los demás, haciéndolos sentir como basura, es mejor? Créeme Sam, he estado actuando como un cobarde todos estos años, tratando de no hacer mucho caso a lo que Landon y compañía provocaban en esta escuela, pero ya me harté. ¿Quieres seguir ese camino? Nadie te detiene, pero yo comenzaré a actuar. Al diablo con la pirámide social —contesté moviendo mis brazos con euforia y manteniendo mi ceño fruncido en una expresión de enojo que hasta a mí me sorprendió.

—Tirando a la mierda tu reputación no los ayudarás, sólo lograrás estar en su mismo lugar. ¿Crees que lograré sacarte de ese enrollo entonces? —Puso su mano en mi hombro tratando de calmar mi furia, y me habló con mucha seriedad, pero yo no podía creer lo cegado que estaba mi amigo.

Me deshice de su mano con violencia y me di la vuelta.

—¿Qué crees? Ya no me importa mi reputación. Ya no tengo trece años y necesito ser adorado para sentirme bien conmigo mismo —declaré de espaldas hacia él, y luego volví con los que eran mis compañeros del grupo de apoyo."

Eso es lo que había pasado en el almuerzo luego del enfrentamiento con el capitán del equipo.

Aún no entendía cómo mi amigo había caído tan bajo. De todas las personas del equipo, de él era de quién menos lo esperaba. Hasta ahora, Samuel me había apoyado en mis convicciones, se daba cuenta de que lo que hacía el grupo de Alex estaba mal, y que alguien debía ponerle un alto. Sin embargo, a la hora de actuar, ahora veía que él no se atrevía a bajar su ego de la nube de la popularidad.

  Landon no sólo intimidaba a quienes no tenían derecho de expresión en la escuela, su estupidez alcanzaba niveles que nadie parecía percibir.

   Alex Landon y compañía tenían el poder sobre toda la escuela, y eso debía cambiar.

El timbre que marcaba el fin de clases, sonó, permitiéndome salir del aula luego de que el profesor de psicología se despidiera de nosotros.

Dejé mis libros en mi taquilla y me cambié a la muda de ropa informal blanca, es decir, short y remera que había podido conseguir a unas cuadras de la escuela en el recreo antes de la última hora.

Skylar nos había dicho que consiguiéramos eso costara lo que costara, vaya uno a saber por qué. Lo único que teníamos claro era que era imprescindible que lo tuviéramos para filmar.

Hecho eso, me dirigí al estacionamiento para encontrarme con los demás.

No fui el primero en llegar. Poppy ya estaba esperándonos, vestida también de short y remera blancos, cosa muy rara en ella, ya que hasta ahora, jamás se había separado del negro.

Se encontraba de brazos cruzados, apoyada contra su camioneta, escuchando música y desconectada de la realidad.

Desde atrás le apoyé ambas manos sobre sus hombros con la intención de asustarla. Sin embargo, lo único que logré, fue que se sacara los audífonos y girara lentamente hacia mí.

—Tienes medio segundo para quitar tus asquerosas manos de mí —habló en un tono de voz bajo y desafiante.

—Dime, ¿existe algún momento del día en el que estés de mejor humor? —Reí yo mientras hacía lo que me había pedido y me colocaba a su lado.